Helado.

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Si nos comparamos con helados
llegamos a la conclusión 
de que somos
distintos,
pero al mismo tiempo,
juntos,
somos una explosión de sabores.

Somos como una bocha
de dulce de leche
y otra de marroc.
Una de chocolate blanco
y una de chocolate negro.
Una de frutilla
y una de limón.

Diferentes ingredientes,
diferentes pasados,
diferentes sabores,
diferentes personalidades,
diferentes sensaciones,
diferentes sentimientos,
sólo diferentes.

Dulces, cual tus abrazos.
Amargos, cual tus lágrimas.
Empalagosos, cual tus besos.
Ácidos, cual tus caricias.

Nuestro amor es como un vaso de helado,
exactamente en un día de calor,
pues el helado se derrite
y queda homogéneo.
Al igual que nuestras personas,
se fundieron


en una sola.

Distintos pero iguales,
necesariamente necesitados
el uno del otro,
pues para disfrutar 
de un buen helado
es necesario mezclar sabores,
al igual que para compartir

un gran amor.

Besos entre líneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora