Capítulo XXIV

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Técnicamente yo había ganado.

¿Verdad? Él era el que me había besado, yo sólo me dejé llevar. Pero era yo quién había ganado.

El beso acabo y me comencé a reír.

--¿De qué te ríes? --Preguntó con una ancha sonrisa.

--He ganado. --Dije imitando su sonrisa.

--¿Ganar? ¿Tú? Nunca. --Dijo cogiéndome como si fuera un saco de patatas.

--Heyyy que te crees que... --Oh no. Oh no.

--NO NO NO NO NO. --Grité entre risas incontrolables.

Me estaba haciendo cosquillas. No, no, me estaba matando con cosquillas. Y lo peor era que había encontrado mi punto débil, el costado derecho.

--Pa...raa. Nath...an. --Pude decir entre risas.

--No quiero. --Dijo poniéndome de nuevo en la cama. Pero sin parar con las molestas cosquillas.

--NATHAAAAN. --Le grité intentado apartarme.

--Sólo pararé si me haces un favor. --Dijo dándome un respiro.

--¿Qué clase de favor? --Pregunté con miedo.

--Deja que duerma contigo. --Me miró con su típica mirada. Esa que hacía que perdiese el control de lo que podía controlar, ese tipo de mirada que te obligaba a hacer lo que él quisiera. Porque, al final, siempre hacía lo que él quería.

--Está bien. --Dije con resignación. Aún que una parte de mí estaba ansiosa de que llegara este momento.

Nos tumbamos cada uno en nuestros puestos. Yo en la derecha, que era el lado que siempre dormía, y él a mi lado, mirando hacia mí.

--Deja de mirarme, necesito dormir. --Le hablé con los ojos cerrados.

--Me gusta mirarte. --Respondió. Abrí un ojo pensando en lo que podía contestar. Pero no me salían palabras. No me salía nada.

¿Qué debía decir?

--A mí también me gusta mirarte. --Contesté mirándole directamente a sus hermosos ojos.

--¿Qué tenemos que hacer? --No hacía falta explicar a qué se refería. Yo ya sabía lo que tenía que saber y él también. El problema era esa duda, esa duda que no podía quitarme de mi cabeza...

--No lo sé. --Dije con sinceridad.

--Yo no... No sé... Que pasa. --Intentó explicarse.

--Es igual. Vamos a dormir ¿Vale? --Le tranquilicé.

Y con esas palabras y con miles de dudas en cada una de nuestras cabezas, caímos en un profundo sueño.

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Había quedado con Derek.

No podía estar quieta, no después de lo que me había contado la última vez.

Confiaba en Nathan. Sabía que no me haría daño. ¿Pero realmente podía fiarme?

Derek me abrió la puerta de su casa con amabilidad fingida. No quería estar aquí, pero sabía que era esto o nada.

--Siéntate. --Me obligó. Y lo hice, lo hice para no llevarle la contraria y poder acabar cuanto antes mejor.

--Cuéntame todo. --Le pedí. Aún que me daba miedo lo que pudiese suceder, valdría la pena por saber, saber la verdad.

--¿La verdad? --Asentí con la cabeza. --Tú me has pedido, no yo. --Dijo abriendo las palmas de las manos en señal de rendición.

--Iré directo al grano. --Comenzó diciendo. --Como ya te dije el otro día, no somos humanos. Primero de todo, él y yo somos de diferentes especies, pero a la misma vez de la misma. --Al escuchar esas palabras, unas arrugas se dibujaron entre mis cejas. ¿Cómo se entendía eso?

--Explicate bien. --Le dije sin entender.

--Todo lo que te voy a contar es real. No miento. --Aclaró. --Somos ángeles. Sí, ángeles custodios como te dije la última vez. El problema es que no es como has leído o visto en libros y películas. Hay que añadirle más cosas a la definición. Seguramente malas, al menos para ti. --Me dijo guiñándome un ojo. Se lo tomaba como un juego, mientras yo por dentro estaba muerta de miedo.

--Hay dos clases de ángeles custodios. Los buenos y los malos. ¿Sabes cuando en los dibujos animados sale una persona con el demonio y el ángel a cada uno de sus hombros para que haga lo que ellos digan?--Asentí. -- Es algo parecido. Los ángeles buenos son aquellos que te protegen, por eso son custodios, como un ángel guardián. En cambio los malos hacen todo lo contrario, ponen a prueba al bueno para ver si hacen bien su trabajo. El problema es que los dos saben mentir muy bien y los humanos no saben diferenciarlos. Además que son terriblemente peligrosos para éstos. Al menos a los que no se niegan a ver la verdad, como tú. --Derek hablaba como si yo tuviera 6 años y él estuviera leyéndome un cuento para irme a dormir. Como si no me afectara lo que contaba.

--¿Y tu quién de los dos eres entonces? --Pregunté con miedo de saber la respuesta.

--El bueno obviamente. --Respondí con una sonrisa maligna.

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2 cap de maratón. Siento no haber subido ayer... Subiré otro ahora.

Bueno aquí no acaba la explicación....Hay demasiadas cosas que contar. De verdad.

¿Se lo creen o no?  ¿Acaso Nathan es malo? Lloro. Aún que puede ser...

adioooooooos

-Wxnder XX

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