Capítulo 4

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Me levanté con un dolor de cabeza bestial. Pero hay algo que me sacó del trance y alivió el dolor. Una preocupación mayor. No tenia ni idea de donde estaba. Observé que yacía acostada sobre una cama doble, desecha, y en una habitación completamente blanca y enorme, con unos pocos muebles. Me percaté de que llevaba puesta una camisa azul cielo, que claramente no era mía, sino de chico. Me quedaba enorme, y debajo llevaba unos boxers. Pero tenía mi ropa anterior puesta. Todo esto estaba generando en mí una angustia terrible. ¿Dónde estaba? ¿Que había hecho? ¿Por qué mi ropa estaba tirada por la habitación? Joder, no puede ser que haya hecho... No. Imposible.

Cogí el móvil de mi bolso y estaba apagado, completamente descargado. Mierda. Ni si quiera sabía que hora era. Abrí la puerta de la habitación, la gran casa estaba en silencio. Bajé las escaleras y llegué a un pequeño salón dónde habían muchas botellas tiradas en la mesa y en el suelo. "Qué desastre" pensé.

Entonces oí una voz proveniente de la cocina. Oía algunas palabras en español y me acerqué a la puerta.

-Si, me too, te quiero my love, nos vemos cuando llegue. -dijo, mezclando los dos idiomas-.

Cuando colgó el teléfono me asomé. El chico estaba de espaldas, me vio y gritó. Cuando me reconoció suspiró.

-Miranda, pero, ¿qué haces aquí? -dijo-.

Carlos, era Carlos. Menos mal. Estaba en casa de los chicos. Ya me acordaba. Las chicas se fueron pero al no poder cargar conmigo de lo borracha que estaba, me dejaron aquí. "Qué capullas" pensé.

-Joder, Carlos... Yo... -me temblaban las piernas y comenzaba a tener ganas de llorar. Sentía como se me llenaban los ojos de lágrimas. -No me acordaba de nada, no sabía que hacía aquí, no.. No se.

Estaba a punto de desplomarme cuando Carlos me agarró y me llevó al sillón apartando todas las botellas.

-Cálmate, no pasa nada. Solo me asustaste. No hay ningún inconveniente con que estés aquí. No sabía que te habías quedado, simplemente. Anoche me fui a la cama antes que nadie para llamar a mi esposa, pero nadie me dijo que estarías aquí. -me explicó-.

-Lo siento. Es que yo y el alcohol y también las fiestas, no es que seamos muy amigos. Nunca había tenido resaca y si no me llegas a traer al sillón, me hubiese desmayado. -dije y reí para ocultar mi nerviosismo-.

Él me sonrió con ternura.

En ese momento entraron James y Kendall y se me quedaron mirando.

-Buenos días Miranda, ¿ya estás mejor? -dijo Kendall-.

-Por lo menos ya está despierta. -dijo James-.

-Si no llega a ser por Romeo... -bromeó Kendall sentándose a mi lado-.

Logan. ¿Logan me habrá visto así?

-¿Y Logan? ¿Qué pasa con él? -dije yo-.

-A ver, anoche estuvimos jugando hasta las tantas y bebiendo también. Tu te quedaste dormida y las chicas no podían cargar contigo hasta la facultad. Así que Logan dio la idea de que te quedarás aquí. Él te subió a su habitación, te puso su ropa y durmió contigo. Salió hace una hora, a las ocho, a comprar algo de desayunar para todos. Ya debe de estar al llegar. -me explicó James-.

Espera, Logan me había cambiado la ropa. Osea, me había visto en ropa interior. Es el único tío que me ha visto en ropa interior. Y estando borracha encima.

El ruido de la puerta me sacó de mis pensamientos. Por ella entró un sonriente Logan, vestido con bermudas, deportivas, una camisa de asillas, gorra con la visera hacia detrás y gafas de sol. Les dio los buenos días a todos y me sonrió. Me dio un beso en la cabeza de forma muy tierna.

-Voy a hacer un desayuno para cinco con lo que he comprado, no tardo. -dijo y se dirigió a la cocina sin decir más nada-.

Sin pensarlo me dirigí a la cocina y lo vi de espaldas, cortando fruta. Sin pensarlo y en un acto reflejo me dirigí hacia él aún de espaldas, y le abracé por la cintura. El dio un respingo. Pero acarició mis manos con dulzura y se dio la vuelta.

