N/A: A veces pasa que te inspiras sin más, y otras que hay cosas que te inspiran. Hoy estaba viendo "Come, reza, ama" y un momento de la película me ha inspirado a escribir un momento de este capítulo.
Y este es uno de esos capítulo que he disfrutado un montón escribiendo, así que espero que disfrutéis tanto leyéndolo como yo escribiéndolo.
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Cierra la puerta de su habitación y apoya su espalda sobre ésta, dejando escapar en un suspiro todo el aire que acumulaban sus pulmones. No puede evitar llevarse la mano a los labios. Cierra los ojos y vuelve a sentir los labios de Rick sobre los suyos propios. Ha sido una sensación maravillosa.Y sin embargo, no puede evitar sentirse dolida por las palabras que han venido a continuación, después de ese beso.
-Lo… Lo siento – había dicho él, apartándose de ella.
-Si… No deberíamos… - es lo que dijo ella, levantándose del sofá – Será mejor que… - Y sin decir nada más, se había ido a su dormitorio.
¿Lo siento? Piensa ahora, sintiendo cómo se va formando un nudo en su garganta. Él se arrepentía de haberla besado, cuando para ella había sido lo mejor que le había sucedido en todo este tiempo.
Sin embargo no se le había ocurrido nada mejor que responder a eso con un "No deberíamos". Aprieta los dientes sintiendo rabia.
Camina descalza hasta la cama y se tumba, mojando la almohada con sus lágrimas. Extraña dormir con él, simplemente abrazada a él. Y no sabe por qué se siente de ésta manera, no comprende por qué tiene que ser tan complicado querer a alguien.
Pero quizás era lo mejor. Tal vez entre ellos no debería haber nada, teniendo en cuenta que a la vuelta tendrían que volver a trabajar juntos… Si es que él querría volver a la 12th después de todo.
-Maldita sea – murmura él, mientras coge un pequeño vaso y vierte en él una pequeña cantidad de licor.
"Lo siento". Sus propias palabras martillean su mente. ¿Por qué había dicho eso? No sentía haberla besado. En absoluto. De hecho, lo que le gustaría hacer ahora sería entrar en su dormitorio y volver a besarla.
Desecha la idea rápidamente cuando recuerda las palabras de ella "No deberíamos". ¿Pero, de verdad ella lo sentía así? Al fin y al cabo, había sido ella la que había iniciado el beso.
Habría sido tan sencillo como detenerla y haber hablado las cosas. Aclarar qué es lo que había entre ellos dos, porque ni siquiera ahora lo sabía. Pero hablar a veces resulta tan complicado…
Es irónico, piensa con una sonrisa. Nos cuesta menos besarnos, un gesto tan grande como ése, que iniciar una conversación en la que nos digamos lo que sentimos el uno por el otro.
Pero él no quiere decírselo con palabras. Él quiere hacérselo ver, con caricias, con besos… quiere decirle cuánto la ama sin llegar a decírselo.
Se masajea el entrecejo. Tal vez lo mejor simplemente sea irse a dormir y ver qué ocurre mañana.
Él golpea sus dedos sobre una esquina de su ordenador, mientras en realidad la está observando a ella.
Kate está sentada, más bien encogida, en una postura que a él le parece dulce, en una butaca en el salón, concentrada en el libro que tiene entre manos. El libro de él. Le encanta cómo a ella no le importa leerlo una y otra vez. Le encanta verla sumergida en sus palabras, las que él un día escribió porque ella le inspiró.
Y eso es lo que le sucedía ahora. Había decidido volver a escribir. Hacía tiempo que no escribía nada, a excepción de algunas ideas que nunca llegaban a nada, así que había decidido que era el momento. Cuando regresasen a Nueva York, él debería entregar algo a su editora, la cual estaría muy cabreada con él por haber desaparecido así sin más. Por lo que debería darle, al menos el inicio de una nueva novela.
Con esa idea en la mente, había comenzado a escribir. Y lo cierto era que las palabras surgían con facilidad. Hasta que decidió levantar la vista del teclado y se fijó en ella.
