CAPITULO 7: GRIS.

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"Cerrado por alguna razón"

  Y Londres amanecía nubloso ese día. Diana se asomó por la puerta de la pequeña habitación...otra vez, él afuera, ahora encendido por los escasos rayos de sol de la inmensa ventana que se extendía ante él. ¿Había mencionado lo guapo que era? Y no lo había recordado...ni siquiera conocía su nombre. Los pequeños ojos de la chica se pasearon por toda esa masa de músculos, desde la punta de los pies hasta el último cabello. Y pensar que anoche estuvieron a punto de...

- Ven aquí. – le indicó él. La había sentido desde hace varios minutos. La chica abrió más la puerta para salir. - ¿me has oído? Ven. – le dijo de nuevo.  

- ¿Qué? – le preguntó ella.

- Necesito las claves de tus tarjetas. – le indicó. – escribe las en ese papel ahora mismo, que no tengo tiempo para perder lo.

- ¿Mis...

- ¡Tus claves! – gritó. Diana observó el papel tendido sobre el diván con un bolígrafo, se acercó a el antes de que Obed pudiera gritar más. – no tengo ni un solo minuto más, así que escribe las jodidas claves de una vez.

La chica movió la mano rápidamente. Apenas podía recordarlas por lo nerviosa que Obed la ponía. Dígito un par de números, para luego escribir un par más hasta completar el grupo.

- Tienes dos tarjetas de crédito a tu nombre y dos de debito. – le dijo él, al observar que había digitado la clave de solo una. – escribe las claves de todas tus putas tarjetas.

- No recuerdo las de las tres últimas...

- ¡No me mientas! – volvió a gritar. A Diana le entraron ganas de llorar, sin embargo, no lo hizo. – Mierda...- dijo él, cabreado.

- Te lo juro... no las recuerdo... - susurró ella. Ahora con las manos temblando.

De pronto las paredes resonaron. Obed las golpeó de nuevo. Un par de veces más. Desquitándose por completo. Lo necesitaba. Necesitaba tener un descanso de su propio ser, de sus propios recuerdos, de aquella chica que lo estaba volviendo loco, de lo que había pasado anoche. Golpeó la pared tres veces más, los ladrillos explotarían en cualquier momento. Explotarían como él, que no tenía control...cada vez que recordaba la clase de mierda que había sido hace unos años. Y de lo que había sido capaz.  

- Voy a recordarlas...- dijo Diana, entre lágrimas escondidas. Su rostro húmedo lo decía todo. – te lo prometo... - le entregó el papel, que casi se cayó de sus manos por lo temblorosa que se encontraba ella misma.

Obed descansó de sus propios golpes, recibiendo el papel que la chica le daba. ¿Qué culpa tenía? Acaso... ¿ella había tenido que ver con sus errores del pasado? La vio voltearse de espaldas, y explotar en llanto ahora que ya no lo miraba. 

- Deja de llorar. – le ordenó. – no vas a solucionar nada con eso. - Diana detuvo las lágrimas, aunque por dentro...prefería morir. Sin mentiras, prefería al hombre de ayer. – mientras más rápido salgamos de esto, más rápido te irás de aquí. - ella le prestó atención, no había nada que desee más que irse de ese lugar ahora mismo. – y más rápido te olvidarás de mí.

Le dijo...sin saber...que pronto eso sería lo que más le dolería. 

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