Capítulo XIV

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Seguí bailando con el rubio como si no tuviera unos ojos negros clavados en mi nuca. Me acerqué par bailar aún más pegados, si eso era posible. Me giré un momento al notar una presencia. Pero no cualquier presencia. Sonreí maliciosamente.

--Eric. --Llamé al oji verde. --Tienes algo en la mejilla. --Dije acercándome.

--Oh quitamelo porfa. --Respondió sin saber lo que eso significaba para mí. Mi plan funcionaba. Me acerqué a él y le quité la supuesta cosa pero me quedé en esa posición más tiempo del necesario. Sabía que me estaba mirando y por eso hacía lo que hacía. Me giré para confirmar mi hipótesis y así era. Tenía razón, Nathan me miraba como si sus ojos pudieran atravesar mi piel y asesinar a Eric con una mirada. Literal.

Le sonreí.

--Ahora vengo. --Me dirigí al rubio. Cogí mi bolso y fui al baño. Al salir me encontré con una escena que era de todo menos agradable para mis ojos.

Nathan. Nathan con una chica rubia. No cualquier chica rubia no, una realmente despampanante. En ese momento me miró y me dió esa sonrisa que, minutos antes, yo le había dado. Volví a entrar al lavabo.

¿Quería jugar? Me encantaba jugar.

Me pinté los labios de mi rojo granate y me volví a echar otra capa de rímel. Se enteraría de quién era Laura. Salí del baño aparentando tranquilidad y seguridad. Sabía que me miraba pero no le iba a mirar, era debilidad. Caminé moviendo exageradamente las caderas y fui hacia mi nuevo compañero.

--¿Eric vamos a hablar a un sitio más privado? --Dije aparentemente inocente.

--Claro. Te sigo. --Sonrió.

Le cogí de la mano y le guíe hasta una de las habitaciones de la planta alta de la casa. No sin antes echar una mirada al moreno que seguía observando la escena con una notable enfadada cara. Le guiñé un ojo y seguí subiendo las escaleras hasta la planta de arriba.
No sabía cuál sería mi siguiente paso. Ni si quiera sabía porque lo hacía.

¿Acaso le quería poner celoso?

¿Acaso a él le importaría como para ponerse celoso?

Esto era una tontería. ¿Por qué lo hacía?

Comencé a agobiarme y mi compañero se dio cuenta de ello.

--¿Qué te pasa Laura? --Preguntó Eric mirándome.

--Oh nada tranquilo. --Dije sonriendo. Se me daba bien mentir. Pero realmente no lo estaba. Me quería ir a casa, era lo que más deseaba en ese momento. Pero no podía dejar que ganara.

__¿Pero que ganara a qué?__ Me pregunté a mi misma sin entenderme.

--Sólo espera un momento aquí ¿Vale?-- Le dije a Eric. Salí de la habitación sin esperar respuesta y fui al pequeño jardín del anfitrión. Necesitaba aire. Oxígeno. Respuestas a preguntas que me daban miedo preguntar.

Un par de minutos después y sin ninguna solución al inexistente problema, decidí volver a entrar a la fiesta. Era temprano y no quería que acabará, aún no, había prometido que sería la noche.

Pero la vida no me daba un respiro.

Derek. 

¿Qué mierda hacía Derek en esta fiesta?

No, no. Mejor. ¿Qué mierda hacía Derek en esta fiesta al lado de mi amiga?

Exacto. Mar y el molesto oji verde estaban sentados en el sofá crema del comedor. Hablando. Muy juntitos. En ese momento Mar se dió cuenta de que la estaba mirando y me guiñó un ojo. ¡Como si fuera algo bueno que estuviera con ese... Ese... Imbécil!

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