Capítulo XXVIII

3K 286 58
                                    

Entré con cuidado por la ventana que hacia apenas cinco minutos había saltado. Y ahí estaba Derek y Nathan, sentados en el frío suelo esperando a que sucediera algo que no entendía.

--Pensaba que tardarías menos. Ya sabes, el amor y eso. --Habló el oji verde levantándose de su lugar y sacudiendo el polvo de su camisa blanca.

--¿Qué haces Laura? --Preguntó Nathan acercándose para ver si estaba bien.

--Yo pensaba... Que bueno... Yo... Tú... Muerto... Derek. --Tartamudeé.

--¿Creías que iba a matarlo? --Preguntó sorprendido Derek. --Que va cariño, no me lo permiten los superiores. --Dijo alzando la cabeza, mirando al techo como si hubiese alguien arriba de éste.

--¿Entonces que...? --No entendía porque estábamos en esta situación.

--Creo que aún no has entendido mis intenciones. --Rodó los ojos harto de la situación patética en la que me encontraba. --Malditos humanos, mira que te lo he dejado fácil. --Se tocó la cara irritado.

--¿Entonces qué quieres? --Pregunté echándome para atrás.

--¿La misma pregunta de siempre? --Suspiró con resignación. --A ti. -- Me señaló. --Tu sacrificio concretamente. --Especificó.

--¿Mi qué? --Miré a Nathan en busca de respuestas que no pensaba contestar.

--Mira no hace falta que te lo explique ¿Vale? Sólo déjate matar para salvar a tu "querido Nathan" y punto. --Habló acabando con la poca paciencia que tenía.

__Tienes que correr Laura. ___Me habló el oji negro mentalmente.

__¿Y tú qué? __Me preocupe.

__No me puede hacer nada. Sólo corre. __ Dijo mirándome.

__ ¿Hacia dónde? __Pregunté sin saber.

__Piensa. Dentro de un par de horas nos encontraremos en tu casa. __ Nada más acabó de decir aquellas palabras y ya estaba encima de Derek creando la distracción perfecta para que mi torpe mente creara algo que me salvase la vida.

Mi única opción volvía a ser la ventana.

Corrí hacia ésta y la abrí sentándome en la pequeña repisa que había. Estaba vez antes de lanzarme al vacío como si de una pluma se tratase, miré a cuantos metros me encontraba. Vale, no eran demasiados no pasaría nada. Además que ya había echo esto anteriormente, nada saldría mal ¿No?

Pero si que salió mal ya que al caerme justamente en los mismos matorrales que la última vez que me había tirado, sentía un dolor.

Pero no cualquier dolor. Dolía demasiado para ser un arañazo y demasiado poco doloroso para estar muerta.

Pero solamente era eso, dolor.

Me inspeccioné el cuerpo en busca de algún señal que me dijera exactamente de donde provenía la molestia. Aparentemente todo parecía normal, hasta que llegué a la pierna derecha.

Ahora entendía el por qué sentía lo que sentía.

Estaba rota.

No sólo rota, realmente mal herida, si me fijaba podía ver como el hueso sobresalía de mi piel. Sólo verlo me entraban arcadas.

Pero tenía que salir, tenía que huir.

Me apoyé en la pared que anteriormente había escalado y caminé como pude hasta que ésta se acabó.

Ahora que pensaba... ¿Dónde estaban mis amigos? ¿No se habían dado cuenta de mi desaparición? Vale que hiciese horas que me fui, ¿Pero ningún mensaje?

Alleyways Donde viven las historias. Descúbrelo ahora