Un mechón ondulado de su pelo caía sobe un lado de su cara, pero eso no le impedía apartar la vista del libro. Y a él le parecía tan dulce… Kate es preciosa.
Así es imposible concentrarse, piensa, mientras cierra la tapa del portátil tras haber guardado el documento.
Vuelve a golpear sus dedos, esta vez contra la tapa, de su portátil, esperando que ella aparte la vista de su libro y lo mire. Pero no lo hace. Está casi seguro de que se ha dado cuenta de que le está mirando, pues hace rato que no ha pasado ninguna página. Pero aun así, lo ignora.
Deja el portátil sobre la mesa y se levanta. Y busca una canción en su móvil. Le da al play y camina en silencio hasta donde está ella, quien todavía sigue sin levantar la mirada del libro. Así que simplemente se lo quita, despacio, dobla la esquina de la página en la que estaba leyendo, por si luego quiere continuarlo, y lo deja sobre la mesa. Kate lo observa, en silencio.
Él alarga su mano, invitándola a bailar y sonríe cuando ella acepta, tras habérselo pensado unos segundos.
Un leve cosquilleo se apodera de su estómago cuando lo ve levantarse. Pero aumenta todavía más cuando escucha la canción que él reproduce en su móvil "The Power of Love" del grupo Frankie Goes To Hollywood.
De repente le coge el libro de entre sus manos, doblando por la esquina la página en la que estaba. No hace falta que lo haga, piensa, hace rato que ha dejado de leer, y ha memorizado el número de página.
Alza la vista, en silencio, y observa cómo los ojos azules de él le sonríen. Le ofrece su mano, para bailar y, tras pensar durante un par de segundos si es una buena idea o no, acaba aceptando.
Recuerda que siempre le había parecido ridícula la idea de bailar. Solamente lo hacía en la intimidad de su casa.
Y sin embargo, ahora, por alguna extraña razón que desconoce, o no quiere admitir por ahora, se siente estupendamente bien. Rodea el cuello de Castle con sus brazos mientras ambos se mueven despacio por el salón, al ritmo de la canción.
Él coloca los brazos sobre su espalda, apretándola despacio más hacia él cuando la canción dice:
I'll protect you from the hooded claw
Keep the vampires from your door
When the chips are down
I'll be around
Ella mueve su cabeza, del hueco de su cuello, hasta arrimarla a la cara de él. De pronto todos esos miedos han desaparecido. No siente que están haciendo nada mal, ni que no deberían hacerlo. Ahora son solamente ella y Rick.
Él le acaricia levemente la nariz con la suya propia. Están demasiado juntos el uno del otro, sus cuerpos, sus alientos… Ni siquiera unos milímetros los separan.
Love is danger, love is pleasure
Love is pure, the only treasure
I'm so in love with you
Esta vez no es uno, ni otro, sino los dos a la vez los que inician un cálido y lento beso.
Kate sube sus manos hasta su nuca, no queriendo separarse de él. No queriendo dejar ir ese instante.
Mientras él continúa acariciando la espalda de ella, apartando una mano cuando ambos separan sus labios, con la necesidad de respirar. Le acaricia su mejilla con su mano, haciéndole saber que ésta vez no ser arrepiente. Que ésta vez no lo siente.
Kate curva sus labios unos milímetros, sin apartar la mirada de sus ojos. Puede que no lo recuerde todo, pero está segura de que nunca se había sentido tan bien con alguien.
Los dos saben que no hay vuelta atrás, que después de éste beso nada volverá a ser igual entre ellos. Pero a ninguno les importa.
-Rick… - susurra ella, acariciando ahora la mejilla de él con sus dedos.
-Kate…
Sin decir nada más, vuelven a juntar sus labios, ésta vez en un prolongado beso. Porque a veces, las palabras no son necesarias. Ni siquiera él, siendo escritor, sería capaz de decirle con palabras lo que le acaba de decir con un beso.
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Grasping to control
FanfictionTras intentar atrapar al asesino de su madre, Beckett no ha tenido mucha suerte y ha acabado encerrada en un psiquiátrico. A los ojos de todos, ella está loca. Sin embargo Castle logra dar con ella e intentará ayudarla y demostrar al mundo que no es...