Prólogo

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Hola, mi nombre es Alexander tengo dieciséis años y esta historia comienza hace aproximadamente diez años sin que yo me percatara.

Mi padre se llama Joe Parker y fue un soldado del ejército de los Estados Unidos. Él era un acróbata, así se les llama a los soldados con gran agilidad para el movimiento y combate, también están los halcones y los tácticos. Mi padre era de los mejores acróbatas del mundo, para mí, el mejor.

El día que dejó de ser un militar decidió formar una familia con una mujer que se llama Amanda Willow- apellido de soltera -Se conocieron cuando eran jóvenes, más o menos mi edad pero por distintas razones se separaron un tiempo mientras mi papá estaba en el ejército. De ese matrimonio salió un hermoso y sensual bebe, yo. Con el tiempo fui creciendo y noté que mi papa no estaba satisfecho con lo que hacía la policía. Todas las noches salía a ver un viejo amigo y regresaba al día siguiente agotado y golpeado.

Poco después de que mi padre empezará con las salidas nocturnas se empezó a correr un rumor en las calles de NY, dos justicieros salían por las noches a ayudar gente y claro yo no era un niño tonto, rápidamente me di cuenta de que ese justiciero era mi padre, el otro ni idea. La gente los apodo Kibo- esperanza en japonés según Google traductor - y Zygmun- defensor de la victoria en alemán.

Mi padre había empezado bastante viejo con esto de los héroes y por lo tanto decidió entrenarme a mí cuando tenía nueve años. Me llevaba a una ferretería abandonada a entrenar por cuatro horas diarias y probablemente te preguntes "¿cómo alguien puede entrenar en una ferretería?" pues déjame decirte que se puede, usas las cadenas que hay en el techo para escalarlas, las viejas cubetas de pintura la utilizaba como blanco para lanzarles estrellas ninjas- un hombre se las regalo a mi papa -entre otras cosas.

Al principio me costaba mucho trabajo y me cansaba demasiado rápido. En los combates cuerpo a cuerpo caí inconsciente un par de veces, mi padre me enseñó varios puntos débiles del cuerpo los cuales utilice más adelante contra el.

Un papa normal le regalaría un juguete a su hijo en su cumpleaños, pero el mío no era ni la N de normal, me aumentaba una hora de entrenamiento por cada cumpleaños. Llego un punto en el que me volví mejor que el, ya podía ganarle en una batalla cuerpo a cuerpo cuando cumplí doce años.

A pesar de la edad de mi padre el no dejaba de salir en las noches a luchar por el bien y cada noche yo me despedía de él dándole un fuerte abrazo con el miedo que no regresará y él me respondía diciendo "te veo en la ferretería por la mañana"

Un día yo llegue a la ferretería como era costumbre y al ver que no llegaba empecé a entrenar sin el. Después de una hora de entrenar solo fui por un aperitivo a un local que se encontraba cerca y en el televisor que tenía el local vi lo peor que pudo haber pasado. Él canal que sintonizaba la tele eran las noticias donde se podía ver un edificio que se había quemado durante la noche y abajo se podía leer "Cuerpos de Kibo y Zygmun son encontrados incinerados" por 'suerte' la cara quedo destrozada y no la podían distinguir. La policía se quería llevar los cuerpos para saber sus identidades reales pero la gente pidió por respeto de ellos y los familiares que los sepultaran de inmediato, con todo y traje.

En el funeral de mi padre había tanta gente que no se supo quienes eran sus familiares. Cuando toda la gente se fue yo permanecí un momento bajo la lluvia observando la lápida de mi padre "Kibo; el primer superhéroe" tenía inscrito, después de un rato un hombre de tez morena se me acercó y me dio una palmada en la espalda para posteriormente entregarme un maletín y decirme.

-Tu padre me pidió que te lo entregara, ábrelo cuando el momento de usarlo llegue.

El hombre sin más se alejó y me dejó atónito ¿cómo sabía que yo era su hijo? pero bueno después pensé en que algún día les mostró una foto mía en el ejército y se me pasó.

Hoy tres años después te pido que me acompañes en esta gran historia, así que ¿me acompañas?

X: Un Nuevo Héroe (En CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora