" Que gran error es arruinar el presente, recordando un pasado que ya no tiene futuro."
Las verdes colinas escocesas se cernían frente a los enamorados duques de Rossdale.
Diez días habían pasado desde su despampanante enlace. Diez días desde que Lady Charlotte había comenzado su camino por las rutas de la pasión más desbordante de la mano de Lord Alexander. Diez días en los que aún no se atrevía a develar lo profundo y arraigado de los sentimientos hacia su marido.
- ¿Cómo describirías este momento, mi querida Charlie?
- Hmmmm...-murmuró con sumo embeleso, la interpelada- ¿Sonaría muy boba si dijera que es simplemente perfecto?
- Nada de lo que tú digas resulta soso, Lady Ross.- dicho esto, Alexander tomó posesión de forma exigente de los labios de su bella esposa, incrementando la pasión, sin importar que los sirvientes que les acompañaron al picnic se encontraban a unos pocos pasos de ellos.
Sumamente avergonzada por la escena que estaban protagonizando, Charlotte puso fin al interludio romántico y en una perfecta imitación de Lady Horatia Blaze, reprendió a su marido:
- Querido, somos ingleses y no está bien visto que mostremos nuestros sentimientos en público. Eso se reserva sólo para las mascotas.- finalizó con un dejo pedante y ligeramente cómico.
Rossdale la miró divertido, pero esa mirada estaba impresa de placenteras y sensuales promesas. Promesas que ella se encargaría de hacerle cumplir una a una.
----------------Tras una "educativa" tarde en la habitación, Alex y Charlotte se preparaban para su primera actividad social como matrimonio. Su primo Lord Campbell había organizado una pequeña reunión en su casa de Inverness, cita a la que también estaban invitados Laughton y Saatfield, quienes se encontraban recabando toda la información posible respecto del paradero de la novia fugitiva, o "la bruja pelirroja", como Thorne tan amablemente había bautizado a la huidiza Antonia Crane.
Charlotte no necesito comprobar su aspecto en el espejo para cerciorarse de su impecable aspecto, ya que la mirada apreciativa de Alexander dieron la respuesta.
- Sinceramente querida, creo que cuando nuestro buen Saatfield vea lo radiante que luces, se pegará de cabezazos contra la primera superficie sólida que vea. - dijo con sorna el duque.
- ¡Alexander Domeric Ross, no seas cruel con Hamilton!. Después de todo gracias a él estamos casados.- le reprendió Leto.
- Parece que alguien necesita remedio para el malhumor- y dicho esto, Rossdale tomó entre sus brazos a Charlie, besando de forma exigente sus dulces labios.
Cuando Alex la soltó, entre gemidos de protesta Leto repuso:
- Ud. si que sabe cómo hacer feliz a una mujer, Su Gracia.- y añadió- Feliz dejaría de asistir a la velada, pero no podemos desairar al hijastro de Lady Claire. Mal que mal somos familia y además, uno de los pocos ingleses a los que verdaderamente soporta y estima.
- Concuerdo contigo Charlie querida. Pero déjame decirte que toda la noche estaré pensando en el momento en que te quite lo que llevas puesto.
Y antes de arrepentirse, el bien avenido matrimonio se encaminó a casa de Lord Andrew Campbell, sin sospechar siquiera que su despejado cielo conyugal se vería amenazado por malentendidos no aclarados.
----------------
La fresca noche de las Highlands se hizo sentir, no obstante que ese año gozaban de muy buen clima, por cual Leto agradecía haber escogido aquella capellina de marta para hacer frente a las bajas temperaturas.
ESTÁS LEYENDO
Buenas Intenciones© #1 Serie Magníficos COMPLETA
Historical FictionEL GRANUJA Alexander Domeric Ross, cínico y calavera duque de Rossdale nunca imaginó perder la cabeza por un par de inocentes y luminosos ojos castaños, menos si la dueña de aquellos luceros de perdición es la hermana menor de uno de sus mejores am...