Capítulo I

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Érase una vez... Yo. Me llamo Valerio Montoya, tengo siete años y vivo en el 2°B.
Mi habitación no tiene baño como la de mi hermana, pero ella no tiene ventana y yo sí.
La verdad, su baño huele mal y siempre está sucio. Mi hermana dice que es por la humedad, pero ella no fuma.
¡Es mucho mejor tener una ventana!
Aunque yo no pienso decírselo, porque como ella es la mayor me quitará la habitación. Por eso las niñas son tontas, porque no saben que una ventana es mejor que un baño.
Además ella es rara, al menos eso dice mamá, pero papá dice que todavía es chica. ¿Significa eso que va a cambiar y ser un chico?
Entonces podría jugar al fútbol con él. Otra razón por la que las niñas son tontas, porque no saben jugar al fútbol. Solo juegan con muñecas y se pintan las uñas de colores, como mi hermana. A lo mejor por eso huele mal su baño, porque se pinta las uñas. Las pinturas del cole huelen mejor.
No es que yo las huela, pero mi amigo Álvaro sí. Dice que su color favorito es el rojo porque huele mejor que el azul. A mí me huelen todos igual... Pero si él lo dice será por algo.
Nunca he entendido esa frase, pero cuando papá la dice mamá se calla.
Cuando yo la digo todo el mundo se ríe. Cuando mamá la dice mi hermana chilla, y cuando la dice mi hermana papá y mamá le dicen que cuelgue el maldito teléfono.
Álvaro dice que el maldito teléfono de mi casa es un fantasma.
Una tarde mamá se fue a comprar y mi hermana se quedó con nosotros en casa, pero dijo que no la molestáramos, así que la castigamos y no le hicimos caso.
Álvaro y yo miramos toda la tarde el teléfono en vez de la tele, pero el teléfono no sonó ni una sola vez, así que no supimos si en verdad había un fantasma por mi maldito teléfono. Yo creo que sí, pero que Álvaro no le cae bien, por eso no sonó cuando él estuvo en casa, porque no quería hablar con él. Pero habla mucho con mi hermana, la que todavía es chica.
Quizá el fantasma es una chica y por eso habla tanto con mi hermana.
Aunque yo le pregunté cómo se llamaba el fantasma y ella me dijo que Casper.
Pero Casper se llama el perro del vecino y el champú de papá.
Yo no le pondría a mi perro el nombre de un champú, el vecino es chico pero es tonto. Tenía que haberle puesto Superman. Yo siempre le llamo Superman y mueve la cola.
Mi vecino es un chico tonto, pero está bien porque mamá dice que es guapo y que no se puede tener todo.
Es lo mismo que me dice mamá cuando le escribo una carta muy larga a los reyes.
Pero es que prefiero tener una carta larga, porque quizá el vecino escribió una carta muy corta y por eso es solo guapo.
Mi hermana dice que es tonto. Papá también. Marissa dice que está bueno. Yo siempre que lo veo respiro tranquilo, porque Marissa todavía no se lo ha comido.
Perdón. Se me olvidó. Marissa es la mejor amiga de mamá que viene a casa a brujear con ella, al menos eso dice papá.
Mi hermana dice que Marissa está loca porque se casó con un chino, se divorcio y ahora nadie quiere casarse con ella.
Mamá dice que por lo menos no se casó con un coreano del norte.
Papá dice que entonces no habría vuelto.
Yo le pregunté una vez qué era un coreano a Marissa y me dijo que son los chicos más guapos del mundo.
Así que entendí el por qué no habría vuelto.
Luego mamá me castigó y me prohibió hablar de chinos y coreanos, pero papá me compró un huevo kinder cuando salió de trabajar y dijo "bien hecho, chico".
Y por eso es que los mayores están todos locos, quizá escribieron una carta a los reyes demasiado corta.

El lado rosa de la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora