Tan mía (con Logan Henderson)

Capítulo 22

-Raquel, pasa, quería hablar contigo. -dije-.

Ella pasó y se sentó en la cama.

-Tranquila, no diré nada de que él está aquí ni de qué él es tu novio. Hasta que vosotros lo digáis. -dijo ella-.

-Eres tan lista como Miranda. Gracias Raquel, lo diremos cuando sea el momento. -dijo Logan-.

-Claro que es tan lista como yo. Es mi hermana. -le dije-. Te he echado de menos.

-Y yo a ti. Pero quería pedirte... Pediros. Un favor. -dijo ella nerviosa-.

-Dispara. -le dije-.

-¿Podría venir esta tarde mi... Novio. Un rato? No vamos a hacer nada, solo es para hablar tranquilos. -dijo-. ¿Me cubrirías? -preguntó-.

-¿Tu novio? ¿Quién es tu novio? -le dije-.

-Un chico de mi clase, te lo presentaré. Se llama Santi. ¿Puede venir? -me dijo-.

-Sí, dile a Santi que puede venir solo hasta las ocho. A esa hora eres mía. Lea quiere verme y vamos a cenar, y no te voy a dejar sola en casa, así que iremos los cuatro. ¿De acuerdo? -dije yo-.

-Sí, gracias de verdad Mir. Ojalá te quedaras más días. -me dijo-.

Sentí un pinchazo.

-Ojalá. Aprovechemos estos días Raquel. Nada de lamentarse. -le dije-.

-Chicas, me voy a dar una ducha. Ya vengo. -avisó Logan y se fue, dejándonos a mi y a Raquel solas en mi cuarto-.

Me tumbé en la cama, y ella a mi lado.

-¿Y bien? -dijo mi hermana-.

-¿Cómo qué y bien? -le dije-.

-¿Qué tal es? -me dijo, refiriéndose a Logan-.

-Es... Genial. Es perfecto, y lo quiero mucho. ¿Sabes? Yo no soy de coger cariño tan rápido cuando hablo con un chico. Pero él es... Diferente. Todo ha sido diferente esta vez. -le expliqué-.

-¿Te has acostado ya con él? -me dijo-.

-Sí, si lo he hecho. -contesté-.

-¿Y que tal? -preguntó-.

-Las primeras veces me sentía torpe. Pero ahora bien. -le dije-.

-Me gusta mucho que sea tu pareja. -me dijo-.

-Raquel... ¿No eres virgen ya, verdad? -le dije-.

Ella se quedó callada unos segundos.

-¿Cómo lo sabes? -dijo-.

-Eres mi hermana, Raquel, para mí eres transparente. -le dije-. ¿Hace cuánto? ¿Con quién? ¿Dónde? -pregunté-.

-Hace... Quizá una semana. Con Santi. En mi habitación. -me explicó-.

Le di un abrazo.

-¿Te trató bien? -le dije-.

-Muy... Muy bien. Me gustó. -me dijo-. Pero quiero tomar la píldora, como tú. -contestó-.

-Yo empecé con la píldora por el descontrol de la regla... No creo que mamá me hubiera permitido tomármela por el hecho de poder mantener relaciones. -le dije-.

-Eso es verdad. Bueno... Iré a cambiarme de ropa y hacer deberes pendientes. Gracias por la charla. -me dijo-.

Antes de que se fuera. La llamé.

-Raquel, ten cuidado cuando venga ese chico esta tarde. ¿Vale? Haced lo que queráis, pero con moderación. ¿Me explico? -le dije-

Ella se ruborizó.