-¿Y ese gesto? -dijo-.

-Por todo lo que has hecho por mi, por lo del avión, por cantar esa canción tan bonita en la fiesta, por cuidarme mientras estaba ebria y por llevarme a una habitación a dormir. Gracias. Eres un superhéroe. -dije-

El rió y me acarició con dulzura la cabeza. Se acercó a mi oído y susuró en el suavemente.

-Es lo menos que podía hacer. Tu me regalaste tu presencia mientras dormíamos. -me dijo-.

Yo ruboricé ante su gesto.

Le ayudé a preparar el desayuno y llevamos los cereales, la fruta y el zumo al salón. Comimos y conocí un poco más a los chicos. Supe que Carlos hablaba en español con su esposa porque ambos eran hispanos. Y que estaban esperando un bebé. El tenía muchas ganas. De los demás chicos supe que estaban solteros. Y que habían dejado el grupo de música y la serie por la que se habían hecho famosos pero ellos seguían quedando y ayudándose con sus proyectos en solitario. Parecían muy buenos amigos y eso me enternecía. Luego les conté cosas de mí, aunque no muchas. Me escuchaban atentos. Eran muy simpáticos. Subí arriba a cambiarme de ropa y me maldije a mí misma sabiendo que no podía volver a ponerme el vestido y los tacones para volver a casa. Me tumbé en la cama pensando cuando alguien tocó la puerta. Me incorporé y la cabeza de Logan asomó por la puerta. Entró y cerró. Se sentó a mi lado.

-Oye, ya se que no tienes otra ropa pero... Puedes ir así y puedo buscarte unos tennis. O puedes pedirle a las chicas que traigan ropa para ti. -sugirió. -Hagamos eso.

Asentí y me tendió el cargador del móvil. Lo conecté viendo que tenía varias llamadas perdidas de Raquel. Le puse un mensaje a Macy, pidiéndole ropa de ella, ya que solo yo poseía la llave de mi habitación. Dejé el móvil sobre la mesa pero inmediatamente recibí una respuesta afirmativa por parte de Macy. Me senté de nuevo al lado de Logan. Estuvimos varios minutos callados, pero yo rompí ese silencio.

-Siento que solo te he causado molestias -dije-. Y me gustaría disculparme por ello...

Me cogió la mano.

-Me encanta que me causes problemas. No hay nada mejor para mí que estés aquí. Que me causes algo. No ser desconocidos. Eso para mí no se definiría como "causar problemas". -dijo-.

Se puso de cuclillas delante de mi, entre mis piernas, y subió su mano por mi muslo hasta rodearme la espalda. Nos quedamos mirando por un largo rato. Sin decir nada, solo miradas. Solo esa sonrisa tan bonita. De repente la puerta se abrió de par en par. Carlos.

-Chicos las chicas ya... -nos miró-. Mierda, siento interrumpir. Mierda.

-dijo cerrando-.

Y de repente se oyó: ¡Casi los pillo besándose! Para la próxima llamo a la puerta.

Logan y yo reímos. Él me dejó sola para que las chicas vinieran. Ambas entraron y Laura cerró la puerta tras ella.

-Comienza el interrogatorio. Ya. -dijo Macy-.

Laura me tendió mi ropa mientras yo les contaba lo que había sucedido desde que me levanté. Me terminé de arreglar.

-Joder, Miri, ahora vas a bajar, vamos a estar ahí todos juntos, hablaremos y vas a enamorar a ese hombre. Ese hombre es tuyo. -dijo Macy-.

-Así es nena, ese no se escapa. Vámonos. -dijo Lau y abrió la puerta-.

-Guideon tampoco escapó. -Dijo Macy-.

Lau ruborizó. Cuando llegamos al salón me di la vuelta.

-Ya hablaremos las tres, ligonas. -dije-.

-Se quejó. -me dijo Lau-.

Nos sentamos todos en el salón. Comimos, hablamos y luego fuimos a la playa. Mientras los chicos cogían olas, nosotras nos sentamos a hablar en la arena. Hablamos de como Guideon le había declarado a Laura su amor anoche en la casa de los chicos, antes de que se fueran. De como Drake y Macy se habían besado. Y de como Logan y yo no podemos dejar de mirarnos. Les comenté que me gustaba pero que no sabía si él quería algo o solo era atracción.

Tan mía (con Logan Henderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora