Ocho: Máscara de yeso

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-Toco mucho mejor que tu y lo sabes- Se acercó a mí, viendo fijamente mis labios. Estábamos tan cerca que podía sentir su aliento. La sangre se me subió a la cabeza. Puse mi mano sobre la suya y la apreté delicadamente. Sí, eso era lo que quería, tenerla cerca; que ella quisiera estar cerca de mí.

-No lo creo, ya estas viejita. –Dije siguiendo con el juego -Hasta Nadia ya toca mejor que tú.

Oh oh, eso no lo tenía que haber dicho. Me asusté y me alejé de ella. Yulia no sabía que había visto a Nadia, lo heché a perder.

-¿Nadia?, ¿cómo sabes que Nadia toca mejor que yo?.

Preguntó mirandome sin entender nada, y por un segundo pensé en inventar algo, en protegerme y mentirle de nuevo. Pero no pude, no quería engañarla.

-Yul...

Supe en que momento lo entendió, su mirada cambió de una llena de ternura a una de enojo y odio; se alejó de mí en un segundo, y yo traté de buscar la mejor manera de explicarle. Cerró sus ojos y apretó los puños, sentí miedo. Creí que en cualquier momento me saltaría encima y me golpearía .

-¿Cuándo la viste?.

-Yul... por favor- quise tratar de explicarle todo lo que había sucedido.

-Te pregunté ¿cuándo la viste?- dijo casi gritando.

-Las ultimas vacaciones- respondí en voz baja.

-¿Dónde esta? ¡Dime donde carajos esta!- gritó al ver que yo no respondía.

-En Volchoknok-

-Eres increíble; todo este tiempo supiste donde estaba, me veías sufrir, me viste llorar y no dijiste nada-

-Yul, déjame explicarte por favor- dije intentado agarrar sus manos entre las mías. Aunque por dentro quería gritarle. "¿Que la vi llorar? ¿Ella sabe cuantas veces lloré yo?".

-¡Cállate!. No quiero escuchar tus excusas; no puedo creerlo- volvió a alejarse de mi y se levantó.

-Yulia por favor- dije levantándome detrás de ella, me mordí los labios para intentar calmar las ganas de gritarle; mi mamá estaba cerca y no quería que nos escuchara.

-¡No me toques!, ¡me das asco!- dijo y salió casi corriendo

-¡Yulia no te vayas!, esta nevando, es peligroso...- le grité, pero ella no me escuchó y siguió alejandose.

-Te odio.

-Yulia!- Le grité desde la puerta pero no volteo, se subió al auto y se fue. Hacía mucho frío, me abrace con los brazos, esperando que Yulia entrara en razón y regresara, pero no lo hizo. Regrese a mi cuarto y comencé a dar vueltas como loca, con la nieve las avenidas se humedecen y se vuelven peligrosas, además de que la nieve se acumula, volviendo incierto el camino, ¡OK lo admito! Me preocupe por ella. No importaba que tan enojada estuviera, no quería que nada le pasara. Le llamé a su celular, pero no me respondió. Volví a llamarle una y otra vez, pero igual me mandaba al buzón de voz. Entonces se me ocurrió marcarle a Vitya.

-¿Hola?.

-¡Vitya?!.

-Si, ¿quién habla?.

-Soy Lena.

-Ah. Hola Lena.

-¿Podrías marcarle a Yulia?.

-¿Marcarle? ¿Todo esta bien?.

-No, nada esta bien; vino a mi casa, tuvimos una discusión y se fue muy enojada. Esta nevando y por mas que le marco no me responde y ya estoy comenzando a preocuparme.

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