Hola a todos, ¿cómo están? Siento la tardanza en publicar, pero merecerá la pena porque aquí les traigo unos cuantos capítulos que espero que les gusten ^^
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Tras un silencioso camino en el vehículo de Gherard, un precioso ferrari descapotable de color negro, llegamos a la casa donde comenzó mi nueva vida. Intentaba no pensar demasiado en lo que había ocurrido con aquel hombre asiático y también intentaba no pensar en lo que había pasado en esa pequeña y modesta casa. Tenía la certeza de que algo debía haber pasado en la vida de Gherard para que pasara a ser el mayor narco de Europa.
-Gherard, necesito ver a Charlie.
-¿Por qué?
-Es mi hermano y quiero verle.
-Eso no entra en el trato.
-Hago todo lo que me pides. Lo mínimo que puedes hacer…
-Lo mínimo que podrías hacer tú sería dejar de quejarte a cada encargo que tienes que hacer y dejar de exigir, no estás en condiciones de eso.
-¿Quejarme? ¡Disculpa si me saca de los nervios el hecho de que mates a gente y te quedes tan ancho!
-Te equivocas absolutamente en todo. Cinco minutos.
Gherard me acompañó hasta la habitación del sótano, aquella habitación a la que entré el primer día. Mi hermano ya no se encontraba atado ni amordazado y habían colocado una cama, unas cortinas y la habitación estaba más limpia de lo que recordaba. Sin embargo, mi hermano no tenía buen aspecto, parecía que alguien le había pegado una paliza horas atrás.
Gherard salió de la habitación, echando la llave. Sonreí ya que eso de encerrar a la gente en los cuartos parecía ser su predilección.
-¡Charlie! –le abracé-.
-Mel… ¿Cómo estás? –me sonrió-.
-He estado mejor, pero a fin de cuentas, estoy viva. ¿Y tú? –Acaricié su rostro con cuidado-.
-No sabes cuánto lamento meterte en este lío –dijo arrepentido-…
-Estoy segura de que todo saldrá bien –le animé-.
-¿Te has acostado con él?
-No, aún no.
-No lo hagas, por favor. No quiero que Gherard te quite esa inocencia de golpe.
-Charlie, relájate.
-Es que… Es un cerdo salido y no quiero que…
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Odio amarte tanto
RomanceNo era la primera vez que mi hermano se metía en un lío. Tampoco era la primera vez que intentaba sacarle del problema. Sin embargo, esta vez, la solución a sus problemas me llevaría a enfrentarme cara a cara con mis miedos y mis sentimientos, me l...