Si Frank creyó que las cosas no podrían hacerse más incómodas con Mikey... Entonces estaba muy equivocado.
El de lentes sospechaba. Era obvio que lo hacía, puesto que cada vez que tenía oportunidad sacaba a hablar el tema de su hermano. Veía que algo sucedía entre ambos, pero Frank se empecinaba en tratar de ocultar la verdad con mentira tras mentira. No le sorprendería que Mikey hiciera lo mismo con su hermano, interrogándolo para obtener respuestas. Él era así de tenaz; cuando quería saber algo no se detenía hasta lograrlo. Lo que quizás era algo malo para Frank.
Aquella tarde se las había arreglado para huir de Mikey. No supo como lo hizo, puesto que el otro siempre se las arreglaba para encontrarlo de una forma y otra. Pero aquel día al salir de la escuela lo evadió y comenzó a caminar rumbo a su hogar, en lo que él creía sería un día tranquilo. Fue en ese momento cuando su vida comenzó a complicarse... De nuevo.
Vio a Gerard. Sentado en uno de los bancos del parque. Llorando.
Pensó en dar la vuelta y dejarlo con sus problemas en paz. Pero para su sorpresa descubrió que no podía. ¿Acaso ese chico le importaba? ¿Porque se negaba a dar la vuelta cuando podía hacerlo? Tal vez no era tan mala persona como creía, muy muy en el fondo.
— Hey.
Gerard se sobresaltó al oírlo. Levantó la vista y dejó al descubierto su rostro cubierto de lágrimas. Sus ojos y nariz estaban rojos. Intentó cubrir su llanto, pero falló miserablemente. Una gran mancha oscura alrededor de su ojo izquierdo llamó su atención.
— ¿Frank?
— Santo cielo, ¿qué te ocurrió en el rostro?
Frank se sentó a su lado, viendo como la mancha oscura era en realidad un horrible hematoma en contraste con su pálida piel. Al mencionarle aquello, volteó la vista hacía el suelo.
— N-no es nada. Estoy bien.
— ¿Alguien te golpeó?
Frank se había metido en muchas peleas como para no saber reconocer un hematoma producto de un golpe. Y ese no era la excepción. Pero Gerard se empecinó en ocultar la verdad.
— Solo me caí. Soy muy torpe a veces. Un maldito torpe.
Frank negó con la cabeza— No, estás mintiéndome. Ese no es un hematoma de caída. ¿Quién lo hizo?
— ¿Porque te importa? No es tu problema, sino mío —dijo, muy a la defensiva. Pero rápidamente se arrepintió de sus palabras— Lo siento. No me hagas caso. Es muy noble de tu parte preocuparte por mí. Pero... Estoy bien.
— Estás llorando. Y tienes un maldito golpe en el rostro. ¿Acaso eso te parece estar bien?
Tal como si hubiera tocado una fibra sensible en él, las lágrimas comenzaron a caer de nuevo por sus mejillas y se refugió en Frank, quien se sorprendió un poco por ese gesto pero no lo apartó. En cambio, rodeó su espalda con un brazo. Sentía la humedad de su llanto en su camiseta, más no dijo nada.
Permanecieron así un buen rato, con las pocas personas que pasaban por allí mirándolos extañados. Los graznidos de los patos cerca del estanque inundaban el ambiente. Luego, Gerard se calmó y despegó su cara del hombro de Frank.
— ¿Vas a decirme que te ocurrió? —murmuró suavemente.
Pero Gerard negó con la cabeza. No se dignaba a mirarlo a los ojos.
— Ven, acompáñame a mi casa. Allí podrás limpiarte.
Gerard no aceptó ni rechazó su oferta, solo se limitó a ponerse de pie y se dejó guiar por Frank todo el camino, en silencio. Al llegar a la residencia Iero se encontraron con su madre.
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Mikey's Creepy Older Brother ↠ Frerard
Romance"It feels like as if somebody was gripping my throat and squeezing. Sometimes I see people that I love dying and I can't... I can't ever wake up." Al asistir a una fiesta en la casa de su mejor amigo, Frank jamás imaginó que terminaría en la cama co...