Regresé a la cabaña, recogí los platos de comida y me recosté en el sofá. Cuando mi abuelo falleció hubiera dado cualquier cosa porque Yulia estuviera ahí conmigo. Así que tarde más en regresar a la cabaña que en decidirme a salir detrás de Yulia hacia San Petersburgo.
-Tengo que estar con ella.- Me dije y subí a preparar una maleta para el viaje.
Tomé el primer autobús por la mañana. De la estación tome un taxi. Llamé a información y pedí la dirección de Ana Volkova y le pedí al taxista que me llevara. Cuando llegué Yulia estaba sentada en el porche. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Me vio y sonrío. Se levantó y yo corrí hacía ella. La abracé intentando confortarla.
-Ya estoy aquí y no te voy a dejar sola- le dije al oído.
-Abrázame fuerte por favor- me pidió.
Dejé caer mi maleta y la abracé con toda mi fuerza. Sus brazos quedaron atrapados entre nosotras. Me sentí protectora, con la fuerza de sostenerla cuando sabía se estaba desmoronando.
-¿Quieres que le llame a Vitya?- le pregunté, depuse de quedarnos así unos minutos.
-No lo sé, no quiero que me vea así.
-Nena, es tu amigo y se que el quisiera estar contigo en este momento.
-Gracias.
-¿Por qué?.
-Por estar aquí.
-No tienes nada que agradecer, no quisiera estar en ningún otro lado.
Hundí mi nariz en su cuello y ella tembló. Nos separamos, ella me tomó de la mano y juntas entramos a la casa. En la sala había mucha gente, entre ellos los padres de Yulia a los que saludé y dí mi pésame. Saqué mi celular y llamé a Vitya. Le dí la dirección y Vitya dijo que enseguida saldría para allá. Por la tarde llegó junto con Olga, Marishka y Vladimir.
-Te quiero mucho enana- le dijo Vitya abrazándola y levantándola del suelo.
-Y yo a ti amigo-
-Mucha fortaleza nena- le dijo Marishka, quien tomó un vuelo para llegar.
-Sabes que cuentas con nosotros- dijo Olga.
Y Vladimir solo se limitó a abrazarla; me vio con cara de interrogación y yo no dije nada. Los demás se fueron a sentar a la sala. Vladimir me tomó del brazo y me jaló hacía un lado.
-Yo que tú me cubría el cuello- dijo señalando la mordida que un día antes me había dado Yulia. Sentí que mis mejillas se ruborizaban.
-¡Estuvo dura la acción eh!- dijo sonriendo.
-Cállate tonto- respondí divertida y avergonzada al mismo tiempo.
-Me da gusto por ustedes, aunque no entiendo. ¿Tú no la odiabas?.
-La odiaba... por que la amaba- dije viendo a Yulia siendo abrazada por Vitya.
-¿La amabas?.
-La amo, siempre la he amado, pero... - sonreí –Ahora es diferente, no pienso perderla.
-¡Esa es la actitud!- me dijo sonriendo. –Espero que sean muy felices- me abrazó y me sonrió. –Eso explica porque no te gustaban mis besos- dijo pensativo.
-Lo siento.
-Esta bien, a mi tampoco me gustaban los tuyos.
Le di un golpe en el abdomen jugando con él y luego fuimos a sentarnos con el resto, Olga se hizo a un lado para que yo pudiera sentarme junto a Yulia. La tomé de la mano y comencé a jugar con sus dedos. Ella se recargó en mi hombro, y cerró los ojos.
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Máscaras
FanfictionContraparte de La Apuesta. Toda historia tiene más de una versión; cuando alguien nos cuenta una historia, nos da su versión de esta. Este fic es la historia de La Apuesta narrada desde el punto de vista de Elena, contada con más detalle, con menos...