Skylines and turnstiles

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Frank mató el tiempo ojeando algunas de las revistas que encontró en la sala de espera, mientras esperaba que terminase el turno de Gerard con el psicólogo. Descubrió que la mayoría de ellas tenía fecha de hacía diez años o incluso más, a jugar por el anuncio publicitario de las Spice Girls. Se preguntó si alguien realmente se preocupaba en cambiarlas y luego llegó a la conclusión de que no, no lo hacían.

Arrojó a un lado la revista y suspiró. Por lo general, trataba de pasar el rato jugando con su móvil o leyendo, pero como aquel día había olvidado el dispositivo electrónico en su casa y la lectura de las añosas revistas le cansó, no tenía mucho para hacer. Miró el reloj de la habitación, el cual marcaba las cuatro en punto. Gerard debería salir en cualquier momento; pues sus sesiones no duraban más de una hora. 

La mujer sentada detrás del escritorio no era muy habladora, y una expresión molesta prevalecía en su rostro. En todo el tiempo que Frank venía acompañando a Gerard a ese lugar, solo la había oído decir una o dos palabras, e irónicamente el letrero sobre su escritorio indicaba que su nombre era Allegra. Sí, podía ver como su persona rebosaba de alegría.

Sonrió levemente cuando le atrapó observándola. Levantó la vista de su ordenador por unos segundos y luego, sin ninguna emoción latente en sus duras facciones, volvió su atención a lo que estaba haciendo previamente. A simple vista no parecía tener más de treinta años, Frank se preguntó que pudo haber causado un comportamiento tan inexpresivo en alguien, o quizás simplemente era así por naturaleza.

Se recostó en su asiento, sosteniendo en su regazo el muñeco de felpa que había comprado para Gerard y que pensaba dárselo aquel día. Durante la cita en la feria, Frank había sido un completo fracaso en los juegos donde se ganaban premios y no logró obtener ninguno en toda la noche, para su gran vergüenza. No lo había querido para sí mismo, pues su intención había sido ganar uno para Gerard, quien, en cambio, si había ganado un muñeco de felpa de una tortuga y luego se lo dio a él.

Sonrió al recordar aquel día. Se habían divertido mucho, incluso cuando convenció a Gerard de subir a la enorme rueda giratoria y terminaron por quedar varados a quince metros de altura por aproximadamente media hora, hasta que lograron reparar el problema y volvió a funcionar. Sabía con seguridad que Gerard jamás volvería a dejarse convencer por él de hacer algo similar, ni en sus sueños. Su terror a las alturas solo se incrementó con aquella experiencia.

Sin embargo, y a pesar de la diversión, regresaron a casa temprano debido a que en algún punto Gerard comenzó a sentirse mal. Frank pensó que su malestar pudo deberse a la comida del lugar o al susto de muerte que le había provocado sin intención momentos antes, pero asintió cuando le pidió que quería irse. Suspiró. De todas formas habían pasado un buen rato, y Gerard necesitaba eso.

Ocultó el muñeco tras sus espaldas cuando la puerta se abrió y de ella emergió Gerard. La sonrisa que Frank tenía preparada en su rostro se desvaneció al ver sus ojos rojos, señal inequívoca de que había llorado.

— Hey.

— Hey —saludó de igual manera el chico.

Frank abandonó su lugar y se le unió en silencio. Había llorado, podía verlo. Tratando de hacerlo sentir mejor, dejó a la vista su obsequio. Los ojos de Gerard se agrandaron en cuanto lo vio. Sonrió y lo tomó lentamente entre sus manos.

— ¿Es para mí?

— Ajá —asintió Frank, sonriente— Pensé que te gustaría. Ya sabes, después del fiasco en la feria quería darte algo.

— No debes comprarme nada, Frank —dijo Gerard, pero de todos modos se acercó y depositó un pequeño beso en su mejilla. Antes de que estuviese fuera de su alcance, Frank atrapó sus labios y lo besó. Un casto y cariñoso beso que decía muchas cosas, incluso más de lo que las palabras podían transmitir. Como siempre, Gerard no pudo evitar sonrojarse cuando se separaron, posiblemente porque Allegra se encontraba allí mismo. Una vez que el pudor pasó, miró al muñeco— ¿Y qué se supone que es?

Mikey's Creepy Older Brother ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora