No lo podía creer. Se suponía que estaba en Rusia porque tenía que trabajar para Gherard y no solo trabajar, se suponía que tenía que hacer todo lo que él quería y me había dejado bastante evidente su deseo hacia mí. Si estaba aquí en contra de mis deseos y haciendo cosas incorrectas era por Charlie, mi hermano y su liberación eran lo único que me importaban.
Y ahora, después de casi haber rozado el placer con ese cretino, él deja de estar conmigo por ser virgen y me acaba de dejar humillada. Y esto no quedaría así, porque mi mayor defecto era el orgullo y la soberbia. Rebusqué en el suelo mi ropa y me vestí rápidamente. Me recogí el cabello en un moño ya que si lo dejaba suelto se veía horrible y salí en busca de Gherard.
Lo encontré hablando con un hombre de piel bronceada, ojos azules y cabello oscuro y su acento me hizo sospechar que era latino. Corrí hasta ellos, dándome cuenta de que estaba descalza y que había provocado que los hombres de Gherard me siguieran muy de cerca, pero me daba igual. Me planté frente a ellos con los brazos en jarra, haciendo que los dos dejaran de conversar.
El desconocido me miró de arriba abajo y asintió con aprobación,para después mirar a su amigo. Gherard miró de hito en hito a ese hombre y a mí. Su rostro se contrajo en una mueca de asco y me agarró con fuerza del brazo mientras me hablaba con brutalidad:
-No sé qué haces aquí, pero preferiría que me esperaras en el cuarto.
-No tengo por qué obedecerte.
-Melisa…
-¿No nos vas a presentar, Gherard?
El hombre nos miraba con una sonrisa burlona y Gherard se cruzó de brazos provocando una sincera carcajada en ese hombre, que estiró su mano para presentarse:
-Soy Fernando López, es un placer conocerte, preciosa.
-Melisa…
-¿No te ibas ya, Fernando?
-Sí, pero creo que me quedaré a disfrutar de tu ramera…
-Disculpe, señor López, pero no soy la ramera de nadie.
-¿No?
-Fernando, la reunión terminó y te agradecería…
El hombre latino se acercó un poco más a mí y me agarró el rostro con sus manos. Estaba analizándome y eso no me gustaba nada. Me aparté de él y le miré desafiante a lo que él solo me sonrió:
-Veo que Gherard va a cobrarse la deuda de Charlie contigo, su preciosa hermana.
-Charlie es asunto mío y te dije que estaba controlado.
-Gherard… Solo te pido que me la pases cuando te aburras de ella. Nos veremos la semana que viene.
Fernando se retiró y Gherard se quedó estático en el sitio. Solo cuando su amigo desapareció, me miró. Estaba muy cabreado, pero yo también lo estaba y no iba a rendirme en esta guerra.
-¿Qué crees que estás haciendo?
-Eres un cabrón.
No me molesté en decirle nada más y me retiré de allí con más ganas de insultarle y pegarle hasta el cansancio y el hecho de que él me agarrara del brazo me cabreó aún más, por lo que con la mano libre, le pegué la mayor bofetada de la historia. Jamás le había pegado tan fuerte a un hombre y me sorprendió la fuerza que fui capaz de sacar. Gherard se sorprendió del golpe y tras una leve caricia en su rostro para asegurarse de que estaba bien, me golpeó con fuerza en el rostro. Fue tan brutal que caí al suelo con la mejilla hinchada, pero él me miraba con suficiencia y rabia:
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Odio amarte tanto
RomanceNo era la primera vez que mi hermano se metía en un lío. Tampoco era la primera vez que intentaba sacarle del problema. Sin embargo, esta vez, la solución a sus problemas me llevaría a enfrentarme cara a cara con mis miedos y mis sentimientos, me l...