quince

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La semana pasó tan rápido que ni siquiera la sentí. No había hablado con Alonso desde el otro día y algo muy dentro de mí comenzaba a extrañarlo.

―Pau, iré a supermercado ―se asomó mi mamá―. ¿Vienes?

Era eso o quedarme en casa viendo tele. La verdad es que no tenía ganas de quedarme en casa así que opté por acompañarla.

El camino al supermercado fue muy ameno, estuve platicando con mi mamá acerca de mi semana de clases y de las vergüenzas que Murphy me había hecho pasar. Mi mamá ya estaba tan acostumbrada a mis múltiples escenas de torpeza así que solo se limitaba a reír. Qué mamá tan linda.

―Tu buscas esto ―me entregó una lista y una pluma―. Marcas todo lo que ya lleves ¿de acuerdo?

―¿Y tú?

―Tengo la mía ―levantó una hoja y sonrió.

Asentí y me dirigí al pasillo de conservas. Agarré un par de latas de verduras cocidas, elotes y chiles. Después me fui a la sección de lácteos para agarrar una caja de leche. Me paré frente al lugar en donde estaba el cartón con diez litros de leche. ¿Cómo se supone que ponga eso en el carrito?, se ve bastante pesado.

Fruncí los labios y muy a mi pesar agarré la caja pero mis escuálidos brazos flaquearon y casi tiré la caja.

―Oh dios ―me llevé una mano al pecho―. De verdad te lo agradezco ―dije aun sin mirar a quien me había ayudado.

―No hay de qué.

Ay.

―Soy Alonso ―extendió su mano hacia mí y lo miré a los ojos―. Mucho gusto, tú eres...

Ahora sé a qué se refería con empezar de nuevo.

―Paulina, pero me llaman Hopeless porque soy muy torpe ―sonreí y tomé su mano. La pequeña descarga eléctrica apareció nuevamente. Aún me hacía sentir esto. Increíble.

―Lindo apodo pero me gusta más Hope ―soltó una risita al igual que yo.

―Tengo que irme.

―Fue lindo conocerte, Hope.

―Igualmente, Alonso.

Después de mi encuentro con él, fui a donde mi mamá aunque aún no terminaba de meter todas las cosas al carrito. Ni siquiera llevaba la mitad pero tenía que contarle que había visto a Alonso.

Cuando volvimos a la casa, la ayudé a poner toda la despensa en su lugar y luego estuvimos viendo películas mientras llegaba mi papá. Se supone que iríamos al cine y la función comenzaba a las ocho y media. Ya eran las siete veinte, mi papá no llegaba y para llegar al cine debíamos intentar pasar por el tráfico de la ciudad.

―¡Estoy aquí! ―escuchamos a mi papá y de inmediato nos giramos.

―Llegas tarde ―me quejé.

―Perdón ―se excusó―. Hubo un accidente y el tráfico estaba muy lento. Me cambio y nos vamos.

Mamá y yo nos limitamos a asentir y mientras él se cambiaba nosotras nos pusimos a recoger los platos y vasos que habíamos usado para servir refresco y frituras.

―Listo.

Cuando llegamos al cine, había mucha gente formada para comprar sus boletos pero como nosotros los habíamos adquirido un día antes no teníamos necesidad de formarnos. Ni siquiera nos formamos en la fuente de sodas, llevábamos un par de botanas y refrescos de lata escondidos en nuestras bolsas de mano.

―¿Qué hicieron hoy? ―dijo mi papá mientras le extendía su refresco.

―Fuimos al súper y tu hija vio a Alonso.

Sí, mi familia sabía todo acerca de mí y de Alonso.

A grandes rasgos le conté a mi papá lo que había sucedido en las últimas dos semanas y luego comenzó la película.

―¿Y qué va a pasar? ―miré a mi papá confundida mientras abandonábamos la sala del cine―. Con Alonso. Me cae bien ese muchacho.

―Oh, pues empezamos de cero ―reí.

―Eso suena bien ―dijo él. Y yo estuve de acuerdo, pues como Alonso había dicho, íbamos a olvidar lo del beso y todo lo que había sucedido.

―Sí, eso creo ―sonreí.

Cuando volvimos a casa y me bajé del auto para abrir la puerta, vi que había una pequeña caja de cartón con una nota, ésta decía Hope en letra cursiva.

―¿Qué es eso? ―preguntó mi mamá pasando su brazo alrededor de mis hombros.

―No lo sé pero es para mí. Tiene mi nombre.

―Ese no es tu nombre, Paulina ―me regañó mi papá.

―Bueno, mi apodo.

Sabía muy bien quién había dejado esto aquí. Sólo había una persona en todo el mundo que me llamaba Hope.

Después de desearles las buenas noches a mis papás, me subí corriendo a mi habitación y cerré la puerta para luego dejarme caer sobre la cama con la caja sobre mis piernas. La curiosidad me mataba pero también había una parte de mí que tenía miedo de abrir la caja.

Despegué la nota en donde se leía Hope y la volteé.

Quiero que este sea un buen inicio. Sin mentiras.

¿Mentiras? ¿Cuáles mentiras?

Quité la tapa de la caja y dentro había otra caja. ¿Es un chiste?

Saqué la pequeña cajita y quité la tapa pidiendo que hubiese algo adentro. En efecto había algo; había una pulsera roja de hilo y una notita.

Busca en internet la Leyenda del hilo rojo.

Alonso.

Dejé las cajas de lado y alcancé el iPod para buscar lo que me había pedido. Esto fue lo que encontré:

La leyenda del hilo rojo

Una antigua leyenda china cuenta que existe un anciano que habita en la luna y que sale cada noche para buscar entre todas las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra.
Cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan,
así que el hilo conecta a aquellos que están destinados a encontrarse sin importar el tiempo, lugar o circunstancias.
El hilo puede tensarse o contraerse, pero nunca podrá romperse.

Aventé el iPod y saqué la pulsera de la cajapara ponérmela. Era el regalo más lindo que había recibido jamás.   

+ + +

¡Alooo there! 

¿Cómo va su semana de dos días? (?) La mía va bien, he tenido algo de tarea pero puedo sobrevivir jajaja.

Quiero saber qué les pareció este Alonso. ¿Así lo imaginan en vida real? Yo siento que si es todo un cursilón, más de lo que dice ser.

Quiero leer sus especulaciones así que adelante...

+ Mencionen el último libro que compraron y qué les pareció.

Yo compré Misty, es de una saga y la verdad me requete encantó ♥

Las quieeeeero, gracias por los votos y comentarios.

Cit.

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