Obed cerró los ojos. Al menos quería descansar por un momento, no dormir...no. Es que no podía hacerlo. No con Diana en su cabeza, es decir...pendiente de ella. De que no intentara nada contra él o algo más, después de lo que le había contado. Aunque no lo creía. En todo caso, él estaría preparado.
Diana se secó el cabello. Recién terminaba de bañarse. Y aún con la toalla más grande enredada en su cuerpo, se asomó por el borde de la puerta de la habitación. Sus labios inferiores fueron levemente mordidos por sus dientes al mirarlo a él...descansando sobre el diván. Entonces se dio fuerzas a sí misma y salió de la habitación, moviendo las caderas.Encendió las luces, Obed enseguida se inclinó para observar lo que pasaba.
- Perdona...¿te he despertado? – le preguntó ella. Con un rostro angelical. Él se la quedó mirando antes de responder. Sus ojos se pasaron indiscretamente por todo su cuerpo, enredado por una toalla que él había usado varias veces...ese pensamiento le hizo tensarse por dentro. Aún más. Con solo saber que conservaría el olor de Diana en esa toalla...
- No, no estaba dormido. – le dijo él. De inmediato, se sentó sobre el diván. Se sobó los ojos, joder...no era un sueño...de esos que lo hacían despertarse excitado, era ELLA, era de verdad. La vio parada frente a él, con gotas de agua aun recorriendo su cuerpo. - ¿Qué haces aquí?- No tengo sueño... - susurró ella. Pues en realidad, si estaba ahí era por otra cosa. – así que decidí tomar un baño... - ligeramente se sacudió el cabello para atrás. El miembro de Obed se erecto al instante. – pero me ha despertado más. – admitió y soltó una bonita sonrisa, que lo hizo sonreír también. Aunque por dentro, estaba más caliente que nunca. - ¿tienes algo que te haga dormir?
'Yo. Entre tus piernas.'- Busca en la cocina. – le dijo él. Diana asintió, y caminó en frente de él hasta el pequeño espacio de la cocina, abrió los estantes de madera. Él se relamió los labios, que bonita vista...el perfecto culo de Diana empapado y envuelto en una toalla, con el cabello rozándole las nalgas. Entonces quiso voltear la y hacérselo en ese mismo instante, en aquella encimera de la cocina, o en el lugar que fuera. Estaba erecto. Excitado. Y pronto eyacularía si no colocaba su polla en algún lugar. Ella le ponía de inexplicables maneras. El tan solo hecho de pensar que la tenía para él y solo para él, pero que hasta ese instante no había podido hacerla suya, le ponía, le gustaba, le excitaba de infinitas maneras. La quería para él. Suya. Rozándole el cuerpo. Tocárselo. Tocárselo todo, hasta el último milímetro, abrirle las bonitas piernas...y saciarla hasta escucharle gritar su nombre.
Diana encontró una pequeña caja de Nervinetas , somníferos que hasta ella misma tomaba. Pero cuando intentó bajarlos del estante más alto, ya tenía las manos de Obed cogiéndole las caderas. Un gemido salió de sus labios...
- Tengo algo que te hará dormir mejor... - le dijo él. Susurrándole en el oído, y se enredó en el olor de su cabello.
- ¿Qué? – le preguntó ella. Ahora con la voz debilitada. Su plan empezaba a dar resultados. Soltó la cajita de somníferos y los dejó caer al suelo. Obed la volteó para él, para mirarla.- Yo. – le dijo él. Ahora besando le los labios, sus manos apretaron el cuerpo de la chica con el suyo, mientras que poco a poco ella sentía la enorme erección de él bajo sus pantalones. Otro gemido salió de sus labios mientras besaba los de Obed.
- ¿Lo sientes?
- Sí... - respondió ella. Bajó la mirada, él estaba duro, igual o más que una piedra. Sus manos bajaron por su torso, hasta llegar al borde de su cintura remarcada, hasta el pelvis.
- Tócalo. Vamos... - le rogó él. Con la voz ronca, ella cedió y acarició la punta de aquella erección. Jamás había hecho esto en su vida, siempre le había parecido desagradable, pero con él...todo había cambiado. Primero lo acarició suave, escuchando los leves gemidos roncos que él soltaba. – Dios mío nena...quiero hacértelo... - le volvió a comer la boca, mezclando su deliciosa y húmeda lengua con la de Diana.
- Hazlo...
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HELP ME?
RandomSolo un suspiro y su vida cambio, solo una sonrisa y su corazón se enamoro. -CRAYON-