Meredith

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Cenicienta recorrió el reino, por todos los pueblos por los que pasaba, iba haciendo algo para ayudarlos y estos, agradecidos, le daban su total lealtad.
Ya habían recorrido todos los territorios de montaña, ahora solo quedaba andar para llegar al mar.
-¿Cuamto falta?- pregunto Añil por décima vez.
-Como siga preguntándolo juro que le doy una coz- relincho Lumia ganándose una mala mirada de Añil y una risa de Cenicienta.
-Chicos, detrás de esa hilera de arboles esta el mar- dijo Cenicienta emocionada
Y así era, justo pasaron esos altos arboles, una gran playa se hizo dar a conocer y un gran mar azul ocupaba todo el horizonte.
Cenicienta bajo de Lumia y dejo que ellos fueran a explorar. Mientras tanto, se sentó en la blanca arena y empezó a recitar un hechizo del que solo con la primera palabra, aparecieron colores en el aire
-Ocho poderes, llenos de dones, mostradme lo que mi corazón pide, lo que mi corazón ama, lo que mis ojos no pueden ver- una neblina azul apareció ante ella, dando lugar a la imagen del palacio. Sus siete amigos sentados en los tronos, un trono estaba vacío y ponía su nombre. Los seis estaban hablando animada mente, mas había uno, Peyton, que miraba al horizonte con la mirada triste y perdida. A Cenicienta se le rompió el corazón al verle así, pues añoraba ver la sonrisa egocéntrica que asomaba en otros tiempos sobre sus labios. Suspiro e hizo desaparecer la neblina con un gesto de su mano. Los tiempos habían cambiado, ella lo sabia, y aunque ganaran la batalla, ya nada seria lo mismo.
Estaba sumisa en sus pensamientos cuando oyó el grito de sus amigos, se levantó rápidamente y corrió hacia donde se veía asomar un humo blanco.
Cuando llego allí, lo que vio, extrañamente, no la sorprendió. Ante sus ojos, tenia otro invitado de sus claros enemigos, quienes habían tardado en volver a hacerse presentes.
-¿Que herraduras es eso?- dijo Lumia asustada
-Meredith- dijo Cenicienta, quien en el palacio había estudiado las diferentes criaturas de Tafansy- guardiana de los mares
-¿Ella no era una leyenda?- dijo Añil incredulo- ¿y una buena leyenda? Porque al parecer esta quiere vernos muertos.
-Eso también creía yo- dijo Cenicienta mirando a la criatura. Era una mezcla de caballo con pez, dejando así de cabeza a torso el caballo y la cola de un pez. Su cuerpo estaba recubierto de escamas brillantes de color aguamarina. Tenia branquias y aletas sustituyendo sus crines, en resumen, era una magnifica criatura.
-Hola- intento hablarle Añil- que sepas que soy muy pequeño, yo primero me comería al caballo y luego a la humana- dicho esto se escondió debajo de una piedra bajo la mala mirada de Lumia.
-Meredith- la criatura se quedo mirando a Cenicienta fijamente.
-¿Acaso sabéis mi nombre?- dijo esta
-Por supuesto, oh gran guardiana- dijo Cenicienta- yo soy Dama Blanca y esta yegua es Lumia, y aquel de allí es Añil
-Mi amo me envió a acabar con vosotros- dijo Meredith- una lastima, pues me agradabais.
-¿Desde cuando la guardiana de lo mares deja que la den ordenes?- la desafio Cenicienta
-Desde que su pueblo esta en peligro- dijo Meredith
-¿En peligro?- contesto incrédula
-Mis criaturas no pueden vivir sin agua, pues morirían. Mi amo secara estas aguas si le desobedezco- respondió con tristeza.
-Desobecele entonces- dijo Cenicienta- si hace lo que tu me dices prometo devolver las aguas a este mar- vio como la criatura titubeaba y prosiguio- ¿acaso vale mas la palabra de un vil y cruel traidor que la de la reina legitima?- cuando termino los ojos de la criatura se veían asombrados, se inclino ante ella y cuando lo hubo hecho, el mar se vaporizó.
-Lo que tengas que hacer, hazlo ya- dijo Meredith viendo a su pueblo intentando aguantar con vida.
-Agua salada, de la profundidad amada, sal a llenar, para poder la vida marina restaurar- dicho esto, la tierra empezó a temblar y de la tierra salieron fuertes chorros de agua que llenaron la superficie de un agua cristalina.
Salieron variadas criaturas a la superficie y empezaron a vitorear a Meredith.
-Esto no es obra mia- dijo ella, luego miro a Cenicienta y dijo- es de nuestra
-Dama Blanca, no quiero que me vean con respeto y lealtad solo por ser su reina- la interrumpió ella
-Es Dama Blanca- continuo dándole una sonrisa. El pueblo marino vitoreo su nombre para minutos después volver a zambullirse bajo las olas. Meredith miro a Cenicienta y dijo- eres y seras una reina sabia, mis mas mayores respetos Cenicienta. ¿Hay algo que el pueblo del mar pueda hacer por vosotros?
-Gran Meredith, los respetos son mios. Como ya sabes, una guerra va a comenzar. Me gustaría que los habitantes marinos batallaran por la paz a nuestro lado.
-Sin duda lo haremos mi reina- dijo Meredith- mas hay un problema, ningún mar o lago llega hasta el Gran Palacio.
Cenicienta se quedo pensando y se dio cuenta que era verdad. Así que ideo un plan.
-¿Cuanto tardariais en llegar allí?- cuestiono Cenicienta
-Si hubiera agua no tardaríamos mas de medio dia, somos veloces- anuncio ella
-Bien, preparaos para un viaje al atardecer- dijo Cenicienta- un río os llevara hasta un gran mar que ha aparecido al lado del palacio.
-Como desees- dijo Meredith
-Os preguntaran de donde venis- dijo Cenicienta- diles que la ayuda viene en camino, soys un adelanto de Dama Blanca
-¿Adonde iras?- dijo Meredith
-A la tierra donde nació Lunia, allí dicen que vive el gran Tafansy
Meredith rio- debeis pasad esta costa y crizar por un puente de piedra a una gran isla verde, alli es. Sin duda un buen amigo mio es ese gran Tafansy, se alegrara de verte, es un poco cabezón, nunca pierdas la esperanza.
-La esperanza es lo único que no se debe perder- dijo Cenicienta con una sonrisa asintiendo
-Buena suerte mi reina- dijo Meredith
-Buen viaje buena amiga- dijo Cenicienta al tiempo que Meredith se zambullía en el agua.
Luego se giro hacia Añil y Lumia y les dijo- sigamos, no debemos demorarnos, hay poco tiempo- subió a lomos de la yegua con Añil en el bolsillo, en busca del paraíso de los corceles, en busca de Tafansy, en busca de la salvación.

El Poder de AMAR (#2CYTZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora