Hay una frase que dice "hace falta un segundo para enamorarte y toda una vida para olvidar" y es cierto. Aún recuerdo la primera vez que la vi. Todo comenzó una mañana de agosto, el día de las inscripciones para entrar a preparatoria. No puedo negar que me sentía realmente intimidada. La secundaria había quedado atrás y me encontraba sola, sin nadie a quien yo conociera, en una escuela enorme donde seguramente me perdería.
Cuando llegue a la que sería mi futura escuela por los próximos tres años jamás me imagine lo que me esperaba dentro de esas instalaciones. Inocente del destino que me aguardaba. Me sentí pequeña en medio de esa multitud de jóvenes en espera de su grupo y sus horarios. Pasaron un grupo de chicas a mi lado, su caminar parecía todo un desfile de modas.
-María... apúrate, que ya me quiero ir- dijo la mas alta de ellas a la chica rubia que se acomodaba el cabello mirándose en el vidrio de la caseta de vigilancia.
Cuando pasé por ahí me miré como lo había hecho la otra chica. Vi mis enormes lentes, y pensé que sería buena idea dejarlos en casa. Lo que daría por tener el cabello lacio como ella. Mi chinos hacían imposible mantenerlo en su lugar. Siempre se me esponjaba y terminaba pareciendo un micrófono andante. Aunque realmente me gutaba el color de mi cabello, rojo, como un atardecer. Me reí de mi misma y seguí caminando. Nunca me preocupaba por mi apariencia, yo sabía que era bonita, no necesitaba vestirme provocativamente para demostrar nada.
La cinta de mi tenis se había zafado y me agaché para atarla. Lo hice mecánicamente, es de la cosas en las que ya no pensamos mientras las hacemos. De pronto sentí un golpe en las costillas del lado izquierdo, y vi que alguien salio volando hacía mi lado derecho. Vi su cabello rubio volando a través del aire para después terminar en el suelo junto con el resto de su cuerpo. ¡Auch! Seguro que eso dolió.
-Hey, ¿estas bien?- pregunté preocupada palmeando la mano de la desafortunada.
Ella hizo un movimiento para verme a la cara, lucía enfadada y estuve a punto de creer que me reclamaría o insultaría. Pero en cuanto mis ojos hicieron contacto con los suyos me perdí. El mundo se detuvo en un instante. Todo desapareció, la gente, el ruido, mi cinta, todo. Yo sólo la observaba incrédula de la hermosura de sus ojos. Todo el océano contenido en el azul de esos ojos.
-Discúlpame, no te vi.- decía rascándose la cabeza.
Escuche su voz como si proviniera de un lugar lejano a donde estaba. "¡Elena di algo!" Pensé.
-¿Estas bien? ¿te lastimé?- me preguntó con preocupación.
-Sí... que diga no... estoy bien- dije algo apenada.
Sentí como la temperatura de mi rostro y mis orejas aumento rápidamente. "¡Oh no!" Me había puesto roja.
-¿Cómo te llamas?.
No me dio tiempo de responderle ya que otra chica se le acercó y la ayudó a levantarse.
-¿Yulia estas bien?- Le preguntó.
"Su nombre es Yulia" pensé para mi misma. "Bonito nombre, para una chica muy ... bonita".
-Sí, no te preocupes, no me dolió nada- dijo mientras sonreía y se volvía a rascar la cabeza.
-¡Saliste volando!, ¿segura que no te golpeaste la cabeza?- Preguntó la la otra chica de nuevo.
-Sí, creo que le pegué más fuerte a ella- dijo señalándome.
La chica rubia que había llegado a levantarla volteó a verme. Tenía unos ojos verdes muy bonitos pero nada comparado al los azules que me acababan de cautivar.
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Máscaras
FanfictionContraparte de La Apuesta. Toda historia tiene más de una versión; cuando alguien nos cuenta una historia, nos da su versión de esta. Este fic es la historia de La Apuesta narrada desde el punto de vista de Elena, contada con más detalle, con menos...