Capítulo XI

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En cuanto sonó el teléfono lo cogí y arrastré tanto a Valerio como a "sin nombre" a mi habitación.
-¿Por qué se enfada? ¿No le gusta el nombre?
-No cariño, no es eso.-sonreí y le acaricié la cabeza antes de abrazarle.  -A veces los mayores discuten porque son mayores-intenté explicarle antes de responder al teléfono.
-Yo no quiero ser mayor-masculló.
-Yo tampoco-admití antes de descolgar.
"Esperaba que me llamases tú, la verdad, te dije que Xu Long vendría a verme hoy..."
"Soy Helena" Corté a Marissa antes de que pudiera continuar y recordé lo que me había dicho el psicólogo. ¿Por qué le tenía manía a Marissa?
"Oh, ¿puede ponerse tu madre?"
-¡NO PUEDO MÁS!-oí gritar a mi madre y supuse que Marissa también lo había oído.
Valerio se acurrucó junto a mí, todavía agarrado al cuello de la perra.
"Me parece que no" comentó Marissa mientras papá gritaba algo de su nueva musa.
Carraspeé y respiré hondo antes de arrepentirme de decir lo que iba a decir.
"¿Te importaría llevarnos a tomar un helado o algo?"
Realmente no quería que Valerio escuchase nada, y Marissa era la mejor opción ahora mismo.
"Ningún problema, cielo"

2 minutos después, en la calle

Marissa y "sin nombre"se miraron durante al menos un minuto en silencio.
Marissa giró la cabeza hacia la derecha y la perra la imitó como en un espejo.
Marissa rió y me percaté del par de hoyuelos que le salían en la comisura derecha.
La perra se lanzó hacia ella y juraría que la perra también se estaba riendo.

Nunca había visto reír a un perro, ni siquiera sabía que pudiesen hacerlo.
Qué puedo decir, fui testigo de que el amor a primera vista existe.

-¿Y cómo te llamas tú?-le empezó a hablar como si fuera un bebé.
Valerio arrugó la nariz molesto al ver la escena.
Yo me reí. A carcajadas. No recordaba la última vez que lo había hecho tan despreocupadamente.
-Se llama Ben.-respondió Valerio alejando a la perra de Marissa.

Tal vez él también se había percatado del amor a primera vista, sería una solución a nuestros problemas.

Creí que mamá sabía lo del perro. ¿Cómo se le ocurría a papá meter al perro en casa sin decírselo antes?

Ni siquiera yo tenía tan poca cabeza. Al menos no ahora, aunque lo intenté cuando tuve la edad de Valerio.

-¿Ben?-preguntó confusa Marissa al darse cuenta de que era una perra.
-¡Ben10! Es un  superhéroe, así que no le hables como si fuera un bebé.-la regañó Valerio.

Me mordí los labios volviendo a contener la risa. La cara de perplejidad de Marissa no tenía precio.

-¿Es que eres un superhéroe tú?-Marissa volvió a hablarle como si fuera un bebé y la perra se soltó de Valerio y fue hacia ella moviendo la cola de lado a lado por el suelo.- ¡Pero si eres una pequeña escobita!

Me reí cuando la perra empezó a chuparle la cara a Marissa.
Marissa, la bruja y su perro, Escoba.

Estaba realmente chispeante esta tarde. Nuria iba a reírse de esto en cuanto se lo contase.

-¡¡¡Noooo!!!-volvió a quejarse Valerio pataleando en el suelo.- ¡Es mía!
-Ven-le ayudé a levantarse mientras contemplaba el comienzo de una historia de amor- ¿De qué quieres el helado Valerio? Yo lo quiero de menta&cookies.
-¡Chocolate!- y con aquello se olvidó de Escoba. Durante unos minutos al menos.

El lado rosa de la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora