Capítulo XV

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Hacia días que no le veía. ¿Por qué siempre desaparecía de esta manera?

¿Acaso no notaba lo que eso repercutía en mi? Vaya egoísta.

Se ve que se enfadó. Se enfadó porque salí corriendo. ¿Qué quería que hiciese? ¿Que nos sentáramos en un cómodo sofá de psicólogo y mientras yo le explicaba todo lo que pasaba por mi mente, él iría apuntando en su mini libreta?

__Y si tenía que disculparme...__ Planteé para mi misma.

¿Pero disculparme de qué?

Que no. No lo iba a hacer. Es mi vida y no tengo que dar explicaciones de nada. Y si no le gusta que no mire.

Y no le necesitaba. Si no quería verme genial, yo tampoco quería verle. Bueno, si que quería verle pero no si yo tenía que dar el paso. El paso a nada, ya que era él.

Asentí con la cabeza para convencerme y me comencé a vestir. No iba a estar todo el día pensando en él. Eso es lo que quiere. No.

Quedaría con Eric.

No me arreglé demasiado, un simple Jersey azul oscuro y unos tejanos negros. Ni me iba a pintar. Una coleta alta bastaba para despejarme el pelo de la cara e irme.

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--Y mis amigos se rieron como locos. --Siguió con su historia entre risas. Sonreí educamente.

--¿Y de qué se reían? --Fingí interesarme.

--Si ya te lo he contado. --Dijo frunciendo el ceño. --Bueno lo vuelvo a repetir. --Y ahí dejé de escucharlo, por mi cruel que sonara. Cuando acabó de explicar su "maravillosa" historia me disculpé educamente y me fui al baño.

¿Des de cuando Eric se había vuelto tan aburrido?

Me lavé la cara para despejarme y mire a la chica del espejo.

¿Qué me pasaba?

Lo echaba de menos.

¿Por qué no venía a verme?

¿Pero qué tenía que hacer?

--¿Qué pasa? --Me despertó Eric de mis pensamientos.

--¿Qué? Ah nada tranquilo. --Sonreí.

--Te estoy aburriendo con mis historietas ¿No? --Preguntó frunciendo el ceño.

--Oh claro que no. --No le quería hacer daño. No tenía la culpa de nada. --Es sólo que estoy teniendo unos problemas familiares y estoy despistada. --Inventé dándole apoyo con una sonrisa sincera.

--No te preocupes te comprendo. --Se creyó.

--Ya. Oye me tengo que ir ya a casa. --Dije levantándome de mi silla. --Gracias por el café Eric, enserio, eres tan amable. --Seguí mientras salía por la puerta.

--Te acompaño a casa. --Afirmó. Y yo asentí a su inexistente pregunta.

Íbamos caminando en un incómodo silencio hasta por fin, llegar a mi casa.

--Bueno pues aquí vives. --Dijo jugando con sus pies.

--Ajá. No es gran cosa pero... --Algo no me dejó terminar. Me había dado un beso. Bueno, me estaba intentando dar un beso. Pero le aparté, no me gustaba. No de esa manera.

--Lo siento Eric. --Me disculpé. --Es que hace poco he salido de una relación y es... Es demasiado reciente. --Mentí.

--No te preocupes. Te esperaré. --Se despidió con un guiño.

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