Lo ultimo que se pierde es la esperanza

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-Cenicienta, ¿donde estamos?- pregunto curioso Añil.
-En la cueva donde retienen a tus amigos, los custodia una ninfa- le susurro ella.
-Ahora debes callar o nos descubrirán- le regaño Tafansy
Cenicienta se asomo y volvió al lugar de sus amigos.
-Hay dos guardias y la ninfa. Dejadme esto a mi, creo que se que tengo que hacer.
Camino por los los conductos de la celda de piedra y cuando los guardias se giraron ella los encerró en una caja de hielo.
La ninfa, quien la había visto, la miro curiosa.
-¿Quien eres?- dijo ella
-Dama Blanca- dijo Cenicienta
-Ah ya se, la reina legitima- dijo burlona- ¿viene su majestad a liberar a sus súbitos?
-Pues si- se encogió de hombros
-El pueblo de las ninfas no obedecemos ordenes
-No es una orden, es una petición, a cambio obtendrías algo
La ninfa la miro interesada y la incito a seguir- te escucho
-Podría darte algo que quisieras. He oído que toda ninfa quiere poseer un objeto que la caracterice
-Has oido bien
-Buen, pues esta es mi oferta- en sus manos apareció una flauta de pan- esta es la misma flauta de pan que usaba Peter Pan y los niños perdidos en su libro. Se que lo conoces, ya que las ninfas se caracterizan por saber los clásicos.
La ninfa la tomo entre sus manos e hizo sonar la canción típica de Peter Pan. Miro a Cenicienta y dijo- trato hecho- luego se fue con su flauta de pan a otro lugar de la cueva, y desde lejos, se la oía tocar con ella.
Cenicienta fue silenciosa hasta la celda de los amigos de Añil e hizo aparecer una lleve con la misma forma de la cerradura. No se veía nada desde fuera porque la cárcel era opaca, pero cuando abrió, miles de criaturas pequeñas y moradas, parecidas a Añil salieron de ahí corriendo.
-Ehh, Añil- le llamo Cenicienta en un susurro
Uno de ellos la oyó susurrar el nombre de su amigo y grito- tumbuscuos Añil eas- pero lo que mas sorprendió a Cenicienta es que entendió lo que dijo, "Añil esta aquí"
-Tumbuscuoustus leadrus eas- dijo Añil "estáis aquí amigos"- sumbes Cenicienta, lealis manurques- señalo a Cenicienta diciendo "es Cenicienta, reina legitima.
Todos miraron a Cenicienta, quien sonrió y se arrodillaron frente a ella.
-No hacen falta los honores, espero estéis todos bien- dijo Cenicienta.
En ese momento apareció Tafansy en la escena y todos se quedaron mirándolo con la boca abierta, hasta que uno de los mas jóvenes del pueblo hablo- we Tafansy, sumbes Tafansy, ¡eas!- " por Tafansy, es Tafansy, ¡aqui!" dijo mientras todos le mostraban sus respetos.
-Bien, pueblo, tenemos que ir a palacio, una batalla va a comenzar- dijo Cenicienta.
Ellos asintieron y dijeron a la vez- ¡we Tafansy!- "¡por Tafansy!"
Todos corrieron hasta la salida hasta que Cenicienta se dio cuenta de una cosa.
-Oye- les llamo- ¿como vamos a llegar?
-Mi pueblo puede ir solo, somos pequeños pero ágiles y nos deslizamos bien por todos los terrenos- dijo Añil- tu montaras en mi lomo- de seguido se convirtió en el majestuoso dragón.
-Yo iré corriendo- dijo Tafansy, y cuando Cenicienta iba a montar sobre Añil, la paro- falta algo antes de llegar- tendió su cuerno hacia ella y la toco con el. De repente Cenicienta estaba cubierta por un vestido blanco y una capa del mismo color.
-Dama Blanca...- susurro.
-Ahora te diré lo que haremos- dijo Tafansy haciendo reunir a todos a su alrededor.

En el palacio todos estaban entrenando. Peyton luchaba contra una cobra de agua, desde que llego a Tafansy, sus músculos habían ido en aumento, pero no solo eso, su carácter y mentalidad había madurado.
Tras un ultimo golpe de agua, derribo al animal. 
-Buen golpe, mi majestad- dijo la cobra recomponiendose y haciendo una reverencia para marchar.
-Gracias, espero no haberte hecho mucho daño- dijo mientras caminaba adentro del palacio.
En el, le estaba esperando el mayordomo de palacio.
-Señor Peyton, recuerde que hoy es la inaugura ion de la guerra, y por tanto, haremos el festival de honor al que deberá asistir- Peyton le sonrió y le dio un gracias por recordárselo.
Fue caminando hasta la biblioteca real. Desde que llegaron hasta que se marcho, Cenicienta había pasado el mayor de su tiempo en este lugar, ella en verdad amaba leer.
Recordó lo que, en el otro mundo, le había dicho Cenicienta que hacia.
Paso sus dedos por los libros, mas no hubo nada que le llmara la atención. Probo con mas estantes, y al final se dio por vencido.
-Te extraño Cenicienta- dijo mirando a la gran bóveda que decoraba el techo.
-Todos la extrañamos- dijo Caperucita dándole un abrazo- mas tengo el presentimiento de que hoy volverá, loco, ¿verdad?- dicho esto se fue de allí seguida por su fiel lobo.
Peyton no había contestado la pregunta, ya que extrañamente, el tenia la misma impresión.
Salio de la biblioteca cerrando con cuidado la puerta y se dirigió a su habitación. Allí se puso el traje de rey y su corona, que meses antes le había otorgado el Oráculo. Se fijo que en la vitrina de al lado, descansaba la de Cenicienta, intacta. Nadie la había tocado desde entonces. Ella se marcho sin ella, dejándola así, como un doloroso recuerdo de su partida.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por su fiel mayordomo, quien le avisaba que la ceremonia iba a empezar.
Respiro honod y asintió. Antes de salir de ahí, miro por ultima vez la corona, deseando que por Tafansy, su dueña llegase pronto, mas ya había perdido la esperanza de que eso sucediese. Al principio pensó que Dama Blanca seria ella, pero tras la descripción de Amab de una chica morena, le había delatado que no era su amada Cenicienta, quien su piel era blanca como la leche.
Y como se dice, lo último que se pierde es la esperanza.

El Poder de AMAR (#2CYTZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora