CAPITULO 7

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" La persona que camine contigo bajo la lluvia será la que camine contigo bajo la tormenta."

Repuesto de la incómoda impresión que le produjo ver a Donha Mencía en Londres, El duque se dirigió de inmediato a Whitehall.

Anunciándose como Su Excelencia, el duque de Rossdale ingresó al despacho de su ex Jefe, Lord James Proctor quien se complació en recibirle:

- ¿ A que debo el honor de tan ilustre visita?

- El honor es mío Proctor, pero me temo que no es una visita de cortesía. Para cosas agradables departimos en Brook's- continuando el duque- es algo que tiene que ver con mi nefasto episodio portugués. Hoy la vi.

- ¿Te refieres a la condesa? Sabía que vendrías por eso. Pero permíteme aclararte algo: ella efectivamente está muerta y enterrada. A quien viste es a doña Telma da Alvinha y Guimaraes, marquesa de Araujo, es la esposa del embajador portugués en París y prima de tu antigua prometida.Vinieron a Londres por su luna de miel. Por cierto, felicitaciones por tu próximo enlace. Desde que escapaste del baile de presentación de Lady Charlotte Blaze supe que algo se venía tejiendo. Laughton y yo apostamos que tan rápido caerías en las redes del matrimonio con la hermana de Rawlings. ¡El muy descarado me ganó una pequeña fortuna!

Algo más aliviado por la noticia y porque no decirlo, indignado con las pitanzas que sus amigos habían hecho respecto de su futuro, Alex se propuso incomodar a su ex jefe:

- Y tú James, ¿ cuándo harás justicia y harás una mujer honrada a la viuda de Lord Sundley?

Proctor de revolvió incómodo en su asiento. Si bien es cierto su relación con Amanda Sanders, la viuda de Lord Sundley era un secreto a voces, no le gustaba hablar del tema. Pero tratándose del buen Rossdale, todo estaba permitido:

- El problema no soy yo, Alex. Es ella quien no quiere casarse. Luego del extraño y corto matrimonio con el vejete de Sundley, mi tío, ¡no quiere ataduras!- dijo agobiado. Pero lo peor de todo es: mi madre. Cada vez que viajo a Hardcastle Manor, comienza a chantajearme con el asunto del heredero, que  para cuando Amanda se decida a ser mi esposa ya será demasiado vieja para dármelos, etc.

Sin querer  inmiscuirse en dramas ajenos y, respetando la incomodidad de su camarada, Alex se despidió. Tenía un baile al que asistir y, una prometida de quien presumir. Sólo esperaba no encontrarse con sorpresas.

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Después de una reponedora siesta y un relajante baño aromatizado con aceites de azahar y nerolí, traídos especialmente para ella desde tierras lejanas por su querido Rich, Leto comenzó a prepararse para el baile en casa de Lord Wellington, el héroe de Waterloo y primo cuarto de su prometido. Para la ocasión se decantó por un vestido de seda y gasa color bronce ajustado al busto, con un escote bajo, cayendo en vaporosos pliegues por su cuerpo. Las mangas simulando delicados pétalos de rosa, caigan graciosa y delicadamente hasta más arriba del codo. Pequeñas cuentas ambarinas adornaban tanto la falda como el escote,  lo que daba un efecto majestuoso y etéreo a quien lo lucía. Su famosa cabellera castaña, hábilmente peinada por Gwen, se encontraba recogida  en lo alto de su cabeza, cayendo hacia un costado, decorado con una filigrana de diminutas flores doradas.Como complemento llevaba un sencillo brazalete de oro ajustado en su mano derecha y en su esbelto cuello, la gargantilla que alguna vez le hubo regalado su prometido.

Mientras admiraba el impecable trabajo de su doncella, no pudo evitar detener su vista en el collar. Una serie de imágenes de otro tiempo vinieron a su mente, particularmente una tarde de verano de hace cuatro años, cuanto tenia catorce. Con asombro, comprendió todo.

Buenas Intenciones©  #1 Serie Magníficos  COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora