CAPITULO 3: DESAPARECIDA.

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"A veces la única solución, es escapar de todo"

  "Declaran desaparecida a Diana Medellín , hija del empresario Richard Medellín , desde ayer por la noche después de no encontrarla en su residencia en Las Vegas. La policía aún está buscando testigos, pero las únicas personas que habían viajado con ella también están desaparecidas..."

El somnífero había hecho efecto en ella desde que habían partido de Las Vegas. No específicamente en un avión de primera clase, si no más bien en una agencia de la que ella jamás había oído hablar. Con amenazas, algunos gritos y llantos, Obed había logrado que Diana no hablara en todo el viaje. Que carácter tenía esa mujer. Discutía tanto con él como podía. Cada vez que tenía la oportunidad, ¿acaso no sentía ni un poco de miedo con él? , era diferente...muy diferente a cualquier otra. 

Obed la tomó del brazo, después de ocho horas de viaje, era la primera vez que la tocaba. La sostuvo fuertemente, Diana solo cedió, estaba cansada. Él metió las llaves del departamento en la cerradura y procedió a abrirlo. Hizo entrar a Diana.

 - ¿Te gusta? – le preguntó a ella, refiriéndose al departamento.

- No. – le respondió ella. Seca. Y con un hilo de voz. De inmediato se adentró más al pequeño cuarto que Obed había conseguido para los dos.

- ¿Pensabas que iba a comprar me una suite solo para tenerte a ti? – la vio entrar. Delicadamente posó sus ojos en las caderas de ella, sin que Diana lo notara del todo. Relamió los labios ahora al observar su delicioso "trasero" y sí...tal vez pensar un poco...todo lo que podría hacer con el. Cerró la puerta del departamento, solo él sabía como asegurarla por si Diana quisiera escapar. Dos candados. Tres y después se hicieron cuatro. Una barra de seguridad. Y otra amenaza. – creo que no tengo que volver a repetirte lo que te pasaría si intentas salir ¿no?

Diana ni siquiera le respondió. Su cuerpo empezaba a debilitarse. Ahora más que nunca deseada dormir. El jodido somnífero de Obed, que él había utilizado en su pañuelo, le había hecho efecto...o tal vez solo deseaba llorar un poco en algún lugar lejano, sin que él pudiera verla. Necesitaba ambas cosas pero más llorar...

- Necesito dormir...- le confesó ella. Obed la miró de reojo. No es que realmente le importara lo que ella necesitaba, su misión era solo tenerla y exprimir todo el dinero que pudiera conseguir de ella, pero de alguna u otra manera... quiso atenderla.

- No hay lugar. – le dijo él. Por primera vez se atrevía a mirarla a los ojos. Ella también lo hizo. – esto no es un hotel nena.

- No necesito una cama, solo necesito dormir. – le dijo ella, ahora con la voz debilitada. ¿Qué mierda le pasaba? De pronto se sentía peor que nunca. Descompuesta. Lo último que le faltaba en ese momento era enfermarse. Se convenció de que podrían ser efectos de la madre que le había colocado aquel bastardo.

Obed escuchó sus últimas palabras. Se adentró a la única habitación que había en ese pequeño departamento y entrecerró la puerta para que Diana no pudiera observar lo que hacía haya adentro. Sacó un par de sábanas y una manta gruesa para luego tenderlas en el piso.

- Duerme aquí. – le dijo él. Frío. Como siempre. Ella solo se limito a escucharlo y fue hasta la habitación en donde él se encontraba.

- Gracias... - susurró ella, sorprendida. No se esperaba ese gesto de él. Levantó la mirada, que guapo era...de verdad... le gustaba mucho mirar sus ojos. Aunque pareciera una tontería.

Él asintió.

- Diana ... - murmuró él. Y a ella le dio un pequeño escalofrió al escuchar su nombre entre sus labios. Tanto que llegó a erizar le la piel. – no causes problemas ¿sí? No quiero tenerlos contigo. – le dijo, antes de cerrar la puerta de la habitación. 

Con todo esto no había llegado a preguntarle su nombre, ¿Cómo es que se llamaba? Aún no lo sabía. Pero después de todo no había resultado tan mal... observó lo que había hecho por ella para que pudiera dormir y le dieron ganas de llamarlo...preguntarle su nombre...se rió de ella misma al escuchar sus propias fantasías. Estoy secuestrada, esto es un secuestro, no una novela romántica donde el villano se enamora de la doncella 

¿Qué dirían sus amigas de algo como eso? , volvió a reírse. Ahora se concentró en su ropa. No se la cambiaba desde ayer. Como odiaba aquello. Volteó a mirar la puerta de la habitación, completamente cerrada...no perdería nada si se cambiaba ahí mismo. Así que se quitó la ropa que traía desde ayer y se adentró en el pequeñísimo baño que había dentro de la habitación, colocándole sobre el lavadero. Su bonito encaje quedó al descubierto, junto con esas bonitas bragas de ceda que le remarcaban muy bien las deseables caderas y nalgas. Se quitó los tacos, deseosa por descansar por fin... salió del baño, después de a ver lavado como pudo su ropa y dejándola secar... se acostó sobre las sábanas que habían en el piso.

Pero que buena estaba...muy buena, buenísima. Con todo en su lugar. Y si empezaba por las piernas, pararía en un lugar prohibido que su lengua moría por probar. ¿Qué pasaría si se la comía ahora? Obed intentó aguantarse las ganas. Miraba todo desde la puerta. ¿Es que acaso era un jodido plan para empalmar lo como nunca en su vida? Relamió los labios, ahora mirándole los senos, redondos y jugosos...deseó tanto lamer los ahora mismo, hasta hacerla gritar tan fuerte como podía, era su única petición. Hacérselo. Tanto. Duro. Durísimo. Meter su miembro entre esas piernas deliciosas. Hacerla gozar hasta escucharle pedir más y más. "Cierra la puta puerta... "se dijo a sí mismo. Dándose cuenta de la enorme erección que ahora adornaba sus pantalones con solo mirarla tendida sobre esas sábanas, con una bonita lencería... "y cuanto amaría sacársela con los dientes ahora..." dijo entre sus pensamientos. Oh mierda...que Diosa. "Entra y fóllala..." le dijo su subconsciente muy dentro de él. Obed cerró y abrió los ojos rápidamente, necesitaba irse de ese lugar antes de que pudiera terminar irreconocible con ella. Follándola con todas las fuerzas de su caderas. Cerró la puerta sigilosamente. Vaya, estaba empalmado y con la vista más nublada que nunca, necesitaba follar, follar duro con alguien, ahora mismo. Y no se aguantaría las ganas. 

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