diecisiete

1.8K 196 61
                                    

El día de mi cumpleaños por fin había llegado y más que sentirme emocionada, me sentía un poco triste porque Alonso no vendría.

―Pau, necesito que me cuides el mole ―dijo mi mamá cuando me vio entrar por la cocina. Asentí y me paré frente a la olla. Seguro se iría a bañar.

Como apenas me iba levantando, no tenía ganas de hacer nada más que seguir durmiendo pero sabía que aunque volviese a la cama no dormiría porque una vez despierta ya no podía cerrar los ojos otra vez.

Estuve frente a la olla por media hora hasta que mi mamá pareció con otra ropa y el cabello mojado.

―Ya vete a bañar ―me ordenó y fui a mi habitación por algo de ropa para después entrar a la ducha.

Media hora después ya me encontraba con un pants y una playera blanca.

―¿Así va a verte la familia?

―No, es solo mientras se acerca la hora.

Mi mamá se limitó a asentir y luego la ayudé con el resto de la comida y los preparativos.

―Vamos a comer en el patio ―anunció―. ¿Puedes colocar la mesa plegable, mantel y lo demás?

―Claro.

Con algo de dificultad logré sacar la mesa y colocarla. Estaba un poco pesada y yo no era la persona más fuerte sobre el planeta.

―Terminé ―anuncié entrando a la casa―. Iré a arreglarme.

Subí corriendo a mi habitación porque ya casi iba a ser la hora de que comenzaran a llegar los invitados. Opté por ponerme unos jeans azul cielo, un suéter blanco que adoraba porque era bastante calientito y unas botas color café. En cuanto a mi cabello, bueno, no quería gastar mucho tiempo así que lo dejé suelto; solo hice un par de ondas y listo.

Bajé a la cocina nuevamente pero cuando iba a entrar tocaron el timbre.

―Pau, abre por favor ―pidió mi mamá.

Caminé hacia la puerta y vi a mis tíos, los padres de Leo. Los invité a pasar después de que me abrazaran y me desearan un feliz cumpleaños acompañado de un regalo.

―¡Leo! ¡Ayúdame! ―exclamé y mi primo se limitó a sonreír.

―Estás loca ¿sabes?

―Y aun así tus amigos me aman.

―Lo sé ―sonrió.

Desde que habíamos creado nuestro grupo de WhatsApp todos hablábamos diario. Incluso hoy había recibido sus felicitaciones mediante el grupo.

La familia comenzó a llegar poco a poco hasta que todos, absolutamente todos, estuvieron presentes.

La comida estuvo deliciosa, la verdad es que mi mamá tenía un sazón inigualable, ojalá yo tuviera tales habilidades culinarias.

―Qué rico estuvo todo ―dijo una de mis tías. Y como cadena, todos comenzaron a alabar la comida de mi mamá.

―Bueno, vamos a partir el pastel ―se levantó mi mamá y comenzó a llevar los platos sucios a la cocina con ayuda de mi papá y una prima que casi ni frecuentaba.

A los pocos minutos mi mamá volvió con un pastel de chocolate. Se veía delicioso, tanto que me quise saltar la parte en donde ellos cantan Las mañanitas para apresurar la partida del pastel.

―Antes de apagar la velitas, pide un deseo ―dijo mi papá.

Que Alonso aparezca por esa puerta.

Home | Alonso Villalpando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora