-¿Cartera? Listo. ¿Ropa? Bien vestido. ¿Dinero? En la cartera. ¿Plan de cita? Listo. ¿Paraguas? Listo.
-¿No crees que llevar un paraguas en pleno verano es una locura? -pregunta racionalmente mi querido Hector-. Y más si vas a una cita.
-Aún no puedo creerme que vayas a tener una cita con Abraham -suelta Lucas-. Bueno, en parte me lo creo, pero espero que salga bien.
-Creedme, sé lo que hago. Y para tu incumbencia, Hector, en las citas siempre pasa algo con el agua, por lo que llevar un paraguas viene siempre de perlas.
-Creerá que estás loco -me pone ese rostro de creer que lo estoy.
-Mejor que piense eso, así le demostraré que no tiene nada que temer de mí.
-¿Ni siquiera del bote de lubricante que tienes en el bolsillo? -señala el bote del bolsillo trasero de mis vaqueros.
-Gracias, Lucas.
-De nada.
-¡¿Tú se lo diste?! -le golpea el brazo con fuera, parece que le dolió.
-Me lo pidió con las palabras mágicas -hace pucheros por la torta.
-¡Nada de palabras mágicas! Eres el primero que dice que quiere que salga bien y le das un bote de lubricante. ¡Estás castigado!
-¡No! -se pone a llorar falsamente, se le da bien actuar.
-Y tú, dame el bote -me amenaza con su zapatilla, ya me conozco esa faceta suya, mejor no hacerle enfadar.
Le entrego el bote y se lo guarda en el bolsillo, después Lucas se va al sofá y se pone boca abajo para no ver nada.
-Se le pasará, si es que te preguntas algo -sonríe-. Ya sabes lo infantil que puede llegar a ser.
-De todas formas, me voy a esperar a Abraham afuera. Dile que espero en la puerta.
-¿Y por qué no salimos a la vez? -su cabello castaño y ojos iguales se hacen presentes bajando la escalera con ropa que realza su cuerpo, su cintura y su pecho.
-Ah... -siento cómo me sonrojo de inmediato al verle.
-¿Estás bien? -su mirada denota preocupación de bajo nivel.
-S-Sí, estoy bien. Solo un poco nervioso -rasco la parte trasera de mi cuello y río levemente.
-Entonces, vamos -lo dice de una forma tan gentil que estoy tentado a que me obligue ha hacer cosas.
Un momento, ¿acaso soy un sádico o qué? ¡Para nada! Estoy un poco tonto, solo es eso. Jensen, concéntrate en la cita, solo en la cita y en lo hermoso que está así.
-¿Por qué llevas un paraguas? -pregunta poniendo la misma cara que Hector.
-Oh, esto... Simplemente por si ocurre algo.
-Jensen, los del tiempo dijeron que no habría lluvia de ningún tipo.
-No hay que fiarse de los del tiempo. Un día dijeron que iba a ser soleado y llovió. Otro que iba a llover y después estaba soleado.
-Como quieras. ¿Cómo vamos a ir? ¿Andando?
-Oh, mierda, no había pensado en ello. Lucas -levanta la cabeza del cojín que llevaba en brazos-, ¿me dejas tu coche?
-¡Por supuesto! -intenta ir a por las llaves, pero lo detiene, a lo que se protege con el cojín por su rostro malhumorado que se mantiene todo el rato.
-¡Ni hablar! Jensen, ¿acaso tienes carnet de conducir?
-¡¿Por qué todo es tan difícil?! -grito al recordar que tengo las prácticas después del verano.
-No te preocupes, puedo conducir. Aunque no haya traído mi coche a estas vacaciones, al menos sé que Lucas está dispuesto a prestarnos el suyo.
-¡Aparta, monstruo Hector! Debo entregar las llaves al palacio del amor -ahora el cojín es usado como un escudo y una espada a la vez.
-Esta vez no te estoy deteniendo, niño grande.
-¿Eh? ¿A quién llamas niño? -nos entrega las llaves.
-Será mejor que nos vayamos antes de que haya una pelea que acabe en besos y, posiblemente, en sexo en el salón -le digo a Abraham para advertirle.
-Sí, será lo mejor. ¡Nos vamos, tortolitos! -alza la voz, parece que en esta casa a nadie le importa los gritos de esta gente.
-Como le pase algo malo a uno de vosotros, mato al que lo haya hecho. ¡Aunque sea uno de vosotros dos! -sus amenazas hacen que nos pensemos bien si queremos tener esta cita.
Cierro la puerta y todo lo que se escucha es una batalla épica entre un caballero niño grande y un dragón que no se sabe el porqué hoy lanza llamas por la boca. Aun así me hace gracia las interacciones de Lucas con su reciente pareja. Me entristece y me alegra a la vez. Sé que Lucas no le hará daño de ningún tipo y que Hector no estará sólo en ningún momento.
-¿Vamos? -muestra las llaves del lujoso coche de Lucas-. Yo conduzco.
Asiento y nos ponemos en marcha hacia la cita. Hacia la primera y única parada. Donde dejaremos el coche para pasear un poco por nuestra cuenta y ver el ambiente de la ciudad. Tengo pensado ir un poco al parque para notar el fresco y el sonido de las hojas. Es un buen ambiente para charlar plácidamente.
Solo espero... Que esta cita no sea en vano.
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Siento que el capítulo no sea largo después de tanto tiempo, pero ahora puedo posarme en algo para seguir escribiendo, que es la cita de Jensen y Abraham, que lo han estado esperando tanto tiempo.Siento la demora de meses, de verdad que lo siento, pero no tenía ideas para esta historia y como que me quedaba paralizado cada vez que veía la pantalla en blanco. Ese percance ya se ha solucionado y ahora estoy listo para escribir.
Las vacaciones de esta gente se acabará en unos capítulos más y volverán a Nueva York para enfrentarse al doloroso mundo real.
Espero que me perdonen y nos vemos en el siguiente capítulo, mis queridos Ángeles Lectores.
¡Os quiero!
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Tú Eres Mi Droga (1 Y 2)
Novela JuvenilLas dos temporadas están en este mismo apartado. Todo ocurre por una razón. Hector es un adolescente normal, con su vida normal y sus enamoramientos con chicos normales. Su sueño es tener el amor de su vida, aquel que no le deje en el transcurso de...