Venus y Neptuno

El escape

El ambiente estaba en su mejor momento, entre risas me recoste sobre la hierva fresca de la noche mirando el inmenso cielo y su sin fin de estrellas, respire profundo intentando guardar cada uno de estos momentos en mi mente, algo así como guardando pequeños vídeos de hoy en mi mente, Ema acariciaba mi pelo e hizo un intento frustrado de trenza, nunca pensé que la pasaría tan bien, me siento tan... Extrañamente feliz que temo hacer algo que lo arruine.

Esa misma mañana
Ya tenía todo listo en mi mochila, intentaba recoger mi pelo lo mas prolijo posible, creo que a estas alturas habrán notado que no es mi fuerte hacer lindos peinados, escuche el sonido de esa peculiar bocina que ahora me resultaba familiar e incluso era fácil de diferenciar.
Subimos al auto junto con Beth y no pudimos ocultar nuestra sorpresa al encontrar una chica desconocida en el asiento trasero
-hola- salude en un intento de ser sociable.
-hola- dijo en un tono casi inaudible la extraña muchacha de pelo rosa, tenía ojos grandes y su boca era pequeña, lo que le daba una imagen digna de un anime.
-soy Alice- le di un pequeño puntapié a Beth para que baje de esas nubes de amor en las que se interna casa vez que esta Luca a menos de cinco metro.
-auch!- resongo, me miro con enfado, miro a la extraña y puso su cara amigable para presentarse con un simple- Soy Beth, y tu?-
- Anabella- contesto en el mismo tono de voz, no sabia si sonreía o esa era su cara "normal" pero de todas maneras era una chica de esas que te inspiran confianza desde el primer momento, no se, quizás solo era su rostro amigable.
El camino a la casa de las afueras fue corto, lo eterno fue la espera a que Axel apareciera en su coche junto con Cristian en el lugar que acordamos, en fin. Llegamos tal como lo planeamos a eso de las 11am, un momento perfecto para dejar nuestras mochilas y pertenencias dentro de la casa y salir a recorrer un poco el lugar, con el sol primaveral calentando nuestros rostros y el aire musical del campo oxigenando nuestro animo.
Anabella resulto ser la actual novia de Axel por lo que las parejitas fueron las primeras en dar un paseo romántico a orillas del pequeño lago, Axel estaba tomando fotos a todo, un nuevo hobbie al parecer, lo que lo hizo desaparecer entre los arboles en cuestión de minutos

-damos un paseo?- me pregunto
-esta bien- conteste aceptando su mano extendida hacia mi.

Era extraño vernos, una rara combinación de día y noche, blanco y negro, estrella fugaz y el oscuro cielo pero aun así con todo lo que esas diferencias implican, lo quería. Lo quería por no dejarme caer, lo quería porque él fue la única persona con interés suficiente como para resolver el misterio que hay bajo mis ojos, misterio que ni yo misma entiendo bien.
De eso se trata, no? De encontrar esa persona con el interés suficiente para revelar nuestros secretos y aun viendo nuestros monstruos cara a cara, decida quedarse

Eramos Venus -Neptuno prefiriendo la union espiritual, la union del alma, lo eterno y atemporal.

-mi madre quiere que vayas a cenar a su casa

Perdon?-

- me ha dicho que estará esperándonos el próximo miércoles- dijo mientras se comenzaba a frotar la mano derecha sobre su brazo izquierdo y cuello, ya había visto ese raro tic antes, estaba incomodo. Es extraño pero en tan poco tiempo descubrí tantas cosas de él.

-le has dicho que estamos saliendo? Le mentiste
- algo así...no...bueno...mierda, solo le comente que estamos... Pasando el tiempo juntos. Y que realmente la paso bien- mi cara lo incomodaba aun más y yo era perfectamente consciente de ello.

- no se que se supone que debo hacer ni decir-

- ir conmigo?-  en ese momento detuvo el paso y tomo mis manos, sus ojos me miraban fijo y yo no sabia que hacer. No eramos novios, no quería ser "la novia de Emanuel Arollo", solo estaba bien así, sin redes sociales, sin vídeos, sin fans, algo solo nuestro y nada mas. Un pequeño y hermoso secreto. Pero temia que el cambie nuevamente y me deje sola como ya lo habia hecho, no habia que ser espia para saber que siempre volvia con su barbie

-lo pensaré, no se si quiero seguir esto contigo - contesté pero en realidad solo buscaba una salida rápida a esa conversación, estuve pensando y dándole vueltas al asunto y no lograba que la idea me agrade 

- te quiero- dijo en medio de un abrazo espontáneo

- yo también te quiero, pero me haces mal-
- no volvera a pasar, muchas veces suelo ser imbecil perdon-
- esta bien- conteste de corazón escondiendo mi rostro en su pecho, cuando de repente sentí como me tomaba por las piernas, levantándome y cargándome sobre su hombro, yo sentía como se me cerraba el estomago por miedo a caer de cara al suelo mientras él corría y no es difícil imaginar que me llevo hasta el borde de un pequeño muelle de madera y salto conmigo al lago.

- eres un idiota, acaso no sabes que hay serpientes de agua dulce?- mentî.
Al principio no me creyó pero fingí mejor que nunca mi cara de espanto solo para reírme finalmente de su intento de huida, subió torpemente al muelle para luego verme reír 

- pendeja-  dijo mientras movia la cabeza cual perrito para quitar sus mechones largos de su cara.

Al aparecer la luna y sus estrellas ya estábamos alrededor de una mini fogata, la cual debimos googlear como se hacía (si, googleamos como se hacía) tomamos algunas cervezas y entre anécdotas infantiles, se nos acalambraron las mejillas, Ana resulto ser una chica muy simpática aunque aun tímida, por un instante vi todo en camara lenta, rostros juveniles, riendo de sus propias realidades pero riendo al fin, en un pequeño lugar alejado del mundo real, alejado de nuestras propias vidas y ahí estaba él, ese muchacho que estaba haciendo mis cargas mas leves, que se come el mundo con su sonrisa y entre todas esas chicas me vio a mi, algo de esperanza surge desde mi interior, quizás al fin llego el momento de experimentar eso que llaman felicidad o quizás la felicidad es esto, este pequeño fragmento de tiempo pausado donde todos reímos y el mundo realmente no importa.

- muchachos llego la hora- dijo Cristian mientras sacaba un porro de su bolsillo
Comenzaron a fumar cada uno en ronda, cuando llego el turno de Ema, me miro, como si me preguntara si me parecia bien a lo que reí, todos fumamos, al principio pense en lo aburrido que era pero luego las risas fueron peores hasta que finalmente luego de un rato el sueño hizo lo suyo