Prologo o sinopsis

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{Como vosotros lo llaméis}

Una risa se podría oír desde un tejado de la ciudad de Nueva York. Dos sombras sobre salían de todas, dos que parecían cobrar vida, corriendo por cada uno de los tejados; dando caza a un pequeño sueño.
-Pronto volveremos a tener verdaderos cuerpos. Y producir el caus sobre toda la ciudad-, grito la sombra más mayor de las dos, terminando con una risa maléfica.
-Pero madre, ¿cómo crees que lo haremos? Hemos estado aquí atrapadas por siglos, sin posibilidad de tocar un solo objeto-, le replicó la que parecía menor. La sombra que mayor se acercó a la menor, solo para tocarla la mejilla delicadamente y luego hablar:
-Con tu poder, combinado por el heredero del Shagoto, nos dará la oportunidad de volver a ser de cuerpo. Pero la única manera de dejarme a mí volver a tener mis poderes y cuerpo, será que él te entregue su poder-
-¿Cómo, madre? Es imposible dar un poder solo pidiéndolo-, dijo algo alterada. La sombra que la acariciaba la mejilla le sonrió y le puso uno de los mechones sueltos de su hija detrás de su oreja; se fue acercando a su oído y a la distancia a propia da le susurró:
-Enamorándole-
La chica encerada en el mundo de las sombras, se quedó en miedo por esa palabra.
-Pe-pero madre, no decías que el amor es debilidad-, la mujer se separó del oído de su hija y con esa sonrisa maléfica le respondió.
-Por eso, cuando lo tengas bajo tus pies, podrás robarle ese poder y liberarme de estas cadenas, que me cierran del verdadero mundo. Lo único que tendrás que hacer es meterte en el mundo de los espíritus y convencerle de que te ayude, y de allí usar cualquier cosa para tenerle bajo tus pies-, le explico.
-No te puedo dejar, madre. No quiero dejarte sola, ni yo quiero estar sola-
-Nunca estarás sola, mientras lleves ese medañon. Con el me podrás ver y nos podremos comunicar-, le dijo mientras levantaba un objeto redondo, con el dibujo de un ojo en el centro.
-Ahora tenemos que encontrar ese heredero-
-¿Cómo se hace llamar, madre?-
-Leonardo Hamato-

El lado que escondemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora