Extra 1:

527 26 0
                                    

Este capitulo es un poco... diferente, yo se que me entienden.

Así que me leen bajo su consentimiento jajajajajaja.

Narra Mir:

Cinco años antes de la actualidad...

La vida con 20 años es un desastre. Hace un par de semanas fue mi cumpleaños numero 20, empecé el tercer año de carrera y Logan cumplió 29 años. Siento que la vida me desborda. Cada vez tengo más trabajo que hacer, cada vez veo menos a mis amigos, y cada vez hablo menos con mi familia, porque me siento agobiada. Por suerte lo tengo a él. A Logan. Logan hace que lo malo no sea tan malo, vacía mi mente completamente, sabe como abrazarme con más fuerza que nadie, sabe reunirnos a todos de nuevo.

Logan lo sabe todo. Es el mejor compañero de vida que pudo tocarme, y no quiero que se vaya nunca, quiero estar a su lado siempre.

Me levanté de la cama, estaba sola en casa. Era sábado, y Logan estaba en el estudio. Esa noche había dormido en ropa interior, así que para bajar me puse una camisa y me quité el sujetador, así bajé a hacerme el desayuno.

Entré en la cocina y puse música bajita, y me dejé llevar por ella.

-Buenos días, pequeña. -oí-.

Me di la vuelta y ahí estaba él. Pantalones de chandal, camisa de asillas, zapatillas. Su sudor hacía su piel brillante, y me fijé en sus musculos, en su torso, en su totalidad. Su anatomía era perfecta.

Se acercó a mí sin vacilar. Me agarró por las caderas y me subió en la encimera, colocándose entre mis piernas. Sonreí.

-Buenos días. ¿Acabaste? -le dije-.

-Si te refieres al ensayo, si, y los chicos se fueron a casa de Carlos, y si te refieres a nosotros, no, solo acabo de empezar. -susurró-.

Reprimí un gemido.

-Estás preciosa. -dijo-. Eres una chica mala, paseándote por casa así... -revisó mi cuerpo de arriba a abajo-. Me vas a causar un paro cardíaco.

-Logan... -dije, y no se por qué me sentí estúpida, pero no podía pronunciar nada más-.

Puse mis manos al rededor de su cuello y lo miré de frente, él acercó mis caderas a las suyas tirando de mis piernas y me hizo jadear. Su sonrisa se hizo notar.

-Me encanta provocar esto en ti, nena. Hay tantas cosas que te quiero hacer... -me dijo-. Se que amas que te hable sucio. Así que quiero que sepas que estoy a punto de volverme loco si no me dejas estar dentro de ti. Dime que puedo estar en tu interior. Dime que me amas. Reclámame. Dímelo. -me pidió. Sonaba desesperado-.

-Te quiero dentro de mí, Logan. Te amo... -le dije-.

No bastó nada más para que me llevara al salón.

-Pienso arrancarte toda la ropa en un segundo, Miranda. -me advirtió-. Pero antes, ìenso jugar contigo.

Su erección se hizo notar contra mí y me mordí el labio. Él me miró y caminó hacia la habitación, cerrando tras de él la puerta.

Me besó con tanta ferocidad que me dolieron los labios.

-Ahora déjame hacer, Miranda, no te muevas, quiero jugar con mi chica mala.

Su mano se coló por mi ropa interior y dos de sus dedos entraron en mí con rápidez, haciendo que mi espalda se arqueara en la cama.

-Estás muy mojada, nena, y todo es para mí. Hoy he tenido un día horrible. -aumentó el ritmo-. Y he llegado a casa queriendo ver a mi chica, y la he visto inclinada en la cocina, en ropa inteior y notando con placer que esa es solo una de las dos prendas que lleva... Eres preciosa, Mir, preciosa y mía, solo mía... -susurró, y aumentó de nuevo el ritmo-.

Ahogué un grito de placer notando que me venía.

-Logan... ¡Logan! -susurré, y sentí como todo en mí estallaba-.

-Eso es nena, esto es para mí, solo para mí... -me dijo-.

Y por qué no, yo también quise jugar. Me levanté y me apresuré a besarle, los dos de rodillas en la cama. Poco a poco nos dimos la vuelta sobre nosotros mismos y me acabé tumbando sobre él.

-Me toca a mí. Tu día mejorará. -le dije-.

-Esa es mi chica. Mi chica... -gimió-.

Su camisa y sus pantalones desaparecieron tán rápido que apenas me di cuenta de habersela quitado, y seguidamente me la quité yo.

Sus manos fueron a mis pechos y solté un gemido, alto, sin reprimirme. 

Me balanceé sobre su erección para luego bajarme de él y dejar salir su miembro al exterior, para calmarle con la mano.

-Así, nena, así... -me dijo-.

-Sigue tú. -demandé. Él me miró-. Sigue.

Le dejé vía libre para que se diera placer con la mano mientras me deshacía de su ropa interior del todo, y de la mía. Me apresuré a volver a él. Pero fue más rápido y me puso bajo él.

-Pídemelo. Pídeme lo que quieres. -me dijo, acariciando mi zona más sensible con su miembro-.

-Logan... por favor. -supliqué, me estaba volviendo loca-.

-Vamos Miranda, te lo daré si me lo pides, nena. -me dijo-.

-Joder, Logan, hazme el amor. -le dije-.

Y justo en ese momento entró en mí sin ningún tipo de aviso.

Hacer el amor con Logan era como tocar el cielo por completo, como tocar y tener lo que siempre has anhelado. Lo decíamos todo, en silencio. Me llenaba. Logan me llenaba por completo, encajábamos, nos uníamos. Mis manos divagaban por su espalda, y las suyas me rodeaban, como una cárcel, pero me sentía protegida.

-Logan... -le dije-.

-Ya voy a terminar, nena. -contestó-.

-Amor, te amo tanto... -le dije-.

-Estoy enamorado de ti, mi niña.

Y con esa frase, terminó. Me abrazó fuerte y pasó sus manos por mi cara.

-Mi niña mala... -me dijo-. Te amo.

-Te amo. -contesté-.


Tan mía (con Logan Henderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora