Once: Máscara de súper héroe

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-Hay que enviarle un mensaje a Vitya, para que no nos estén esperando.- dije.

Sabía que yo no le agradaba a Olga y si Yulia desaparecía así como así empeoraría las cosas.

-Pídele que guarde mis cosas, dejé mi mochila.

-Ok. ¿Le digo que nos vemos en el bar? ¿O lo vemos hasta mañana?.

-¡Hey! ¡Eso ya suena a secuestro!- yo me sonrojé aun más. -Dile que lo amo, que se diviertan por nosotras y que mañana celebramos juntos- Dijo tomándome de la mano.

Por un momento me sentí celosa, ¿por qué a Vitya si podía decirle que lo amaba y a mí que era su novia no?. Pero ese era un día especial, su día, así que hice esos pensamientos a un lado y comencé a escribir el texto.

-Mañana nos va a matar- dije enviandolo.

-Mañana nos preocupamos por eso.

-Listo, vámonos.

-Y ¿qué es la otra parte de mi regalo?- me preguntó mientras caminábamos hacía el estacionamiento tomadas de la mano.

-Pues era una cena, pero creo que a esta hora se llama desayuno.

-Oh, ¿y tú vas a cocinar?.

-Sí, de echo la chef es la tercera parte de tu regalo- dije siguiendo con el juego.

-Entonces lo mejor para el final- se detuvo y me abrazó -No sabes lo feliz que me haces- dijo dandome un beso en los labios –Lo especial que eres para mí- otro beso – No sabes todo lo que me haces sentir.

Rodeé su cintura con mis brazos y ella se colgó de mi cuello. Ella respiró profundo viéndome a los ojos.

-Lena...

-Dime.

-Lena yo te...

-¡YULIA!.

La voz que gritó su nombre, sonaba lejana, como si apareciera de otro tiempo. Sabía quién era, reconocía esa voz en cualquier lado, era la voz de mis pesadillas. Yulia se alejó de mí en cuanto escuchó su nombre. Ella también la reconoció.

-¿Nadia?- preguntó ella con la voz entrecortada.

-Yulia, ¡mi amor! – gritó Nadia mientras se abalanzaba contra mi novia.

Sentí que el alma se me caía a los pies. Tuve miedo, mucho miedo. Más cuando vi a Yulia subir sus brazos y corresponder ese abrazo.

-Hola- le dijo Nadia separándose de ella.

-Hola- le respondió.

-¡LENA!- volvió a gritar con emoción.

-Nadia... ¿qué... qué haces aquí?- Pregunté con miedo de la respuesta. "¡Que no se quede!, ¡que no se quede por favor!."

-Parece como si no te alegraras de verme.

-No, no, claro que sí, es solo que me sorprende mucho verte aquí- respondí con hipocresía.

Ella se acercó a mí y me abrazó; respondí el abrazo sin saber que otra cosa hacer. Vi a Yulia frente a mí, esperaba que ver a Nadia no cambiara lo que había entre nosotras, pero a quien quería engañar, Yulia estaba petrificada y no sabía que hacer o que decir al igual que yo, a partir de ahí todo me parecía incierto, me hizo dudar.

-Bueno, hoy es el cumpleaños de mi novia y me escapé para verla.

"¿Cómo que su novia?, es mi novia, ¡MI NOVIA! ¡MALDITA PERRA HIJA DE ******!."

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