Hasta en una fiesta se puede llorar. Llorar de alegría o dolor, eso lo eliges tú.
Ya he llegado al edificio de April, sigue esa sensación en mí de que algo malo va a pasar, me lo veo venir, lo huelo como si fuera yo la caza, pero la presa gana. Algo no va a ir bien, pero espero que tan solo sea algo pequeño e insignificante. Llamo al piso de April y me contesta una voz que no es la suya, me parece algo raro.
-Contraseña -me pide una voz bastante seductora incluso por telefonillo.
-¿Qué?
-Esa no es.
-Oye, vengo por la fiesta de pijamas. ¿Me he equivocado de piso?
-Repite eso.
-Fiesta de pijamas.
-¿Quién eres, viajero del otro mundo?
Ahora se le va la olla a esta chica, solo espero que no sea Sofia.
-Eh, soy Hector.
-Puedes pasar, Hector, chico ligón de las mil maravillas.
¿Chico ligón de las mil maravillas? ¿Pero qué le pasa a esta chica? Se le va más la olla que a Sofia. La puerta se abre y me acerco al ascensor, está en uso. Bueno, es hora de ejercitar las piernas. Empiezo a subir las escaleras, los primeros pisos no son nada, ando mucho y uso bastante la bicicleta, así que esto no es nada.
Ya llego al piso de April. Me acerco a su puerta y está abierta. Al entrar me asusto al ver que aparece delante mía una chica guerrera en pijama. ¿Por qué una chica guerrera en pijama? ¡Porque es una chica con un pijama rosa llena de dibujos de caramelos y lleva una espada y un casco de juguete! La verdad, nunca en la vida se verá algo igual.
-¡Alto, Hector! -me apunta con la espada-. No llevas el pijama puesto, vas a tener que ser castigado.
-No iba a andar por todo Nueva York con el pijama puesto.
-Pues yo lo he hecho -se quita el casco y la veo bien, con la boca abierta, ya decía yo que el cuerpo era bonito, pero la cara-. Me llamo Lidia, soy amiga de Sofia.
Es una chica de la misma edad que Sofia a simple vista, no sé su edad. Su pelo es como el fuego, pelirroja llameante como yo digo, sus ojos son grises como la niebla que ciega al mundo y su cuerpo embelesa a todo simple mortal.
-Ya sabes quién soy yo, así que si me dejas pasar...
-¡Quieto ahí! -me detiene con la punta de la espada, pincha un poco-. Primero ve a ponerte tu pijama, no se puede entrar en este santuario sin vestirse bien.
-Está bien, ¿me vas a vigilar hasta que me cambie?
-Te pediría un baile sensual, pero mejor no, eres gay y respeto eso.
-¿Te lo ha dicho Sofia?
-No para de hablar de ti. Venga, al baño.
Nos movemos hasta la puerta del baño, donde entro sólo y empiezo a cambiarme. Saco el pijama de la mochila y me lo pongo. Un pijama de hace más de medio año que me compró mi padre y que me encanta, mola mucho. Un pijama negro con líneas verdes que parecen crear un dragón, aunque también es como fuego, en todo caso mola mucho.
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Tú Eres Mi Droga (1 Y 2)
Teen FictionLas dos temporadas están en este mismo apartado. Todo ocurre por una razón. Hector es un adolescente normal, con su vida normal y sus enamoramientos con chicos normales. Su sueño es tener el amor de su vida, aquel que no le deje en el transcurso de...