Capítulo XV

170 16 5
                                    

Adrien se levantó de un solo salto, su visibilidad había sido afectada por los restos que entraron a sus ojos, así como le fue necesario toser para limpiar sus pulmones de lo que alcanzo a inhalar. Una sustancia caliente recorría su brazo izquierdo, de un fuerte y palpitante color carmesí, consecuencia de los cristales que se incrustaron una vez giro para evitar que fuera Marinette quien los recibiera.

- ¡Sal, cobarde!- grito con furia el profanador.- No podrás esconderte para siempre.- Aquella declaración, les advirtió que su agresor no podía verlos, al menos por ahora, así que debían moverse rápido, si es que no querían terminar sus días bajo los escombros.

Se incorporó con cuidado, su brazo dolía, al igual que las quemaduras de su última pelea en la aldea. Se lamentaba haber dejado a Plagg, siempre procuraba llevarlo consigo, sobre todo si debía salir, pero en esta ocasión sintió que no era necesario. Cuanto se estaba odiando, solo podía limitarse a esconderse tras mostrador. No pensaba en el dolor que su cuerpo experimentaba, ni en la cantidad de sangre que absorbía su camisa, solo pensaba en ella, en Marinette, tenía que sacarla de allí a como dé lugar.

-¿Qué hacemos?- su voz era casi inaudible.- nunca lo lograremos.- Apenas había tenido su primer entrenamiento, no se sentía preparada y por si fuera poco Adrien no podría transformarse, era de esperarse que entrara en pánico.

-Nunca es un imposible, y lo imposible no va conmigo.- contesto en un intento de optimismo, sabía que los trajes no solo los protegían, pues también les proporcionaban velocidad, resistencia y flexibilidad, pero esa era la razón por la que entrenaba tan duro, intensificar sus habilidades, Chat Noir vivía en él, solo necesitaba liberarlo.

Tomo del brazo de la azabache, esperando el momento indicado, el akumatizado los buscaba entre las ruinas del lugar, era su oportunidad de salir. Sin dudar, corrió hacia el gran agujero que ahora daba a la plaza, pero su esfuerzo no sirvió de mucho, pues la vitrina, donde hace unos instantes se resguardaban, salió disparada hacia ellos. En un impulso, se dejó caer junto a su compañera, siendo la fuente del centro la que recibiera el impacto.

- ¿Por qué la prisa?- soltó en son burlón desde dentro, El ojiverde se preparaba para una nueva estrategia, se colocó en frente de la chica y se acomodó en posición de batalla. Desconocía contra lo o quien se enfrentaba, pues no había podido verlo entre tanto polvo, de lo único que estaba consiente es que él era el objetivo, por lo que quizás no iría sobre Marinette. La bruma comenzaba a disiparse dejando a su oponente a contra Luz: Un hombre, algo robusto, con uniforme azul y nariz bulbosa.

- ¿Arthur?- dijo sorprendido al reconocer a su guardia, con su recién adquirida altura de dos metros.

- ¡Yo no soy Arthur!- grito en señal de enojo.- ¡Soy Le gardien!

- En serio, ¿Le gardien? ¿no pudiste pensar en un nombre mejor?- se mofo aumentando el enfado del guardia.- Admito que no fue buena idea.- Salto evadiendo el pedazo de muro que le fue arrojado.

No había tenido ocasión de acercarse, pues en cada intento que hacía, Le gardien declinaba la irrupción. Necesitaba descubrir por donde atacarlo y llegar a su bonete, donde seguramente se escondía el akuma, así esquivar los objetos que le lanzaba con impactante fuerza. A pesar de que el rubio peleaba con garras, sin mencionar que luchaba sin la ayuda de uno de sus brazos, su oponente se escudaba con facilidad y tal y como lo imagino, Arthur solo iba tras él, haciendo del combate uno contra uno. Ninguno de los dos había sido capaz de tocarse, y así hubieran continuado, de no ser por la chica morena aficionada del periodismo que había acudido a obtener la primicia.

- ¡Tu Maldita sea! ¡Todo ha sido tu culpa!- bramo furioso al identificarla.

- ¡Alya!- Exclamo la azabache al percatarse que Le gardien se preparaba para arrojar una carreta contra su mejor amiga. En un lapso de valentía se interpuso entre el proyectil y la morena, pero una vez más Adrien se abalanzo sobre ellas, sacándolas del punto del choque.

-¡Intentare ganar tiempo!- contesto con un gruñido a causa de su dolencia por el aterrizaje - ¡Váyanse!- ordeno al ver que ninguna de las dos se movía.

Una vez más, la contienda comenzaba, con la única diferencia en la cual Adrien dejo de ser el blanco, Al parecer Arthur no dejaría que se le escaparan tan fácilmente. Este avanzo velozmente, adentrándose al pueblo y dejando atrás al conde. A paso constante, retumbando sus pisadas sobre el suelo, logro alcanzarlas justo antes de que se refugiaran en el mesón en el que Alya trabajaba. Con una sola mano, tomo a la morena del cuello, desprendiéndola del agarre de su amiga y alzándola en el aire, obstruyendo sus vías respiratorias.

-¿Me pregunto si esto podría considerarse noticia?- se burló haciendo hincapié en la discusión que habían tenido afuera de la mansión.- o quizás sea bueno para una nueva sección, solo para damas. Imagínelo "Azul lo último en maquillaje", ¿No le parece estupendo? A usted le sienta bien la asfixia, Mademoiselle.- Sus gafas cayeron, y pronto lo harían sus fuerzas, sin embargo ella se resistía, no quería rendirse tan pronto.- ¡Aun patalea!, entonces será mejor subirle el tono, tal vez un violeta. – La estrujó más fuerte, inmovilizándola.

- ¡Suéltala!- exclamo la azabache, a la vez que le rompía una silla encima. Causándole absolutamente nada.

- ¿En verdad creíste que alguien tan insignificante como tú podría detenerme?- dijo girándose hacia ella. – ¡Hasta un mosquito picaría más fuerte!- Con su mano libre, la apresó de su azulado cabello, pendiéndola a la misma altura que Alya.- ¡No son más que unas estúpidas e inútiles mujeres!- Pudo pronunciar, antes de recibir un porrazo en la espalda. Chat Noir había saltado del tercer piso del mesón. Con una increíble puntería, y excepcional fuerza, consiguió darle justo en donde sus brazos se juntaban, haciéndolo arquear. Dio un salto más, de manera vertical, aterrizando, ahora, en su cara, rescatando a las chicas, y posteriormente repitió el acto una y otra vez hasta conseguir derribarlo.

La furia podía notarse en todo su rostro, incluso el verde de sus ojos había oscurecido. Era la primera vez que un akumatizado dañaba a los civiles de tal forma, sin embargo, esto no era del todo la causa de su rabia, Le gardien, había dañado a quien juro proteger, su lady, y de nuevo por motivos tan absurdos. Hubiera seguido golpeándolo, pero se contuvo, matarlo no le traería ningún beneficio, dejarlo inconsciente fue suficiente.

- ¡Creí haber dicho ya que no permitiría esa clase de injurias!- soltó. Ahora debía contar hasta cualquier número que le permitiera volver en sí.

- ¿Estás bien?- Nino alcanzó a su amo junto a la kwami roja. Habían ido en su ayuda al escuchar el primer estruendo, y al encontrarlos, Plagg no dudo ni un instante en funcionarse con su portador. - ¿Y el akuma?- inquirió al notar desinterés por la criatura.

-¡Ahora no! Tenemos que llevarlas a la mansión.- dijo al moreno, haciéndolo enterar de la situación.

Frente a ellos, a unos cuantos metros, se hallaban las jóvenes heridas. Alya, respiraba con dificultad, rogando por un poco más de oxígeno y no caer inconsciente. En cambio, Marinette no pudo contenerse en lágrimas, su cuello cabelludo ardía, aquel bastardo se había quedado con algunos de sus cabellos entre sus dedos.

- ¡Marinette!- la pequeña Tikki estaba desconsolada por lo que veía.

- ¡Ese maldito!- el disgusto no tardó en nacer del moreno. Este se puso en marcha, estaba dispuesto en terminar con la vida del guardia, de no ser por el rubio, él también quería hacerlo, pero debían recordar que Arthur estaba siendo controlado.

- Llevemos las a la enfermería.- Sin tardar, Nino tomo a la morena, y la subió en su espalda. Chat estuvo a punto de hacer lo mismo con la azabache pero esta se rehusó.

- No, yo puedo... - dijo volviéndose al suelo.- Puedo andar, ademas tú también estas herido.- No pudo evitar ver su brazo, ¿cuanto dolor estaba conteniendo?

-No es para tanto.- insistió de nuevo.

- Lo mismo digo. Capturemos al akuma.- su actitud valerosa termino convenciéndolo.

- Nino, encárgate de Alya.- mando decidido.

- No tenias que decirlo dos veces.- respondió el moreno al ponerse en marcha.

- Terminemos con esto, My lady.



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 03, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora