- ¡Me encantan sus pastelillos!- atino a decir el joven conde, no fue algo repentino que invento, pues la fama de la panadería Dupain- Cheng no era solo un rumor, sobre todo si la repostera era Marinette, pero por alguna razón, admitirlo le causaba un cosquilleo en el estómago.- Quise decir, el sabor y la presentación de los platillos que se me han presentado ayer fueron de mi total agrado,- cambio su vocabulario ante la mirada picara y deductora de Alya- por lo que he llamado a la señorita Dupain para ofrecerle un trato.
- ¡Me mudare a la capital!- Anuncio la panadera.
- Así, podre seguir degustando de sus creaciones cuando me apetezca.- continuo tragando un poco de saliva, esperaba no hacer notorio su nerviosismo al intentar sonar tal y como alguien de su título. Aunque adornar tanto las oraciones y terminar diciendo nada no era algo de su agrado, tenía que hacerlo, si no quería que la morena descubriera la verdad.
- ¡Eso es grandioso!- dijo con efusión, no se lo había creído por completo, pues aun tenia ciertas sospechas de la imprevista mudanza de su amiga, pero fuera cual fuera la razón, se encontraba feliz de poder verla más seguido ahora que ella también se mudaba para infiltrarse más a la editorial, la situación le caía como anillo al dedo, por lo que decidió no decir más, ya habría tiempo para eso.- ¿Dónde te quedaras?
- Eh, yo...-Buena pregunta, en su plan solo estaba mudarse, ni Adrien ni ella se detuvieron a pensar en los detalles.
- Aquí,- interrumpió el rubio,- Le he ofrecido una habitación en la mansión.
- Usted le dio una habitación, en su mansión.- repitió cruzándose de brazos, el conde se expresaba con tan envidiable fluidez y seguridad, que era casi imposible cuestionarlo.
- Si, es lo que he dicho.- gotas de sudor frió comenzaban a descender por su espalda temiendo que se descubrieran sus objetivos.
- Eso ya lo he entendido, - su postura no había cambiado- pero, ¿Por qué?
- Pues, ya que la panadería yacerá en la zona céntrica, expongo que lo más favorable es que su aposento se encuentre lo más cercano posible, además que de esta manera podre ofrecerle ciertas comodidades, ya que desde ahora Mademoiselle Dupain será mi repostera oficial.
La sorpresa no solo se mostró en la "O" que formo Alya con su boca, sino que también en la de Marinette, que contenía el mismo gesto.
- Adrien, es decir, su señoría,- se corrigió.- es un gran honor.
- Lo mejor para la mejor.- dijo con un sutil guiño, asegurándose que solo ella lo viera y escuchara.
- Me gustaba la idea de que viviéramos juntas, pero esto es más que grandioso, es glorioso, hasta puede ser una primicia para el periódico de mañana, tengo que irme y decirle al editor en jefe.
- ¡Alya, espera!- grito la azabache pero su mejor amiga ya estaba lo suficientemente lejos para escucharla.- ¿esto está bien?, ¿no nos traerá problemas?- pregunto al ojiverde.
- No lo creo, después de todo, tendría que saberse, así podrá servirnos como cuartada.- Adrien estaba en lo correcto, de esta manera, nadie cuestionaría el por qué la joven entraba y salía de la mansión.- Te apetece conocer la tienda, puede que haya algo que desees modificar.
- Es buena idea, si no es molestia claro.
- Por supuesto que no, vamos.- dijo ofreciéndole su brazo.- No está muy lejos de aquí.
- ¡Hey! no puedo respirar-Se quejo Plagg, que permaneció escondido, hasta ahora, en el saco de Adrien.- ¡Creí que moriría!
- Lo siento, olvide que estabas allí.- se disculpo en tono burlón, no es que su intención fuera asfixiar al kwami, pero al menos darle una pequeña lección por lo de la mañana.
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Akuma
FanfictionMarinette es una chica normal que trabaja como panadera a las afueras del reino. Nunca se explico el porque le temía a las mariposas, hasta que conoció a Adrien, un joven que se dedica a cazar esas mariposas, o mejor dicho, akumas.