Capitulo 5

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El sol se levantaba, y despertaba a la chica de pelo negro y morado.
-Agg, como odio la luz-, se quejó la bruja, mientras se levantaba de la cama, de un apartamento abandonado. Se fue estirando los brazos, mientras se ponía sus botas largas y negras. Se fue acercando a una mesita de madera y se sentó en postura de loto para chasquear los dedos, y un pequeño desayuno aparecer en ella. Se relamió los labios, habían sido siglos desde que tomó algo de comida, cuando tenía unos cinco años y toda la era estaba lleno de magia, por la era media, por allí había nacido ella. Ya terminado el desayuno, se puso de pie y volvió a chasquear los dedos, los platos vacíos, la mesita y la cama desaparecieron, y fue saliendo por la ventana. Sabía que algo le estaba pasando a su "amo"; cuando el amo de un brujo, si ese "amo" es también brujo, tienen una pequeña conexión, para que el "sirviente" sepa dónde está y en las condiciones que este su "amo". Y el suyo, no estaba para nada bueno, sabía que algo horrible puede pasar, aunque a ella le gusta lo horrible, que la gente sufra y que pidan piedad, sabía que era una oportunidad de coger la confianza necesaria para mínimo engañarlo para que le ayude a robar el libro de su madre. Empezó a correr por los edificios, haciendo que su melena se moviera con el ritmo del viento; y paro en un callejón vacío por el alrededor, de humanos y con velocidad ya estaba dentro de los túneles abandonados. No tuvo que esperar mucho, para encontrar una luz que salía de una estación abandonada, ahora creada para un hogar. Una vez allí, vio que no había nadie y decidió sentarse en el sillón que rodeaba la televisión y decoraban el centro de la sala. Estuvo allí para un minuto, dos, tres y ya en el cuarto se arto de esperar aburrida y decidió hacerles una broma a los mutantes. Levanto la mano y moviendo la muriendo la muñeca dijo en un susurro:
-Trompen laventes-, y soplo en su palma. Un humo de color entre el negro y morado, fue vagando por un pasillo donde se encontraban cuatro puertas dos por cada pared; cada uno del humo, pasó por debajo de las puertas y tres despertadores sonaron.
Espera tres, no eran cuatro.
En ese momento la bruja se fue preocupando, ya que sabía que fue la de su "amo" la que no sonó, otra señal que algo horrible pasaba y se levanto de golpe, andando por el pasillo hasta acercarse a la puerta exacta. Ignorando, los tres mutantes que salían de sus habitaciones bastante enojados, y mirando con sorpresa a la figura femenina, delante de la puerta que conducía a la habitación del portador de las Katanas.
-Yo no le molestaría. Se a puesto enfermo, si es como los normales, estará le día entero durmiendo-, le explico el científico mientras se frotaba uno de sus ojos.
-No. Algo peor está pasando allí dentro, algo horrible. Y creo saber lo que es. ¿Podría alguien abrir la puerta?-, les dijo al extremo del pánico la chica. El de naranja sin decir nada, fue al manillar para abrir la puerta pero noto que estaba cerrada con seguro.
-Eee, chicos no lo puedo abrir, le a echado seguro-, les dijo preocupado el pecoso.
-Agg, déjame a mí-, les dijo el rudo mientras apartaba a su hermano menor, pero como el interior, noto que estaba bloqueado. Algo sorprendido dio dos pasos hacia atrás y comentó:
-Quitaros del medio, esto va a ser algo brusco-, y con esas palabras dichas, la bruja y el menor se apartaron del medio, dando camino libre al rudo; que corrió y se tiró contra la puerta, haciendo que se abriese de par en par. Entonces se asustó al ver, como cada una de las cosas que había en la habitación estaba arañado y en la sala la temperatura está bastante bajo. Los otros tres entraron y también tuvieron las mismas reacciones, pero al contrario de los mutantes, Onotagui se dirigió a la cama de sábanas blancas y azules, que estaban también, arañado, pero estaban más destrozados. Vieron como su hermano daba giros bruscos en la cama, como sudaba frío y gemía de dolor; los tres se pusieron detrás de la ojimorado, que analizaba la situación.
