Capitulo 23. Una nueva vida

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Bueno, ha llegado el final del fic. Muchas gracias a todos por seguirme, es un placer escribir para vosotros. Nos leemos en próximas historias ^^

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Aunque Gherard no había tardado más de cinco minutos en venir, no podía estar quieta. Él estaba haciendo un par de llamadas. He de admitir que me sorprendía el hecho de que él conociera a tanta gente, sobre todo, estando fuera de su país, pero daba gracias a todos los santos por eso y ni siquiera era católica… Mi Hayden… ¿Estaría bien? Esperaba que al menos Charlie tuviera algún reparo en tratar bien a ese niño porque si le hacía daño, no respondería de mis actos…

-Mel, he hablado con un amigo que trabaja en el aeropuerto. Dice que Charlie cogió un vuelo a España.

-No te ofendas, Gherard, pero España es muy grande.

-Lo sé. Según mi contacto, está en Madrid.

-¿A qué estamos esperando?

-Unos amigos me deben un favor y entretendrán a Charlie hasta que lleguemos.

-Vamos…

-Estamos esperando mi avión privado.

-Lo siento, estoy muy nerviosa…

-Te entiendo, nena. Pero, no tienes nada de lo que preocuparte. Hayden estará bien… Pero Charlie es hombre muerto.

A pesar de todo, quería a mi hermano; pero por una vez, estaba de acuerdo con Gherard. El hecho de que yo no quisiera estar con Charlie no era motivo para que él secuestrara a mi hijo. La situación era fuerte y aún no acababa de creerlo. Si me hubiera encontrado sola y en esta situación, habría llamado a la policía; pero Gherard lo manejaba todo a su antojo. Por suerte, a mí me trataba de un modo muy diferente. Aún no me creía que cuando las cosas se solucionasen fuera a casarme con él y que además, él fuera a dejar la mafia. Lo hacía por su familia y eso me llenaba de alegría. Gherard había cambiado de verdad, ya no era el hombre frío y cruel que me pareció al principio.

El timbre de la casa me sacó de mis ensoñaciones y me dirigí a abrir. Me encontré con dos hombres que parecían los vigilantes de una discoteca. Miraron al interior de la casa y me ignoraron completamente para pasar. Les seguí muy cabreada y entonces, me di cuenta de que estrechaban las manos con Gherard. ¿Eran los hombres a quienes esperábamos? Gherard se acercó a mí y agarró mi mano para salir en dirección a la azotea del edificio de enfrente donde nos esperaba su avión privado. Entonces la pregunta del dinero que poseía Gherard me asaltó. Era más que evidente que tenía mucho dinero, pero no sabía si lo había logrado de sus trabajos o que de verdad su familia había conseguido tanto poder económico…

El viaje hasta Madrid se me hizo eterno. Una vez allí, Gherard y sus hombres se prepararon con un gran arsenal de armas y nos pusimos en busca de Charlie y Hayden.

Hayden no paraba de llorar desde que llegamos a Madrid y yo estaba empezando a perder los nervios. Le había dado de comer y le había cambiado el pañal, pero él no parecía contento con eso. Supuse que extrañaba mucho a Melisa, igual que yo lo hacía. ¿Se habría dado cuenta de que el culpable era yo? ¿Le haría esto replantearse las cosas? No, seguro que me odiaba mucho más y seguro que Gherard era muy consciente de todo esto… Sabía que mi muerte era más que segura, pero la esperaba con ansias. La vida sin Melisa no tenía ningún sentido para mí.

-¿Quieres hacer el favor de callar, niño? No estaríamos en esta situación si Gherard no se hubiera cruzado en la vida de Melisa. Eres el hijo de mi enemigo, no debería estar soportándote…

Odio amarte tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora