Capitulo 19. La boda

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Entré al idílico jardín de aquella casa agarrando el brazo de Jon con fuerza. Estaba muy nerviosa pero no porque deseara casarme, solo tres personas, contándome a mí, sabíamos la verdad. Fernando me esperaba en el improvisado altar con una sonrisa. Intenté corresponderle el gesto, pero no tuve éxito, la mueca se quedó congelada en mi rostro al tiempo que buscaba una señal… algo que me indicara que Gherard no me iba a dejar sola en un momento como aquel.

Llegué al altar con Jon, que me dedicó una sonrisa débil antes de apartarse de mí y dejarme junto a Fernando que besó mi mano con un gesto muy galante. Lo único que lamentaba era no haberme enamorado de su amabilidad, pero Gherard se había metido tanto en mi corazón que ya no podía sacarlo.

-Estás preciosa, Melisa.

-Gracias, Fernando…

-Vamos a empezar.

-Claro…

El sacerdote comenzó a hablar, ya sabéis, a decir las cosas típicas en las bodas; sin embargo, no le prestaba demasiada atención. Aunque todo cambió, cuando oí un disparo al aire. Miré a mí alrededor, viendo cómo la gente comenzaba a sacar sus armas o a correr con nervios. Fernando me puso detrás de su cuerpo y al alzar la mirada pude ver a alguien con un pasamontañas en el tejado. No tardé ni un instante en reconocer esa mirada. El disparo volvió a sonar, pero esta vez iba en dirección a Fernando. Él solo sonrió con cinismo y se apartó, dejándome frente a la bala. Por suerte, llevaba el chaleco anti balas que Gherard me había dado, así que ni me moví. Sin embargo, oí otro disparo que le acertó a Fernando y alguien que se interpuso en el camino entre la bala y yo. Me horroricé al ver que Jon caía delante de mí con su torso sangrante. Fernando también estaba tirado en el suelo a unos pasos. Me quedé paralizada, sin saber qué hacer, hasta que oí el sonido de una ambulancia que se acercaba al lugar. Me arrodillé junto a Jon, incapaz de moverme de mi lugar, con lágrimas en los ojos. Cuando la ambulancia llegó, se llevó a los dos y yo les seguí después. No podía ir con el vestido de novia, además, los invitados se iban y yo tenía que asegurarme de ello. Me coloqué unos vaqueros ajustados, una camiseta de color rojo de escote en v y unos tacones del color de la camiseta y justo cuando iba a salir, me topé con Gherard. No pude evitar abrazarle con fuerza, a lo que él correspondió mi gesto:

-Lamento mucho todo esto… ¿Estás bien, Melisa?

-No lo sé…

-Vamos, te llevaré al hospital.

Asentí y agarré a Gherard de la mano en el camino hacia su coche. Aquella ocasión solo había elegido un elegante y discreto coche de marca mercedes y nos pusimos en camino al hospital lo más rápido que pudimos. Gherard me comentó por el camino que no estaba seguro de si había acertado al disparar a Fernando, pero que realmente no quería hacer daño a Jon. Me sorprendió que supiera su nombre, pero estaba tan nerviosa, que pensé que ya se lo habría dicho, así que no le di importancia. Tenía un nudo en el estómago que no parecía querer desaparecer.

Al llegar al hospital, bajé corriendo en dirección al interior del edificio. Allí, le pregunté a la recepcionista por el estado de salud de ambos, que supuse habrían ingresado de urgencia. La señorita me lo confirmó, pero me tenía dos noticias. Fernando no había tenido ninguna posibilidad de salvarse, según me dijo porque el tiro había sido certero entre sus cejas. Fruncí el ceño. A pesar de todo no me alegraba de la muerte de nadie y Fernando había sido bastante amable conmigo, era una lástima, pero en parte, ahora sabía que podría ser feliz con Gherard. Y respecto a Jon, la mujer me dijo que había entrado en quirófano por la pérdida de sangre. Yo solo deseaba por Jon que se salvase porque había sido un gran apoyo para mí, era un gran amigo y no me perdonaría perderle, aunque le estaba agradecida por haber querido salvarme.

Odio amarte tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora