Capitulo 3

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"Cuando los caminos se cruzan..."

Leto caminaba como león enjaulado por su habitación. Hace dos dias habia recibido respuesta del descarado de Alistair, quien crípticamente explicaba  tener trazado un buen plan para poder salir del embrollo en que
se encontraban él y Terry, a quien cada vez que tenía oportunidad de ver, se transformaba en un mar de lágrimas. Pero eso no era todo, ya que el verdadero motivo de su inquieto estado era una de las visitas que su hermano traería consigo: el notorio e inquietante Duque de Rossdale, Alex el calavera.

Si bien es cierto siempre fue consciente de la belleza y masculina esencia que irradiaba el mejor amigo de su hermano, nunca se sintió incomoda en su presencia. Todo lo contrario, fue Alexander Ross quien siempre la animó a no avergonzarse del agudo ingenio que poseía, otorgando seguridad y confianza a la tímida niña que alguna vez fue. La complicidad existente entre ambos era única y mágica.
Pero algo cambió entre ellos... no sabría explicar bien que provocó el repentino quiebre entre ambos, pero si tenía plena certeza cuando se produjo, y fue durante la pasada temporada social.

Londres, abril de 1815

Al regresar de la Academia para Jóvenes Damas de la señora Wallis, Leto se vio inmersa e una vorágine de muselinas, papalinas, listones, etc. Motivo por el cual no estuvo mucho tiempo en contacto con las amistades que frecuentemente eran invitadas a la solariega casa familiar. Ya inmersa en la temporada, y siendo una de las debutantes
más solicitadas, no tuvo tiempo de acordarse del otrora Lord Rivers, quien a la sazón aún  se hallaba en Italia junto a Al, Lord Saatfield y Lord Laughton, viviendo tardíamente el gran tour que les fue negado debido a la guerra con Napoleón.
Llegado el gran día del baile ofrecido por sus padres Lord Thomas Blaze, marqués de Sherbrooke y Lady Horatia, Lady Charlotte Rosaline Blaze resplandecía como uno de los raros diamantes negros del collar de su abuela, Lady Rexton. El vestido confeccionado en una vaporosa gasa de color azul cielo y tachonado de diminutas perlas, era ajustado bajo el busto, de mangas levemente abullonadas, cayendo como una suave cascada por el esbelto y delicado cuerpo de Leto. Su espléndida cabellera castaña, recogida en lo alto de su cabeza, estaba coronada por una exquisita diadema de diminutas perlas y diamantes imitando estrellas del cielo. Como toque final, su cuello estaba adornado por una delicada gargantilla de oro que tenía desde su decimoquinto cumpleaños, regalo de uno de sus seres más queridos y admirados: Alex Ross, a quien desde dicha ocasión tenía reservado el
último baile de la noche.

Al entrar al salón, del brazo de su guapo hermano todos enmudecieron debido al espléndida visión que representaban los guapos hermanos Blaze. Leto puedo comprobar el orgullo en los ojos de sus padres ante la aparición de sus hijos, sintiéndose feliz de ser quien les brindara tal satisfacción a sus adorados progenitores. Pero la mirada de ánimo  y admiración que ella vehementemente buscaba, no la encontró en el rostro más querido. Por el contrario,  los verdes y risueños ojos que alguna vez la alentaban a hacer locuras, esa noche la miraban con una expresión contrariada e indescifrable, carentes de toda calidez, más parecidos al frío tacto de la esmeralda que ostentaba el sello ducal de su dueño: el duque de Rossdale, quien al encontrar la mirada de su intrépida Charlie, como él y solvente él solía llamarla, sólo atinó a bajar la vista y abandonar el salón, incumpliendo la promesa que le hizo en su decimoquinto cumpleaños, la de reservarle el último baile de la noche.

Desde ese día, Lady Charlotte Blaze juró tratar al nuevo duque de Rossdale con la más fría cortesía, negándole el placer de disfrutar delas deliciosas e ingeniosas charlas con las que deleitaba a toda su corte de admiradores. Sí Señor, ese hombre apuesto y petulante en que se había convertido, llegaría a sus pies rogando por estar junto a ella y anhelando tenerla entre sus brazos, aún cuando fuera durante los breves momentos que un baile le proporcionaría. Alex Ross se arrepentiría toda su vida de haber ofendido a su futura duquesa. Porque el motivo al rechazo de las incontables propuestas matrimoniales recibidas para ella en el despacho de Lord Thomas ( la del simpático y enamoradizo Lord Saatfield, entre ellas) era el secreto amor que albergaba desde su tierna niñez por Alex papasnatas. Aunque la vida la consumiera en su intento, de algo estaba segura: sólo ella podría domar la naturaleza díscola y despreocupada de Lord Rossdale. Sólo ella conocía al verdadero hombre bajo la máscara de calavera. Sólo su Charlie, lo amaba tal cual era.

Buenas Intenciones©  #1 Serie Magníficos  COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora