¡Mi plan no estaba saliendo bien!
La noche anterior le había pedido a Gherard que me enseñara a hacer el amor y fue justo lo que hizo, y ahora, al día siguiente me decía que tenía que ser la amante de Fernando. Según él, el latino parecía haberle engañado en algo y quería descubrirlo, a pesar de que eran amigos.
El problema de esto, es que la noche que había pasado con Gherard me había parecido fantástica, la mejor experiencia de mi vida y creí que le había importado algo, sin embargo, parecía haber aceptado hacerlo para el nuevo trabajo que tenía para mí, es decir, un motivo muy egoísta. Aunque claro, debería darme igual porque mi plan es utilizarlo para que confiara en mí y escapar, ¿no?
El único problema con el que no contaba, fue que empezaría a cogerle cariño a este estúpido hombre que había hecho daño a mi hermano, que me había hecho daño a mí, pero que me daba mi lugar ante los demás como si fuéramos algo. ¿Por qué algunas veces parecía importarle y por qué otras veces parecía odiarme?
Me estaba obsesionando con descubrir el misterio que Gherard suponía para mí y eso me traería muchos problemas, así que lo único que debía hacer era repetirme mi plan una y otra vez y hacerme a la idea de tener que acostarme con ese hombre que odiaba…
Iba pensando en todo esto mientras Gherard y yo íbamos de camino a la casa que Fernando poseía en Rusia. Cuando llegamos, los dos se fundieron en un abrazo y después me miraron para que les siguiera. Paseamos por los jardines nevados que le daban un aire majestuoso a la gran mansión y después, en el interior de la casa, el calor hizo que me quitara el abrigo antes de llegar a la biblioteca donde nos sentamos y ambos comenzaron a hablar, tal y como Gherard me comentó el plan:
-Lamento lo que ocurrió anoche. Melisa…
-No te preocupes, Gherard. Fue culpa mía y de verdad, lo siento.
-Ya veo…
-En realidad, venía a pedirte un favor.
-Sabes que puedes contar conmigo, ¿de qué se trata?
-¿Podría quedarse Melisa a vivir aquí hasta mi regreso? Solo sería un par de días, tengo que hacer un viaje urgente…
-¿Por qué no la dejas en tu casa, rodeada de guardias?
-Porque somos buenos amigos y creo que ya es hora de que tú también la pruebes.
Ante eso, Fernando cambió el gesto y asintió enérgicamente. Ambos hablaron un poco más y a la hora de la salida, sentí que el alma se me salía por la boca. Gherard se iba y me dejaba sola. Aunque no confiaba en nadie de aquel mundo maligno, me estaba acostumbrando a Gherard y quedarme en manos de su amigo que era un gran pervertido, era algo que podía conmigo.
Evité ser expresiva, pero me mordía los labios. Gherard se iba y yo ya me ponía en plan sentimental… Era una estúpida, a ellos no les importaba nada más que el sexo y los negocios.
Me di la vuelta sin ni siquiera despedirme de él, que ya se montaba en el coche. Pensé que estaría a salvo durante algunos minutos, antes de tener que tragarme el orgullo y soportar a Fernando, hasta que escuché una carcajada masculina de lo más irritante y después, alguien que me agarraba del brazo.
-¿Qué quieres?
-Parece que te has enamorado de Gherard, americana.
-¿Qué? ¡En absoluto!
-Perfecto… Bueno, supongo que querrás desayunar.
-Ya lo hice.
-Vamos, saldremos a desayunar. Estoy seguro de que ni siquiera conoces Rusia. Además, te debo una disculpa. No he sido muy amable contigo desde que nos conocemos.
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Odio amarte tanto
RomanceNo era la primera vez que mi hermano se metía en un lío. Tampoco era la primera vez que intentaba sacarle del problema. Sin embargo, esta vez, la solución a sus problemas me llevaría a enfrentarme cara a cara con mis miedos y mis sentimientos, me l...