Capítulo VII

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Que un akuma apareciera justo en ese preciso instante parecía difícil de creer, sin embargo no había razón para que el moreno lo dudara, mucho menos al ver el rostro de miedo que expresaba Marinette.

Sin perder su seriedad, Nino atravesó toda la pista, ignorando todo aquello que no fuera su objetivo.

-Señor Agreste- dijo con una leve reverencia- podría acompañarme un minuto.

La forma en que Nino solicitaba su presencia, le dio a entender al rubio que no se trataba de algún tema relacionado con su título de conde, sino de su alter-ego.

-Me disculpan un momento- Adrien se despidió cordialmente de sus acompañantes para seguir a su mayordomo hacia la gran casa, a la vez que su vista buscaba con ansias a la azabache, le intranquilizaba que algo le pasara, un deseo de querer protegerla apareció, una chica linda y tierna, atraída a este mundo de demonios, una presa fácil sin duda.

El siguiente pensamiento que llego a su mente lo hizo alarmarse aún más, que estúpido había sido, la había dejado sola en un sitio donde seguramente se sentía diferente, con personas tan enamoradas de su propio rango, intolerantes a las demás clases de humanos, y ¿si la humillaron, obligándola a caer en una tristeza, anzuelo de un akuma?

-¡Nino! ¿Dónde está Marinette?- su tono reflejaba desesperación.

-No lo sé,- Él también se encontraba preocupado ante la ausencia de la chica- estaba conmigo hace un instante, junto a la mesa de postres, apenas dio aviso del akuma,  fui por ti inmediatamente.-Las palabras de Nino terminaron dando por hecho la teoría del rubio.

Al no haber nadie en los pasillos, ambos jóvenes decidieron correr, tenían que encontrar a Marinette y atrapar ese akuma lo más pronto posible.

Un débil chillido cercano abordo los oídos de Adrien.

-¿Escuchaste eso?-Pregunto al moreno, quien negó con la cabeza, posiblemente eran sus sentidos gatunos lo que le permitían percibir aquellos sutiles y delicados sonidos. El grito se presento de nuevo, indicando su lugar de procedencia y su productor - ¡Marinette!- grito.

El joven conde cambio de pasillo, abandonando a Nino. Repitió el acto varias veces más hasta encontrar a la azabache en uno de los pasadizos sin salida.

Cualquier otro individuo que la viera en esa situación la juzgaría de tener algún daño cerebral, pero las circunstancias y el secreto que compartían Adrien y su mayordomo con la chica, daba razón a lo que estaba pasando.

Marinette sostenía una copa en sus manos, seguramente perteneciente a la vajilla de la mesa de postres, tal y como si de un arma se tratara, intentando acorralar "algo" contra una puerta. Ambos Kwamis se hallaban a cada uno de sus costados formando una barrera.

Era notorio el gran terror que la dama estaba experimentando, se veía demasiado tensa, a la vez que algunos sollozos se escapaban de su boca. Adrien, debía actuar rápido, si quería sacarla de tan horrible escena.

-¡Plagg!- grito el portador a su Kwami, percatándolo de su presencia.- ¡Transformación!

La pequeña criatura negra fue absorbida por el anillo del rubio, transformándolo en Chat noir.

Haber procedido sin un plan se volvió un problema, su deseo de salvar a Marinette nublo su mente, ¿Qué debía hacer ahora? Tenía sus poderes, pero ¿de qué le servían si no podía ver al akuma?, era la primera vez que enfrentaba a uno antes de que poseyera a su víctima, incluso, cuando los capturaba era porque después de romper el objeto la mariposa era visible por unos escaso segundos.

-¡Marinette!- soltó, pero la chica no podía oírle, cerraba sus ojos tan fuerte que su cabeza comenzó a dar vueltas, sus oídos zumbaban, y su estomago se volvía un nudo. La joven estaba muy asustada para mirar, el aire se esfumaba haciéndola jadear en busca de oxigeno con el que llenar sus pulmones y su corazón salirse de control, la presión era tan alta que se sentía a desfallecer, en cualquier momento caería.

¿Que hacer?, se debatía Chat, si se movía y la alejaba, soltaría a la mariposa y esta terminaría akumatizando a la joven o a alguien mas, pero si no hacia nada el único objetivo seguiría siendo Marinette, en ambas tenia las de perder, jalo sus finas hebras doradas en señal de desesperación.  

-¡Marinette!- hablo Tikki- Abre los ojos, solo tú puedes detenerla. Vamos Marinette no podremos mantenerla así por más tiempo, se escapara.

Aun cuando el kwami rojo insistía en  traerla de nuevo al mundo, era imposible sacarla de su estado de shock. Tikki jalo de su manga como de su cabello, estaba perdiendo la compostura, su portadora quedo petrificada, no movía ni un musculo,  juraría que su pulso había desaparecido, y la criatura demoníaca se acercaba cada vez mas a ellas, la kwami se aferro a la chica y aparto la mirada, estaría lista para el impacto.

"El collar", resonó en su mente, ¿Que o quien era? no lo sabia, temblaba y aun así abrió sus parpados con pesadez, aquella voz la despertó de su coma, miro al frente, seguía sosteniendo la copa, y la mariposa se veía diferente,  ya no era oscura, sino roja con motas negras, "El collar" escucho de nuevo, el accesorio que colgaba de su cuello se torno del mismo patrón de mariquita, ahora sabia que hacer.

Una pizca de valor la envolvió, se arranco el colgante, lastimando su cuello, pero no le importo, estiro su brazo y lo acerco hacia el akuma. Dejándolo caer justo después de que la mariposa negra entrara en él.

Chat destrozo el collar al pisarlo, liberando a su intruso, ahora que podía verlo, lo capturo en la copa que hasta hace poco sostenía Marinette.

-¿Estás bien?- La chica solo se limito a asentir. Su respiración era débil y entrecortada. Los latidos de su corazón continuaban con rapidez, haciendo que se llevara una mano a su pecho.- Nunca me perdonaría que algo te pasara- dijo abrazándola con fuerza con su mano libre, haber presenciado tan comprometida solución por parte de la chica lo hizo creer que la perdía, se sentía inútil por no haber podido hacer algo más.

- ¡Esa cosa!- se exalto al verla aun en la copa y tan cerca.

- Por ahora no puede hacer mas daño.- dijo soltando un suspiro de alivio.


AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora