Capítulo 42: Por Favor, No (Final)

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Salgo del coche sin pensar en nada, justo me sigue Andrew, corriendo a por mí para pararme ante mi movimiento suicida, pero no lo consigue, no lo va a conseguir. Corro como si un demonio me persiguiera, sin disminuir mi velocidad, me preparo para el choque. Tiro la puerta abajo y una gran humareda sale al aire. Seguro que Andrew es lo suficientemente inteligente como para llamar a emergencias, sino lo hará Marcus.

Mi casa está en llamas, ¡en llamas! Tengo que encontrar a mis padres, no he pensado en si estaban o no y no me importa, porque sé que mi familia está aquí, es una corazonada que tengo, igual que el de mi madre. Me tapo la boca con la manga de mi camisa y subo las escaleras, soportando el calor que emite la casa. Todo está en llamas, el salón es un horno entero, he visto como se deshacía uno de los cuadros favoritos de mi madre, la cocina es como el infierno mismo, debe haber sido ese el lugar principal, el desencadenante de todo.

Llego al segundo piso y corro hacia la habitación de mis padres. Está atascada. Sin pensarlo dos veces, tiro la puerta de una patada. Las fuerzas no sé de dónde las saco, debe ser la adrenalina por el momento. Veo a mi madre en la cama, herida y con partes del cuerpo quemados, la cama está ardiendo poco a poco, pero no llega a mi madre.

Me quito la camisa y la parto en dos para ponerle un trozo en la nariz a mi madre y otro a mí. La agarro y me la intento llevar, lo consigo a duras penas. Me la llevo con los pies arrastrando el suelo por las escaleras, debo ir lento, la madera cruje bastante. Así es, tenemos escaleras de madera, me sorprende que no crujieran hasta ahora.

La puerta de la oficina de mi padre está abierta, pero... Mi padre... Lo veo con un cuchillo en... En el pecho. No me lo puedo creer, estoy seguro de quién ha sido. La amenaza del teléfono de mi padre, hacernos volar era el fuego, una pequeña explosión, pero al final no fue una explosión, sino un incendio.

¡Menudo hijo de puta Terry! No debo pensar en eso ahora, tengo que salir con mi madre ahora mismo. Estamos a unos cuantos pasos de la puerta, de nuestra salida a salvo, pero entonces caen unos tablones en llamas, taponando nuestra salvación. ¡No puede ser!

-Tengo que hacerlo, mamá, siento si no es lo que quieres.

La dejo en el suelo un momento, todo para acercarme a los tablones para hacer una cosa. No puedo romperlo tan fácilmente con los pies, acabaría con los pies en llamas por la ropa. Así que haré una estupidez muy grande. Me preparo y pongo las manos debajo de las tablas, no pesan mucho, pero el dolor hace que sea más difícil.

-¡AAAAH! -grito por el insoportable dolor.

El ardor en mi mano es algo que creía que no sentiría en mi vida. Logro apartar los tablones de en medio, así que recojo a mi madre y nos salimos de casa de una vez. Cuando estamos fuera, la dejo en el suelo y yo me echo a gritar bien fuerte por mis manos.

-¡AAAH! ¡JODER! -no paro, el dolor va cediendo poco a poco, pero no rápidamente.

Sin importarme nada, me acerca a mi madre e intento despertarla, pero nada.

-Mamá, por favor, despierta. Tienes que ser fuerte y abrir los ojos, por lo menos decir algo.

La sirena de la ambulancia y de los bomberos suenan a lo lejos, están ya llegando.

-Hector, ¿qué está pasando? -dice mi hermana, observando el desastre.

-Cleo, no mires, por favor. Tan solo vuelve al coche.

-Vamos, Cleo, no deberías mirar -Marcus se la lleva al coche y ahí tapa su vista.

-No, ahora no, mamá. Por favor, no. Por favor, di algo.

La ambulancia llega, los bomberos igual.

-Mamá, por favor. Por favor, no. ¡Mamá! ¡MAMÁ! -grito a los cuatro vientos, suplicando mentalmente que despierte.

Unos brazos me echan hacia atrás, me sujetan bien fuerte, pero me resisto, no quiero separarme de ella en ningún momento, no quiero. No quiero y nunca querré. De tanto resistirme, alguien decide pincharme algo en el cuello, algo que me nubla la vista, que deja mi mente en blanco, algo que me deja inconsciente.

-Mamá, por favor, no. No te vayas -susurro lentamente antes de caer dormido, inconsciente.

La vida puede acabar mal, todo puede llegar en un mal momento, todo puede ser lo que nunca esperamos. Todo ocurre por una razón, una razón que nunca conoceremos.

Lucas... No.
Jensen... No.
Andrew... No.
Sofia... No.
April... No.
Tina... No.
Lidia... No.
Marcus... No.
Darius... No.
Mercedes... No.
Miguel... No.
Joaquín... No.
Cleo... No mires, por favor.
Mamá... Por favor, no. ¡Mamá! ¡MAMÁ!

Esta frase se quitará cuando se hayan corregido los posibles fallos ortográficos.

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Algo le ha pasado a la madre, y aquí acaba la primera temporada, pero falta el epílogo, así que no se vayan.

Tú Eres Mi Droga (1 Y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora