Capítulo Extra: Ella No Querría Esto

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NARRA HECTOR
ALGO SUCULENTO 7u7

-¡Vamos, Hector! Abre la puerta, por favor -pide Cleo, lleva cinco minutos pidiendo que le deje entrar en el baño.

No me puedo creer que después de la llamada de Darius, empiece a reventar Cleo. Creía haber dicho claramente que quería mi momento de relax, pero es que no es posible. No siempre, por lo que se ve.

-Cleo, ve al otro baño.

-Es que está ocupado por Lucas -¿lleva cinco minutos en el baño? Seguramente estará soltando carga, y no me digo lo de vuestras mentes sucias-. Por favor, hermanito, que me lo hago encima.

Pongo los ojos en blanco por un segundo y me levanto para quitar el seguro de la puerta. El baño está al lado de la puerta, así que puedo aprovechar para no salir de la bañera entero. Sumerjo mi cuerpo de nuevo y veo como Cleo entra en el baño con prisa.

Ay, dios. Oigo como hace sus cosas, me da un poquito de repelús. Suspira a gusto. Normal, ya lo está soltando todo. Tararea, la verdad es que eso me tranquiliza, al final no va a ser malo que la dejara pasar.

-Hermanito -presto atención-, ¿te encuentras bien?

-¿Eh? Sí, estoy bien.

-No mientas. Mentir es malo -esta niña es muy observadora, un peligro.

-Vale, estoy un poco mal.

-Es por mamá, ¿verdad?

No respondo de inmediato, sabe que es por eso y quiere hacer algo.

-Sí, es por eso. ¿Cómo lo sabes?

-Porque también es mi mamá. ¿Te duele su ida al cielo?

-Me duele más que nunca.

-Hermanito, mamá no querría verte así de mal. Ella querría vernos contentos, felices de poder vivir mucho. Estoy segura de que ella no dejaría que nos fuéramos con ella hasta haber alcanzado nuestras metas.

La verdad es que tiene razón. Mi madre no querría verme así de triste. No querría verme cayendo por todas partes. Es algo que entiendo, pero que no puedo aplicarme ahora mismo.

Un momento...

-Cleo, ¿cómo es que hablas así a tu corta edad?

-Oiros hablar a ti y a April se me queda algo.

-Me sorprendes.

-Hector -aparta la cortina del baño y me mira, menos mal que el agua está lleno de jabón, sino vería a su hermano desnudo-, no quiero que sufras.

-¿Acaso tú no sufres por mamá?

-Yo sí, pero lo aguanto y lo suelto aveces. Soy una chica fuerte y sonriente.

-Pero por dentro estás débil y triste.

-Así es -se acerca y me besa la frente-. Te quiero, hermanito.

-Yo también te quiero, hermanita.

-Cleo, deja a tu hermano bañarse -oigo la voz de Lucas.

-Ya iba a salir -su cabeza se asoma por la puerta, mierda, ya me está viendo desnudo en una bañera, aunque no me entero por el jabón.

-Venga, sal -Cleo sale del baño y me deja sólo-. Se te ve muy bien ahí.

-Necesito relajarme, por eso se me ve bien aquí.

Sin saber porqué, entra en el baño y cierra la puerta. ¡No está con la camiseta! ¿Pero esto qué es? ¡Dios, su cuerpo! Me vuelve a hipnotizar su figura. Lo vuelvo a decir, no me importa su físico, solo lo de dentro del pecho.

-¿Qué tal está mi niño?

-¿Niño? Creo que te equivocas de palabra. Y me estoy preguntando dónde está tu camiseta -se agacha para estar a la misma altura.

-Está lavándose, iba a ponerme otra. Pero me he parado un momento para... -mete la mano en el agua-. Hacer una cosita.

De repente, el tacto de su dedo en mi trasero me sobresalta.

-¡Lucas! -no grito, sino que suelto un gemido al notar que lo hace entrar.

-No me digas que no te gusta.

-No te digo que no, pero... Ah.

Su dedo se mueve lentamente. Ahora mete otro, no puedo mover mis brazos, no responde a mis órdenes.

-Venga, dilo -se acerca y me besa apasionadamente, ¡está loco!-. Dime que pare.

Mi boca no pronuncia esas palabras por culpa de un tercer dedo. Encima de todo que sus dedos son gordos comparados con los míos, va y me tortura de esta manera.

-Lucas...

-No voy a parar a menos que me lo pidas.

-Que Cleo está... En casa.

-Y tus gemidos son fuertes, lo sé. Pero quiero oírte. Venga, pide que pare.

Sus dedos se mueven, no paran y por cada vez que abren paso, un gemido se me escapa. ¡Es un imbécil! Madre mía, no sé cómo se le puede ocurrir algo así.

-Lu... Lucas... Pa... Par...

-¿Par? ¿Solo quieres dos? Creía que aguantabas más.

No puedo pronunciar bien mis palabras. Pero al momento, tocado por una gracia divina, mis brazos responde y agarran el fuerte brazo de Lucas. Para, por fin para. Lo miro, no muy decidido, y lo digo.

-Para, Lucas. Por favor.

Me mira con deseo, se aguanta y saca el brazo del agua lentamente. Antes de levantarse, me vuelve a besar y me susurra unas cuantas palabras.

-Cuando llegue el momento, te haré sentir especial. Será más que placentero.

Con una toalla en la mano, se sale del baño. Me levanto rápidamente y pongo el seguro. Al sumergirme de nuevo en el agua, hago algo sin pensar. Me toco el recto anal. Me a abierto un poco, es un idiota por hacerlo. Aunque me gustaba... Lo habría hecho si hubiera estado decidido.

Bueno, me ha dejado con el calentón. Mejor a desahogarse. Ya sabéis cómo.

Tú Eres Mi Droga (1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora