Tú Eres Mi Droga (1 Y 2)

Capítulo 23: ¡Protesto, Señoría! (Parte 1)

NARRA LUCAS

-No estés nervioso, Lucas -me intenta tranquilizar mi abogada, pero no lo consigue-. Conseguiremos la custodia de tu hijo, cueste lo que cueste.

-Espero ganar, no quiero perder a mi hijo hasta que él sea mayor -murmuro en voz baja con la cabeza agachada, si pierdo puede que tenga otro motivo que mueva la balanza a favor de la depresión.

-No te preocupes, lo conseguiremos.

Menos mal que todos mis amigos, contando a los del grupo que hizo mi amor, están aquí para apoyarme. Lo que no me gusta para nada es que Jensen y Andrew se sienten al lado de Hector, menos mal que Andrew está al lado de Jensen y no de mi chico, que sino ya podría pensar lo peor. Las chicas ya están ahí mirándome y, junto con mi amor, me saludan en forma de ánimo.

Sonrío al tener mi mundo casi arreglado, solo falta ganar esta batalla y podré ver la luz siempre.

-¡Comienza la sesión! -da un martillazo el juez y nos mira-. Bien, abogado de la señora Melani, es su turno.

-Bien -se levanta y se pone delante del juez-. Llamo a Lucas Fariely al estrado -mi abogada me anima a levantarme y acercarme al estrado, así que lo hago.

Me acerco al punto de atención, que lleva un micrófono, y me siento, no muy cómodo con la vista de todo el mundo en estos momentos.

-Cuanto tiempo, señor Fariely.

-Lo mismo digo, Julio.

-Comencemos con la primera pregunta, que es un tanto fuerte -me preparo para la pregunta-. ¿Por qué cree que su ex mujer no merece estar con su hijo?

-Yo no he dicho tal cosa. Solo pienso que debería estar con su padre.

-¿Por qué motivo?

-Cada día que mi hijo está conmigo, llega a decirme que su madre no le deja hacer ciertas cosas que le gusta, cosas que desarrollan su creatividad -veo a mi hijo sentado junto con Henry y Cleo, su único apoyo ahora mismo-. No quiero dejarlo de ver por un tiempo.

-Cambiemos de tema. ¿Es cierto que estuvo en una etapa depresiva en la que no hacía caso a su hijo?

-Yo... -miro a mi abogada y con la mirada me dice que responda la pregunta-. Sí.

-¿Por qué motivo?

-¡Protesto, señoría! -exclama mi abogada.

-¡Denegada! Conteste a la pregunta -me dice.

-El motivo fue la muerte de... Mi hermana -murmuros que al momento desaparecen.

-Interesante. ¿Y eso tuvo que llevarle a las drogas y al alcohol? Diga, ¿qué pasó? ¿La mató usted mismo?

-¡Protesto!

-Se acepta. Cambie de pregunta.

-Está bien, me he pasado un poquito. Bien, señor Fariely. ¿Le importaba mucho su hermana? Es obvio que sí, pero quiero saber el porqué, ya que nadie está tan depresivo mucho tiempo, a menos que seas alguien que todo le deprime.

-¿Que si me importaba mi hermana? -mis padres entran por la puerta, justo a tiempo, como no-. Linda me importaba muchísimo más que mi propia vida. Ella sabía todo de mí. Sabía lo que soñaba, lo que me gustaba, lo que odiaba, lo que deseaba, lo que quería hacer en todo momento, lo que pensaba... Ella era la única hermana que tenía, con ella compartía toda mi vida, mis secretos, ¡todo! Nunca me separé de ella, nunca. Así que sí, me importaba mucho.