Capítulo XII

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Alexey se levantó de su asiento y fue muy decidido hacia donde estaba Helena. Pero alguien se interpuso en su camino.

-Trae, yo se los doy- dijo Nuria con un tono seco, y arrebató los apuntes de las manos del chico.

-Eeeh ¿pero qué haces...?- Nuria ya se había ido.

Helena levantó la cabeza.

-¿Hmm?

-Toma, los apuntes de Mates.

-¿Te los ha dado Alexey? Qué raro. ¿Por qué no me los ha dado a mí directamente?- preguntó.

-No sé- dijo Nuria encogiéndose de hombros.

-Ah, por cierto... quiero... hablar contigo sobre algo- comentó Helena, sin darle más importancia al tema.

-¿Sobre qué?- Nuria estaba sorprendida y extrañada.

-Luego te lo digo- respondió su amiga con una sonrisa.

Nuria se sentó en su sitio, pensativa. "¿Que me querrá decir?", pensó. "Bueno, en cualquier caso hay que llevar cuidado con el ruso capullo este, me da muy mala espina. Estoy segura de que es una mala influencia para Helena... ¿Qué me pasa? Yo antes no pensaba tanto las cosas. Era más feliz. ¿Por qué esto me afecta tanto?"

Antes de que se dieran cuenta, ya era la hora de salir. Las dos amigas se marcharon juntas.

-Bueno, ¿de qué querías hablar?- preguntó Nuria, curiosa.

-A ver... pues... joder, esto cuesta-Helena no encontraba las palabras exactas.-Ya sabes que me cuesta un poco expresarme... Lo que te quería decir era... que, bueno, sé que no estás pasando por una buena época, pero... que sepas que te apoyaré en todo lo que haga falta. Si necesitas cualquier cosa, estoy aquí, ¿vale?

Helena no estaba acostumbrada a expresar sentimientos y le avergonzaba un poco hacerlo. Además, muchas veces no sabía cómo o simplemente no encontraba la palabra para definir lo que estaba sintiendo en un momento dado. Según el psicólogo, "no identificaba sus emociones". Sin embargo, Nuria la conocía y comprendió lo que quería decir.

-Gracias, de verdad. Ahora me siento mejor- Nuria sonrió por primera vez en todo el día.

-¡Me alegro! Oye, ¿qué te parece si...?

-¡Helena!- interrumpió Alexey desde la distancia. Se acercó corriendo y dijo- Vamos a tomar unos helados. ¿Te vienes?

El corazón le dio un vuelco tan grande a la aludida que pensó que se le iba a salir del pecho. "OH NO. ¡ES ÉL! ¿QUÉ HAGO?". Justo estaba a punto de decirle a Nuria si se iban a tomar algo juntas, pero por otra parte no sabía cuándo iba a tener otra oportunidad como esta para salir con el chico que le gustaba. Aunque le sabía mal dejar a su amiga colgada. Estaba hecha un lío.

-B-Bueno... vale. Vente tú también, Nuria.

"¿Otra vez el idiota este? Que no la va a dejar en paz. No tengo ninguna gana de ir con él y los de clase, pero tengo que estar ahí con ella por si le pasa algo malo", pensó Nuria, malhumorada.

Una vez en la heladería, Helena pidió un helado de fresa. "Jeje, te pega", pensó Nuria.

Era un grupo de 2 chicas y 3 chicos, más las dos amigas. Al principio, los chicos estaban hablando de sus cosas y las chicas igual, por lo que no incluyeron a ninguna de las dos en la conversación. No obstante, en un momento dado, Alexey se acercó y comenzó a preguntarle a Helena cosas sobre ella. Nuria se puso alerta. "Demasiado cerca. ¿Quién se cree que es?", pensó.

-No te acerques tanto a ella. La estás agobiando- le dijo secamente.

-¿Qué dices? Estoy a una distancia normal. ¿Qué coño te pasa conmigo? ¿Te he hecho algo yo? Esta mañana igual. Eres una borde.

-¿Eh? ¿Cómo que esta mañana igual?- preguntó Helena.

-Nada. Tonterías suyas, supongo-respondió la otra.

Alexey se limitó a ignorarla y a seguir hablando con Helena. Nuria aprovechaba cualquier oportunidad para cambiar de tema, interrumpir al chico o intentar alejarlo de ella.

De vuelta a casa, Helena estaba bastante molesta.

-¿Se puede saber qué te pasa? No me has dejado hablar con Alexey apenas. ¿Qué tienes en contra de él?

-No me gusta ese tío. Tengo la sensación de que esconde algo. Además, no quiero que se aproveche de ti- respondió Nuria.

-Pero ¿cómo se va a aprovechar de mí si solo estamos hablando? Joder, para una oportunidad que tengo de conocerlo y tú vas y la arruinas.

-¿Es que... él te gusta?

-¡Sí! ¡Me gusta! ¿Qué pasa? ¿No puede gustarme un chico o qué?

En circunstancias normales, Helena jamás se habría atrevido a decir eso, pero en ese momento estaba muy enfadada.

-Pues si te gusta, haz lo que quieras con él. Encima que me preocupo por ti... Hala, ya no me interpondré más en tu camino. Adiós.

-¡¡¡Y encima te cabreas!!!- estalló Helena- ¡Yo soy la que que tiene derecho a estar enfadada, no tú! ¡No sé qué coño te pasa últimamente, pero estás rara de cojones! ¡Que lo sepas!

Las últimas palabras se las había dicho a Nuria mientras esta se alejaba. No hubo respuesta.

El lado rosa de la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora