Gerard lo evadía, sabía que lo hacía.
Frank había intentado hablar con él más de una vez. Ya había transcurrido casi una semana y media desde la malograda visita a su hogar, luego de haberlo encontrado llorando en el parque, pero al parecer los papeles se invirtieron y ahora era Gerard quien lo evitaba a él. Jamás pensó que alguna vez sería evadido por Gerard Way, el chico raro de su vecindario, aún menos después de haberle confesado que sentía algo por él. Pero estaba sucediendo y por alguna razón eso molestaba a Frank. Uno simplemente no puede evadir a una persona sabiendo que potencialmente puede gustar de ti, era injusto. Aunque hablando con honestidad, Frank había sido el primero en jugar con los sentimientos de Gerard, claro que no lo había hecho con malicia, pero lo hizo de todos modos y ahora sabía cómo se sentía. Y era horrible.
— Tierra llamando a Frank —murmuró Mikey en su oído, probablemente notando que no le había estado prestando atención por los últimos minutos. Frank salió de sus pensamientos y miró al chico de lentes a su lado.
— ¿Qué?
Mikey hizo una mueca— Has estado actuando muy extraño últimamente, ¿sabes? Tal como si tu mente estuviese en otra parte. En la escuela también has estado muy callado, ¿te sucede algo, Frank?
— No. Solo... Estoy algo distraído, supongo.
— ¿Seguro que es eso? Porque si necesitas hablar...
— Mikes, estoy bien. En serio. ¿Podemos seguir con los ejercicios, por favor? —pidió Frank a su amigo, queriendo terminar con la tarea y así poder regresar a su casa, para luego hundirse en su miseria de nuevo.
— Bien, supongo que podemos.
— Gracias —suspiró Frank, volviendo su vista a su cuaderno.
Se encontraba en casa de Mikey, realizando su odiosa tarea de matemáticas. Ray no había podido venir con ellos debido a su cita con el médico, así que solo estaban ellos dos. Sus padres regresaban el domingo de Florida y Gerard tampoco estaba en la residencia, pues lo había visto salir por la puerta principal apenas llegó. No sabía si la causa del porque se fue era él, tampoco sabía porque se empeñaba en evadirlo, pero lo odiaba.
Permanecieron en silencio unos minutos más, hasta que Mikey decidió volver a indagar en el viejo tema con el cual venía atormentándolo desde hace ya mucho tiempo. Nunca se detenía.
— Entonces, el asunto con mi hermano... —comenzó, pero Frank rápidamente lo interrumpió. Se puso de pie.
— Necesito ir al baño —se excusó Frank. En realidad no quería volver a ser interrogado con las decenas y decenas de preguntas de Mikey, no esa vez. Mikey le miró de forma algo sospechosa, pero Frank no culpaba al chico si le parecía que su comportamiento era extraño cada vez que traía a discusión el tema con su hermano, puesto que hasta él mismo sabía que actuaba de forma esquiva.
— De acuerdo, aquí te espero —murmuró, pero Frank ya había comenzado a subir los escalones de par en par.
Al llegar arriba soltó un bufido que no sabía que tenía contenido, sin embargo, en lugar de dirigirse al baño como dijo que haría tomó otro camino diferente. La puerta de la habitación de Gerard estaba semiabierta y Frank se adentró dentro. Sabía que lo que estaba haciendo se consideraría invasión de privacidad, pero la curiosidad pudo con él. Había un viejo refrán que decía que la curiosidad mató al gato, pero a Frank le gustaba completar la frase diciendo que el gato murió sabiendo.
El cuarto de Gerard olía a encierro y tabaco, olores que no recordaba haber olido la primera vez que estuvo allí, el día después de la fiesta. Las cortinas negras se encontraban cerradas y en consecuencia todo el lugar estaba a oscuras, por lo que se vio obligado a encender la luz. Las cosas en sí no habían cambiado mucho; aún había todo tipo de juguetes esparcidos por el suelo, así como también ropa, historietas y algunos otros objetos.
Sonrió al recoger un papel arrugado del piso y ver que de hecho se trataba de un boceto de una especie de superhéroe que no lograba reconocer. Había muchos papeles por todo el sitio, algunos de ellos habían sido arrugados en forma de bolitas de papel y lanzados al cesto de basura a un lado del escritorio atiborrado de cosas. Frank se acercó a éste. Diversos tipos de lápices de dibujo reposaban sobre la superficie de madera junto a un cuaderno. Repentinamente le invadió la terrible tentación de tomarlo y ver que había dentro, pero cuando estaba a punto de hacerlo se detuvo en seco, razonando que estaba mal. El simple hecho de invadir en su habitación estaba mal, ni hablar de tomar su cuaderno y olisquearlo a su gusto.
