Capitulo 2. Acuerdo

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¡Cómo me hubiera gustado poder dormir aquella noche…!

Sin embargo, el hecho de saber que mi hermano estaba en peligro en Rusia por un negocio turbio que había hecho… Solo si me hubiera entrado antes de sus negocios, hubiera podido aconsejarle que lo dejara, que se buscara otro modo de mantenernos. Charlie siempre había trabajado mucho para que pudiéramos vivir igual de bien que cuando estaban nuestros padres y él siempre decía que trabajaba y ahorraba mucho para eso y ahora que descubría el origen de nuestro dinero… Si lo hubiera descubierto antes, hubiéramos vendido la casa y nos hubiéramos ido a vivir a otro lugar más pequeño y modesto. Yo no necesitaba vivir rodeada de lujos y comodidades. Yo solo quería vivir tranquila y de forma honrada. Mi hermano siempre había sido aventurero, pero aquello era pasarse de la raya.

Y lo peor es que con todo el dinero que había podido conseguir, no era suficiente para liberarlo y tal vez Gherard lo mataría. Eso no podría soportarlo, así que tenía que pensar en un acuerdo al que llegar con ese hombre, si es que había algo aparte de dinero con lo que él pudiera contentarse.

Cuando regresé a mi trabajo, decidí pedirme una excedencia por asuntos personales. En el caso de que algo malo me pasará, ya no tendrían que preocuparse por mí en el trabajo, aunque mi jefe sí se preocupaba. Él había intentado iniciar una relación conmigo, pero no consideraba que fuera una buena idea mezclar lo personal con lo profesional, además de que no era mi tipo. Y ahora, jamás conocería el amor verdadero. Sí, había tenido algunos novios, pero la cosa no había cuajado. A veces pensaba que tenía gafe para encontrar pareja.

Suspiré con lentitud, queriendo sentirlo todo a mí alrededor. Ya era de noche. Me encontraba sentada en un banco de Central Park, luchando contra el frío y abrazando un maletín, que era donde había colocado ordenadamente el poco dinero que había podido conseguir. Tal vez debí haber llamado a la policía, pero sabía gracias a las numerosas películas de mi país, que si hacía eso, mi hermano moriría, aunque tenía la extraña sensación de que todo lo que estaba haciendo seguía siendo inútil.

-Melisa.

Temblé cuando oí su voz a mi espalda. Me volteé con lentitud para encontrarme con su sonrisa de superioridad y su mirada brillante dirigida al maletín. Me levanté del banco y coloqué el maletín sobre él. Gherard se agachó, abrió el maletín y se dispuso a contar el dinero. Tragué saliva. Estaba perdida.

-¿A qué juegas, Melisa? Aquí falta dinero…

-Lo sé y lo siento, pero no he podido conseguir más…

-Podría liberar a la mitad de tu hermano…

-Espera, por favor. Estoy dispuesta a cualquier cosa para que lo liberes. Lleguemos a un acuerdo…Por favor, te lo suplico.

-¿Cualquier cosa?

-Sí… Charlie es lo único que me queda… Por favor.

Gherard me miró de arriba abajo y paseó la lengua por sus labios. Me temía lo que iba a pedirme. Era la primera que sabía que no le era indiferente a los hombres, que era atractiva y deseable para ellos y lo que él no sabía era que yo era virgen. Pero si tenía que mentir y arriesgarme por Charlie lo haría.

-Hay algo que podrías hacer por mí, Melisa.

-Ya te he dicho que haré lo que sea

-Trabajarás para mí en Rusia a cambio de la liberación de Charlie.

-Está bien.

-Entonces, vamos.

Gherard cerró el maletín y me agarró del brazo en dirección a una limusina negra que nos esperaba cerca del lugar donde habíamos quedado. Entramos los dos en el coche y éste se puso en marcha. El camino fue silencioso. Sabía que me estaba metiendo en un lío aún peor, pero me daba igual. Lo hacía por Charlie. Iba pensando en él, mirando el paisaje nocturno, cuando Gherard me sentó sobre él y comenzó a acariciar mis piernas.

Odio amarte tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora