Es una regla que cada licántropo tenga asignada un alma gemela en esta vida...un Mate. En Chicago hay dos manadas de hombres lobo...Bloody moon, se encuentra en el Norte y Crescent moon en el Sur. Las dos manadas se dedican a proteger secretamente...
-¿Que pasa si son niños?.- Pregunto a Theo, estamos pensando en posibles nombres para los bebes.
Mañana iremos con el doctor de nuevo, ya fuimos tres veces, pero el doctor no ha podido decirnos el sexo de mis bebes.
-Pues, Ethan y Luka ¿Te gustan?.- Pregunta Theo, después me da un sonora y lindo beso en los labios.
-Me gustan, pero nos falta un nombre para niña, solo tenemos Tania.-Digo parándome del sofá y sentándome en sus piernas.
-Me encantaría que se llamara Tania y...no lo sé.- Dice ayudándome a quedar a horcajadas sobre el.- Ayúdame.-Dice riendo un poco.
-Cuando era pequeña decidí que mi primer hija se llamaría Princesa así que no me parece que sea de mucha ayuda.- Ambos reímos..-Sin embargo, cuando era adolescente...-Theo me interrumpió.
-Hace unos meses, te escucho.-Bromeo, reí y lo golpee en el hombro jugando.
-Theo ya..-Lo reprendí.- Me gusta Alessia.- Digo y el sonríe.
-Alessia seria perfecto. Tania y Alessia Smith.- Dice y se le escapa una sonrisa boba.
A los dos nos encantaría que fueran niña. Aunque niños también suena muy bien.
-Ethan y Luka Smith.- Digo mirándolo, su sonrisa continua en su rostro.
-¿Que tal si son niños?.-Dice mi mate de repente. No comprendo a que se refiere..-Digo, sean lo que sean, los amare demasiado.-Continua, y ahora la de la sonrisa boba, soy yo.- Lo que quiero decir es que si son niños, no podemos quedarnos con las ganas de una niña tan hermosa como tu.- Dice y comencé a entender sus raros comentarios ten fuera de lugar.
-Claro que no.- Hablo siguiendo su juego.- ¿Que podríamos hacer entonces?.- Digo acercando mi cara a la suya.
El sonrió pícaro, una de esas sonrisas que simplemente hacen que yo igual sonría, una sonrisa contagiosa.
El acabo con el espacio que existía entre nuestras bocas y comenzó un beso cariñoso y tierno, que pasados unos minutos, de tierno no le quedo nada.
Nos besábamos como si nos necesitáramos, teníamos la capacidad de decir tanto con solo un beso.
Como pude me acerque mas al cuerpo de Theo, este comenzó a pasar sus manos de mi espalda baja a mi trasero, la cosa se estaba poniendo seria.
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Comencé a mover mis caderas lentamente y el seguía haciendo lo suyo, yo tenia mis manos en su cuello.
Theo tenia puesta una camiseta negra, así que quitársela fue muy fácil. Yo al contrario llevaba una camisa de botones, el posiciono sus manos a trabajar en los botones.