Así que lo dejó en su sitio y se dispuso a regresar con Mikey, de seguro el chico ya estaría preguntándose por su tardanza y no quería levantar más sospechas. Dio media vuelta y regresó por donde había venido, pero algo le frenó en seco. Era una camiseta. No tenía nada de especial, solo era una prenda de ropa común y corriente tirada a un lado de la cama. Lo que le llamó la atención era que se podía ver sangre en ella.
Frank la tomó entre sus dedos. Estaba seca y había adquirido una tonalidad marrón, pero era sangre, estaba seguro de ello. Descubrir aquello solo le hizo preocuparse aún más por Gerard, algo estaba ocurriéndole, y ese algo implicaba que saliera lastimado. Primero el ojo morado y ahora eso. Apretó la mandíbula con fuerza. Verlo le hizo sentir impotente y solo le alentó a querer llegar al fondo de la situación, Gerard no se merecía nada malo, y estaba seguro de que golpearía muy fuerte a cualquiera que se atreviera a hacerle daño.
— ¿Frank? ¿Qué haces en el cuarto de mi hermano? —la voz de Mikey lo sobresaltó.
Frank se volteó y escondió la camiseta tras sus espaldas, confiando en que el otro no la hubiera visto. Sonrió con nerviosismo.
— Ehh, yo... Solo estaba... Ya sabes... Buscando el baño.
Literalmente quería desaparecer de la faz de la Tierra o cualquier otra cosa que lo librase de aquella desfavorable situación. No tenía ninguna explicación coherente que decirle. Mikey frunció el ceño ante sus balbuceos incoherentes. Luego se llevó ambas manos a la cintura y sonrió.
— Ya entiendo. Te atrae Gerard, ¿verdad? ¿Cómo no lo vi antes? De alguna forma el raro de mi hermano... Te gusta.
— No es cierto —era mentira, pero los perjuicios que recibiría de Mikey sí admitía su atracción poca común por su hermano no tendrían fin. No creía poder soportar sus perjuicios, apenas se acostumbraba al hecho de que se había terminado enamorando de Gerard... De alguna forma. De alguna forma supo apreciarlo por como era y todas aquellas pequeñas cualidades dieron origen al cariño.
— Estas mintiéndome. Sé cuando lo haces, te conozco. Evitas mirarme a la cara y comienzas a balbucear, Frank —espetó Mikey, avanzando hacia él. Maldito sea Mikey por conocerlo tan bien, pensó Frank. Eran amigos desde los doce años, al fin de cuentas no debería sorprenderle mucho ese hecho. Pensó cualquier cosa para decir que lo sacará de su apuro.
— Dices que me conoces, pero si lo hicieras realmente sabrías que jamás podría gustarme alguien tan feo como Gerard.
Y para su mala suerte, justo cuando aquella miserable sentencia salía de sus labios, Gerard se decidió por volver a la casa y entró por la puerta del cuarto. Esperar que no lo hubiera oído era como esperar que cayeran unicornios del cielo, imposible. Lo miró y Frank lo miró a él. Mikey miraba a ambos como si se tratase de un partido de tenis muy reñido.
Ninguno de los tres dijo una palabra. Frank no podía dejar de mirarlo, tratando de hacer de que entendiera con su mirada que no era cierto lo que había dicho. Gerard negó con la cabeza y simplemente huyó del cuarto.
— ¡Gerard, espera!
Frank se dispuso a seguirlo, pero Mikey lo tomó del brazo y lo frenó.
— Espera, ¿en serio te gusta? —el chico no parecía creérselo— ¿El gordo de mi hermano? ¿Con su grasa y todo?
— Cierra la boca, Mikey —se soltó de su agarre y sin impórtale lo que pudiera decir salió tras Gerard.
De alguna forma... Lo arruinó de nuevo.
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Mikey's Creepy Older Brother ↠ Frerard
Romance"It feels like as if somebody was gripping my throat and squeezing. Sometimes I see people that I love dying and I can't... I can't ever wake up." Al asistir a una fiesta en la casa de su mejor amigo, Frank jamás imaginó que terminaría en la cama co...