-¿Qué está pasando? ¿Por qué está todo arañado? ¿Por qué las sabanas está destrozada? ¿Y qué le pasa a Leo?-, preguntaba preocupado el más pequeño de los presentes. Entonces cuando Leo estaba boca arriba, la bruja puso sus manos en el pecho de su "amo" y fue murmurando cosas sin sentido, cosas que solo se sobre salían las "s". Entonces un pequeño brillo apareció entre sus manos, y Leonardo paro de sudar y de gemir de dolor; la de pelo negro y morado, fue levantando su mano lentamente, parecía estar envolviendo algo peligroso entre sus manos.
-¿Puede alguien coger un taro con tapo por favor, ahora?-, y con esas palabras el pecoso salió de la habitación y vivió con un taro trasparente.
-Sujétalo bien-, y con eso claro, puso sus manos dentro del taro y soltó lo que tenía en sus manos, y rápidamente cerró el taro. Los tres mutantes miraron atentamente lo que había en el taro, era una figura negra, y cada vez que se acercaban a él, podían sentir el poder tan Poderoso que extendía esa criatura, pero estaba llena de maldad.
Algo que el maestro, mientras meditaba en el dojo, presenció y con un mal presentimiento, se fue en usa de dónde salía. Y al ver el cuarto de su hijo más mayor, se temió lo peor, pero al ver a los otros tres menores de sus hijos, mirando atentamente un taro; luego vio a su hijo mayor en su cama, parecía débil y enfermo. Pero sus ojos se posaron en una chica, que él no conocía, que daba un aura no muy bueno.
-¡¿Qué está pasando aquí?!-, dijo el Sensei sin evitar gritar y despertar al que estaba en la cama, que se cayó de la cama, por el susto.
-¿Qué ha pasado? Agg-, pudo sentir un dolor en su pecho, bastante doloroso. Algo que noto su "sirvienta", y le ayudó a ponerse de odie y le hizo sentarse en la cama.
-Leo tranquilízate. No debes hacer movimientos bruscos, acabo de sacarte algo, y digamos que ese algo, te a cogido bastante energía vital-, le explico. Algo que a él Sensei le sorprendió, para tener un aura tan negro, ser tan buena con su hijo. Nadia había respondido a su pregunta, pero no estaba muy enfadado, ya que había despertado a su hijo, que por su pinta física parecía enfermo.
-Sensei, esta es Onotagui. Onotagui este es Splinter, nuestro Sensei y padre-, les presento el líder.
-Encantada-, dijo la bruja, mientras extendía la mano al Sensei.
-Más estoy yo-, y aceptó su mano. En ese solo apretón de mano, el Maestro pudo ver toda la vida de la chica y uno que otro secreto. Pero no tuvo tiempo de saber uno importante; pero solo sonrió y miro lo que sus tres hijos miraban.
-Una sombra de vida-, dijo el Maestro al ver lo que había en el taro.
-Se lo he sacado de Leonardo-, explicó la bruja, pero al volver a mirar de nuevo a su "amo" noto que se quedo dormido en su hombro.
-Es algo imposible, porque las sombras de vida solo, salen cuando alguien tiene contacto, con una sombra o la oscuridad-, le dijo el mutante peludo.
-Vuestro hijo me saco del mundo de las sombras. Algo que agradezco, y como la bruja que soy, ahora soy su sirvienta, hasta que el heredero del Shagoto aprenda a controlar sus dones-, le explico la chica.
-¿Podría hablar contigo a solas, por favor?-, pregunto el más mayor presente.
-Claro- respondió la chica, mientras dejaba delicadamente a Leonardo en la cama, y seguía la Sensei fuera de la habitación. Ya fuera, la sonrisa de los dos se borraron y el maestro, empezó a hablar.
-Se quién eres. Y no voy a dejar que hagas tus maldades-
-Yo de usted no me amenizaría, ni me detendrías. Tengo todo el control de las sombras y tengo el control de vuestro hijo-, le dijo la bruja.
-¿De uno de mis hijos?-
-Cuando Leonardo, me miró directamente a mis ojos, cayó en el hechizo. Y si no quieres que le haga cosas horribles, como el de ahora, no te pondrías en mi camino-, y con esas palabras las bruja volvió a entrar a la habitación.

El maestro, estaba en peligro, la hija de la bruja más cruel y malvada de los tiempos, tenía a su hijo bajo su control.

No tenía salida,
Debería elegir a perder a su hijo
O
Perder en caus el mundo

El lado que escondemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora