Akuma

Capitulo XII

 -Me agrada.

- A mí también.- admitió el rubio sonriendo cautivamente. Si bien su compañera era hermosa de civil, aquel atuendo rojo hacia resaltar aún más el azul de sus ojos como el de su cabello. Sin duda aquella combinación de colores se  volvería su favorita.

- ¿Y Tikki?- pregunto preocupada al no verla por ninguna parte.

- En tus pendientes,- le aclaro, acercándosele para verlos de cerca.- Es, algo así como una fusión entre el kwami y el miraculous, al encontrarse unidos se forma el traje y los poderes.- Hizo algunos ademanes para recrear su explicación, a la vez que Marinette intentaba asimilarla.

- ¿Cómo funciona?- cuestiono intrigada.

- ¿Qué?- dijo curioso.

- La transformación.

- Bueno, es una buena pregunta,- contesto tocándose la nuca. - sin embargo, me temo que no tengo una respuesta.

- ¿Cómo puede ser que no lo sepas? - indago incrédula.

- Existen cosas que simplemente no pueden ser explicadas en esta dimensión. Juzga por ti misma, ¿demonios? ¿Héroes?, cualquiera diría que lo hemos sacado de un libro, todo esto va más allá de lo que conocemos o de lo que una vida normal ofrece, pero ya han sido tres años desde que todo comenzó, no podemos seguir negando que hay algo más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos, algo que hemos ignorado por bastante tiempo, y que al parecer, ya se ha cansado de eso.

- No puedo contradecirte,- cedió,- lo eh visto con mis propios ojos, así que, creo que no me queda de otra más que confiar a ciegas.

-Es la mejor opción.-dijo antes de percatarse de ese detalle.- Que curioso.

-¿Qué?- cuestiono intrigada.

-Tu arma,- dijo señalando la parte izquierda de la cadera de la chica.- parece...

- Un yoyo.- termino la oración.

- ¿Por qué no lo pruebas?- le propuso.

- De acuerdo.- acepto optimista, antes de quedarse casi inmóvil, contemplándolo. Paso sus dedos suavemente sobre el objeto de cubierta roja y motas negras, intentando encontrarle significado alguno.

- ¿Sucede algo?- sonó preocupado, pues temía que Marinette volviera a recaer.

- No,- negó con la cabeza.- es solo que, no se usarlo.- admitió apenada.- ¿usted podría...

- Eso si es un problema.- dijo antes de dejarle formular la pregunta.

- ¡Aprendo rápido!- exclamo decidida.

- Y no lo dudo,- sonrió revolviendo su cabello.- pero me temo, que me encuentro en su misma situación.- confeso con una risilla.

A pesar de ser un juguete de uso común para niños, tanto Adrien como Marinette, nunca habían usado un yoyo en su vida.

- Preguntémosle a Tikki.- sugirió.

- No podemos, bueno, al menos no mientras estés transformada.

- ¿Cómo puedo quitarla?

- Existen dos formas,- empezó levantando el mismo número de dedos.- la primera sucede unos minutos después de invocar el poder, aunque todavía no sabemos cómo hacerlo,- dijo haciendo un puchero.

- ¿Cuál es la segunda?

- Pues, pidiéndolo.-soltó cruzando los brazos.

- Por allí hubieras empezado. ¡Tikki, destransfórmame!- ordeno, logrando que la kwami regresara.