Una mirada al amor

CAPITULO 26

 Al sonar la alarma no entendía porque me dolía tanto la cabeza, ni entendía porque un día domingo la tenía puesta, automáticamente la apague y di vuelta sobre mi cama para seguir durmiendo; entonces el dolor me golpeo, el día de ayer había sido un sueño? Había sufrido la peor de las pesadillas? No quería ni moverme por miedo a salir de esa habitación y encontrarme con una realidad a la cual no tenía fuerzas para afrontarme, tenía que haber sido una pesadilla, solo tenía que cerrar mis ojos y volver a dormir, así al despertar todo volvería a ser como siempre, Roma entraría corriendo a mi pieza y se subiría a mi cama a levantarme o algún grito de Valeria me despertaría...solo vuelve a dormir Julia. Pero la puerta de mi cuarto se abrió y Ezequiel apareció con una bandeja cargada de un juego de naranja y un tazón de cereales en leche, tal cual me gusta. Con solo verlo entrar supe que nada había sido un sueño, sino él no estaría ahí, él estaba en los valles, yo había roto mi teléfono y no tenía como comunicarme con él...NO HABIA SIDO UN SUEÑO. Eso hizo que me derrumbara nuevamente. No me importaba que él estuviera ahí, ni su gesto tan lindo de traerme el desayuno a la cama, ni recordar lo que había hecho por mi ayer, ni recordar que me había dicho TE QUIERO! Solo podía pensar que acababa de despertar en una pesadilla y en el día que me esperaba, más bien la vida que me esperaba, iba a ser tan difícil de sobrellevar. Acaba de crecer de golpe, hasta ayer era una niña que pensaba si le convenía quedarse con Nacho o con Ezequiel, si sentía más por uno que por otro, si uno se enojaba o si él otro no, pero a partir de hoy tenía que encargarme de mi subir a mi pequeño hermano a un avión para ir al entierro de nuestro papá con tan solo 16 años, yo también era una niña.

_ Vete por favor, no puedo afrontar esto ahora, por un instante pensé que todo fue un sueño, por favor dame tiempo!- dije llorando y abrazando mi almohada.

_Me encantaría dártelo Peti, pero no lo tenemos, te toca ser fuerte hoy, hazlo por Lucas, tenemos el tiempo justo para llegar al aeropuerto y no lo he despertado todavía, necesito que seas fuerte! Tu mamá va llamando varias veces ya... Logré calmarla pero si no la llamas en un rato creo que colapsará! Estoy aquí contigo, no voy a dejarte, vamos tu puedes.... Porque no desayunas mientras yo me encargo de Lucas?

_No puedo creerlo todavía...Tiene que ser un sueño Eze... Dime que todo esto no está pasando por favor!- dije llorando y levantándome de la cama para abrazarlo.

_No sabes cuánto quisiera poder decírtelo, no sabes lo que quisiera cargar con tu dolor ya te lo dije, pero tienes que ser fuerte! Vamos por Lucas!

_ Gracias, Gracias por todo lo que estás haciendo, estaba tan equivocada con vos, cuando te insulte, pensando que eras una persona....y mira ahora...si pudiera volver el tiempo atrás te juro que tu estarías en esa cena con mi papá, me hubiera encantado que él te conociera, perdóname Eze, perdóname.- las lágrimas no paraban de caer en mi rostro y él no dejaba de secármelas con las caricias más tiernas.

_ Basta deja de pensar en esas cosas, ya lo que paso ya paso, no sirve de nada mirar el pasado, hoy estamos juntos y estoy aquí contigo para siempre para ayudarte a salir adelante, y te prometo que voy a ser el hombre del que tu papá hubiera estado orgulloso de que su hija tenga al lado, si? – me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído...Te quiero, parándose para ir a despertar a Lucas.

_Eze!

_Si?

_Ya no quiero que me lo digas a escondidas

_Tengo miedo que no lo respondas, y no es momento para pedirte nada...así está bien por ahora.

_ No, no lo está, quiero escucharlo, lo necesito más que nunca.- y se volvió desde el umbral de la puerta tomo mi rostro entre sus manos y me dijo mirándome intensamente a los ojos, penetrándome con su mirada, esa mirada que me cautivo ese primer día que lo conocí en Córdoba.